21 de junio de 2017

Frases 21-VI-2017

Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.

Tenemos que reconocer que estamos literalmente cubiertos por una realidad viva, sin duda increíblemente más viva que la nuestra y a la cual pertenecemos ya en la medida, ¡ay!, siempre muy débil, en que nos liberamos de los esquematismos racionalistas. El inmenso servicio que debería poder prestarnos la filosofía [...], sería el despertarnos cada día más, incluso del lado de acá de la muerte, a esa realidad que nos envuelve sin duda por todas partes, pero a la cual, en virtud de nuestra condición de seres libres, tenemos el temible poder de rehusarnos sistemáticamente. [...] Este es el terrible precio del inconmensurable poder que nos ha sido confiado, más aún, que nos constituye. Mas, por otra parte, a medida que nos tornamos atentos a las solicitaciones, con frecuencia tenues, pero innumerables, que emanan del mundo invisible, todas las perspectivas se transforman –quiero decir que se transforman aquí abajo–, pues, simultáneamente, la vida terrestre misma se transfigura, cobra una dignidad que de ningún modo le pertenecería si fuera considerada como una simple excrecencia que hubiera brotado de una forma aberrante sobre un mundo de suyo ajeno al espíritu y a sus exigencias. [...] Esta transfiguración es la de una polifonía humana que une a todos los hombres, en medio de las trabas de la condición cautiva, en una compleja melodía cuya cadencia final será revelada por la muerte, que aportará a ella la “divina resolución” musical. La esperanza hace “rebullir” al desesperado; se despierta en él como una melodía olvidada en el fondo de la memoria.

Esta realidad que nos cubre, esta polifonía de los seres que nos rodean, no sería más que un noble vuelo poético, si no fuera la sombra proyectada por una comunión trascendente, un amor divino, al que Marcel llama el Tú absoluto.


Una mezcla de textos de Gabriel Marcel y de Charles Moeller en Literatura del siglo XX y cristianismo, tomo IV, capítulo dedicado al propio Gabriel Marcel.

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