tag:blogger.com,1999:blog-4896069513485192750.post7229957676834718468..comments2024-03-26T04:59:12.985-07:00Comments on tadurraca: Sobre la indisolubilidad del matrimonioTomás Alfaro Drakehttp://www.blogger.com/profile/10912392495967497961noreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-4896069513485192750.post-20071361825039233272013-06-18T02:50:21.237-07:002013-06-18T02:50:21.237-07:00¡Qué razón tienes Juan! A veces estamos tan despis...¡Qué razón tienes Juan! A veces estamos tan despistados con los afanes del día a día que dajamos pasar de largo ocasiones de cuidar de nuestros prójimos proximos. Somos como el grano de la parábola del sembrador que cae entre zarzas, sale y luego, los cuidados del mundo le asfixian. Deberíamos cuidar eso y pedirle a Dios que nos haga ir por el mundo con las antenas de captar el sifrimiento ajeno siempre desplegadas y el bálsamo siempre listo, pero... En fin, nunca es tarde.<br /><br />Un abrazo.<br /><br />TomásAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4896069513485192750.post-42573318739988120022013-06-17T22:47:32.672-07:002013-06-17T22:47:32.672-07:00Efectivamente, Tomás. Muchas gracias por la entrad...Efectivamente, Tomás. Muchas gracias por la entrada. El texto de Covey me ha servido ya varias veces para mostrárselo a amigos y conocidos, de una entrada tuya de hace unos años. Me compré el libro también.<br />Pero sería bueno indicar que la Iglesia la formamos una ingente cantidad de gente, religiosos y laicos, que son los que llevan a cabo esa labor de acompañamiento a los que sufren un matrimonio con problemas. La cuestión aquí es ¿realmente hacemos nosotros, cada uno, esa labor de acompañamiento? Porque lo cierto es que cuando uno se encuentra a alguien con problemas y cree que debe acompañarle en esa situación, es un trabajo en ocasiones muy duro, cansado, que obliga a estar pendiente, a aconsejarle, a rezar por él, etc. Y esta vida es un ajetreo para todos. Por si fuera poco, recientemente una amiga que estuvo al cargo de un COF se ha quedado sin trabajo, por falta de dinero, claro. ¿Qué hacemos los cristianos de a pie, los que estamos en el mundo al cien por cien, los que no estamos en un movimiento, grupo, o cualquier asociación eclesial? ¿Cómo afrontamos el dolor ajeno? ¿Realmente acompañamos? Deberíamos hacerlo, y para ello ser conscientes que Dios es el primero que nos acompaña para afrontar ese dolor ajeno, para ser capaces de dar luz y amor, que reconstruye conciencias, y sana las heridas. Debemos dejarle obrar, para que haga milagros en nosotros y en los demás. ¿Creemos en los milagros? Yo sí, aunque ando despistado la mayor parte del tiempo. Un abrazoJuan GMnoreply@blogger.com