En el primer escrito de esta serie, en el que
me refería a los bitcoin con una opinión bastante negativa, dije que en otros
escritos abordaría algunos temas relacionados con el Bitcoin y citaba los
conceptos de block chain, mineros de bloques, Ethereum, ICO (Initial Coin
Offer), token, etc. En el segundo escrito sobre el tema, he hablado de los ICO,
de otras monedas virtuales y de los token. Y mi opinión sobre estas cuestiones
era tan favorable o más como desfavorable había sido para el bitcoin. Al tratar
de las monedas virtuales en general hablé, en una tercera entrada, del papel del oro en el sistema
monetario en el pasado y sus expectativas de futuro y presenté algunos datos
sobre el oro en el mundo. Falta ahora, para terminar con el tema, que hable
sobre la tecnología block chain y algunos términos que en ella se emplean, como
el concepto de mineros y el de oráculos. Voy a intentar en estas páginas decir
algo con sentido sobre el block chain, tema que conozco sólo superficialmente.
El block chain es algo que todo el mundo considera que va a ser tremendamente
importante, que va a cambiar en muchas cosas y a menudo profundamente el mundo
de los negocios, los hábitos de consumo de muchos millones de personas y que va
a transformar drásticamente el aspecto, que no la esencia, de la economía de libre
mercado. Yo coincido en esta opinión y coincido también con la opinión generalizada
de que estos cambios van a ser a mejor. Pero para explicar por qué comparto
estas opiniones, tengo que dar algunas explicaciones, aunque sean las de
alguien que conoce esta nueva tecnología de forma muy superficial.
El block chain es la tecnología
que está en la base del bitcoin. Pero el hecho de que esa tecnología se haya
usado para, aún sin mala intención, crear una moneda virtual que puede ser una
inmensa burbuja, no permite negar la bondad de la misma. Es como si dijera que
la tecnología del fuego es mala porque provoca incendios, algunos de ellos
intencionados.
Empiezo por decir que el block
chain es algo extremadamente sencillo en su esencia, aunque muy complejo en sus
detalles. Como no conozco a fondo los detalles de esa tecnología, será difícil
que sea complejo en su exposición. Pero tampoco quiero quedarme en el mero
enunciado de su esencia, por lo que al bucear un poquito, sólo un poquito, en
el funcionamiento del block chain, puede que algunos conceptos no sean tan
sencillos.
En esencia se podría decir que el
block chain es un sistema de fe pública anónimo, distribuido y multitudinario.
Y es en estas características en las que radica su robustez. Explico un poco lo
que esto significa. El block chain se basa en una comunidad virtual en la que
están interconectados muchos millones de ordenadores personales. Cuanto mayor
sea el número de ordenadores de la red, más robusto es el sistema. Estos
elementos de la red se llaman nodos. Cada nodo tiene dos claves de cifrado, una
pública y otra privada. La privada la conoce sólo cada nodo, la pública la
conocen todos. Pero conocer la clave pública no es conocer quién es su dueño.
El anonimato se mantiene aunque, como se verá más adelante, con limitaciones. En
este conjunto de dos claves se basa lo que se conoce como criptografía
asimétrica. Consiste en lo siguiente. Si Alicia manda un mensaje a Benito
cifrado con la clave pública de Benito, ese mensaje, para ser descifrado requiere
la clave pública y privada de Benito, por lo tanto Benito, y sólo Benito lo
puede descifrar, aunque todo el mundo sepa su clave pública. Por otro lado, si
Benito manda un mensaje cifrado con su clave privada, todo el mundo lo puede
descifrar con la clave pública de Benito, pero sólo con la de Benito. Ninguna
otra clave pública sirve para descifrar el mensaje. El hecho de que Benito
mande un mensaje cifrado con su clave privada, no quiere decir que la dé a
conocer. Su clave privada le ha servido para cifrar el mensaje, pero ese
cifrado no la hace pública. Así pues, todo el mundo puede conocer el contenido
del mensaje, y todo el mundo sabe que ese mensaje es de Benito y que no puede
ser de nadie más. Tal vez un ejemplo aclare esto. Imaginemos el buzón de una
casa, que tiene una llave en el lado que da a la calle y otra en el interior de
la casa. La vivienda está en la Avenida de los Robles 54 que todo el mundo sabe
que es la casa de Benito. Esa es su clave pública y cualquiera puede dejar un
mensaje para Benito en su buzón, mensaje que nadie más que él puede leer. Pero,
ojo, nadie conoce a Benito, sólo saben de él que es el habitante de la casa de
Avenida de los Robles 54. Punto. Benito, desde su casa, con la llave del lado
interno de su buzón, que sólo tiene él, puede coger el mensaje y leerlo. Pero
sólo él. También puede, desde dentro, con la llave de dentro que es sólo suya,
poner un mensaje que cualquiera que quiera puede coger desde la parte externa
de su buzón y leer. Pero, además, el pueblo donde vive Benito está habitado por
gente muy cotilla que siempre está espiando. En cuanto alguien lee el mensaje
que ha dejado Benito, se entera todo el pueblo. Supongamos ahora que Benito
quiere transferir, por el motivo que sea, una cierta cantidad de dinero, digamos
10.000 unidades monetarias, a Alicia. De momento, no importan las razones por
las que se produce esa transferencia de dinero. Puede ser porque Benito le ha
comprado un coche a Alicia o porque Benito es el padre de Alicia y le manda un
dinero a Londres, donde Alicia está de Erasmus, para que ella pueda pagar el
apartamento en el que vive. No importa. Benito manda un mensaje cifrado con su
clave privada en la que dice que transfiere 10.000 unidades monetarias a
Alicia. En este mensaje dice que envía 10.000 unidades a Alicia y especifica la
hora exacta. Todos los nodos descifran ese mensaje y saben sin lugar a dudas
que lo ha mandado Benito y a la hora que lo ha mandado. Alicia responde
mandando un mensaje cifrado con su clave privada en el que dice que, acepta esa
cantidad. Otra vez, todos los nodos saben que Alicia ha aceptado la
transacción. Si Alicia tarda en responder, los nodos la abrasan a mensajes para
que lo haga y si no lo hace, el mensaje de Benito queda sin efecto. Pero tan
pronto como responde, todos los nodos saben que la transacción ha tenido lugar.
Las 10.000 unidades monetarias pasan del nodo de Benito al de Alicia. Y,
además, la transacción ha tenido lugar de forma instantánea. Voy a hacer un
pequeño paréntesis en esta descripción para contestar a una pregunta que es
posible que alguien se esté haciendo. ¿Todo este rollo, para qué? ¿Por qué esta
complicación si todos mandamos dinero todos los días a gente mediante
transferencias?
Para responder a esta pregunta debemos
comprender un poco el sistema tradicional. Todos sabemos que cuando hacemos una
transferencia bancaria, pasan dos días desde que se hace hasta que se recibe.
Esto, no cabe duda, es una incomodidad. Pero eso no es lo más grave. La razón
por la que se tarda ese tiempo es porque tiene que haber una autoridad central
con un sistema de compensación electrónico (SCE) que certifique que las
transferencias se han realizado realmente[1]. Esto
requiere el mantenimiento de una infraestructura con unos costes que esta
central repercute en las entidades bancarias y que estas, a su vez, repercuten
en los clientes (si no lo hacen es por cuestiones de marketing). De ahí las
comisiones bancarias por transferencias. Pero, más grave todavía, en el mundo
en que vivimos, los ciberataques son cada vez un peligro mayor y el hecho de
que la información esté centralizada, supone un riesgo. Con el block chain
todos estos riesgos se mitigan o desaparecen. El hecho de que la constatación
de las transacciones se haga por los propios nodos de una red distribuida, en
el que cada nodo tiene copia de todas las transacciones hace que el sistema sea
prácticamente indestructible e inatacable y su coste es cercano a 0.
Ahora sigamos con la descripción
del block chain. Alicia, Benito y cada
uno de los nodos de la red, tienen su “libro de contabilidad” particular en el que se tienen apuntadas
las unidades monetarias de que se dispone y en el que se van apuntando todas
las operaciones que hacen. Este “libro de contabilidad” se llama “ledger”.
En el “ledger” no se apunta cada vez el saldo que tiene el nodo. Para saberlo
hay que hacer cada vez la suma de todas las transacciones que se han realizado.
Cada vez que se produce una transacción entre dos nodos cualesquiera que sean,
Alicia y Benito o César y Diego, los pares de mensajes cruzados en cada
transacción y unidos entre sí, con una marca del momento en que se han
producido, se unen a la transacción que haya tenido lugar inmediatamente antes.
Así se va formando un bloque de transacciones sucesivas. Pero este bloque se encuentra
“flotando en el éter”. Aparecen ahora unos nodos especiales: los llamados
mineros. Son unos nodos que sus propietarios los han preparado para resolver determinados
problemas matemáticos. En principio cualquier nodo puede ser minero, pero
normalmente, ni Alicia ni Benito ni César ni Diego lo son, como no lo sería yo
ni, creo, nadie que lea estas líneas. Cuando se empieza a formar un bloque de
transacciones, se le asigna un problema matemático. En ese momento, todos los
nodos mineros se lanzan a intentar resolverlo. El primero que lo logra recibe
un premio de una determinada cantidad de unidades monetarias. El problema es
tanto más difícil de resolver y, por tanto, la recompensa tanto más alta cuanto
menos se haya tardado en resolver el problema anterior. Si el problema se hace
muy difícil y el premio muy alto, acudirán los mineros como las moscas a un
panal de rica miel. Y cuantos más acudan, más rápidamente se resolverá el
problema. Y viceversa. El tiempo medio de resolución de los problemas es de unos
10 minutos. Esto de que los mineros se dediquen a resolver problemas no es un
entretenimiento de frikis. Cuando un problema se resuelve y se da el premio al
minero, ese bloque, con las transacciones que se hayan acumulado en él, se une
a la cadena de bloques en formación, es decir, a la cadena de todos los bloques
que se hayan formado anteriormente desde el principio de la creación de la red.
Esta cadena de bloques la tienen, perfectamente ordenada cronológicamente, la
tienen, exactamente igual, todos los nodos de la red. Por tanto, si alguno de
ellos quisiera falsearla le sería imposible porque los demás le dirían que no
es correcta. Y, como es evidente, con esa cadena de bloques, donde están todas
las transacciones, se pueden reconstruir los “ledgers” de cualquier nodo si se
pierden o modifican. Esa recompensa a los
mineros en moneda virtual es moneda de nueva creación y esa es la única forma
en la que se pueden crear nuevas unidades monetarias en el sistema. La
gracia está en calcular la dificultad y el premio para que siempre haya
suficientes mineros, pero no demasiados[2]. Además, el premio a los mineros tiene que
ser tal que se ajuste al patrón que se haya pensado para la creación de nuevas
unidades monetarias virtuales. Estos requisitos para el diseño del problema
matemático, con su dificultad y el premio a los mineros está codificado en un
algoritmo prediseñado por quien inició el sistema. Supongo que, a estas
alturas, está claro por qué la tecnología se llama cadena de bloques o block
chain.
Pero, si Benito no tiene ninguna
unidad monetaria virtual y quiere entrar en el sistema para mandárselas a
Alicia sin coste y de forma inmediata, ¿cómo lo hace? Hay determinados nodos,
que se llaman plataformas, que son las que dan acceso al sistema a cualquier
persona que quiera comprar moneda virtual con dólares o euros o que quiera
recuperar estas divisas tradicionales a partir de monedas virtuales. Hay muchas
plataformas de entrada y salida, como Bitstamp, Bitfinex o Coinbase, etc. Estas
plataformas casan las operaciones de gente que quiere comprar moneda virtual
con las de los que la quieren vender. Este equilibrio se logra vía precio, por
lo que ese es el mecanismo de formación del precio de las monedas virtuales. Si
en un momento, hay más unidades monetarias que se quieren convertir en monedas
tradicionales que al revés, el precio bajará hasta que los flujos en un sentido
y otro se equilibren. Y viceversa. Es decir, nadie interviene para fijar el
precio de la moneda virtual. Para entrar en la moneda virtual a través de una
plataforma legal hay que identificarse de forma indudable, exactamente igual
que para abrir una cuenta corriente en un banco[3]. La
plataforma asigna y hace pública la clave pública y asigna también la clave
privada de forma que sólo el usuario pueda saberla, exactamente a como hacen
los bancos con las claves de las tarjetas. Una vez dentro de la red, el usuario
es conocido únicamente por su clave pública, pera el link entre la clave
pública y la identidad del usuario queda guardada de forma también encriptada.
Pero los gobiernos, en caso de que la seguridad lo requiera y los jueces lo
certifiquen, pueden exigir legalmente a las plataformas la identificación real
del usuario, como ocurrió con Appel en el caso del móvil del terrorista y, si
no se la da, el gobierno que lo reclame, puede intentar –y normalmente
conseguir– romper el código[4] y
llegar a conocer la identidad real de cualquier usuario. Es pues un mito eso de
que las monedas virtuales sean refugio de dinero delictivo. De hecho, el dinero
delictivo suele estar en billetes y el gran problema de los que lo poseen es
introducirlo subrepticiamente en el sistema bancario. Dado que las plataformas
legales sólo admiten el pago para conseguir monedas virtuales a través de
banco, sólo si el delincuente ha burlado antes los sistemas de seguridad de los
bancos podrá entrar en el sistema de la moneda virtual. Naturalmente, las
plataformas ganan dinero, y lo hacen cobrando una pequeñísima diferencia de más
cuando venden divisa virtual que lo que pagan cuando la compran. Una misma
plataforma puede actuar con diferentes monedas virtuales y cambiar, por cuenta
de quien se lo pide, unas por otras.
La red de ordenadores que forma
el sistema es inatacable, precisamente porque está distribuida y no hay ninguna
jerarquía, ningún punto neurálgico central que sea su talón de Aquiles y atacar
a los millones de ordenadores que forman la red a la vez es imposible. Sin
embargo sí se han producido ataques exitosos de hackers sobre las plataformas y
las transacciones de éstas en el flujo de salida y entrada. Alguna plataforma
ha quebrado como consecuencia de estos ataques, pero eso no ha afectado para
nada a la red.
He
procurado explicar el funcionamiento del block chain para una moneda virtual
sin nombrar el bitcoin. Y lo he hecho a propósito. Y ello, a pesar de que el
paper original en el que el anónimo creador del block chain, conocido por el
pseudónimo de Satoshi Nakamoto, explica su creación, lo hace bajo el título de “Bitcoin: Un Sistema de Efectivo Electrónico Usuario-a-Usuario”.
Pero no hay una sola mención en el paper a la filosofía del algoritmo de
creación de moneda virtual que se ha desarrollado después con el nombre propio
de bitcoin. Para quien esté interesado, pongo un link al referido paper, en
inglés y en su traducción al español.
https://bitcoin.org/bitcoin.pdf
; https://bitcoin.org/files/bitcoin-paper/bitcoin_es.pdf
[5]
¿Por qué, junto con el paper –no sé si simultáneamente, antes o después–
Nakamoto creó una moneda virtual real como el bitcoin propiamente dicho? Supongo
que sería como un beta testing, como la prueba del 9 de que el sistema
funciona. Y por eso creó el algoritmo concreto en el que se establece que más o
menos cada diez minutos –el tiempo promedio que tarda un minero en enlazar un
bloque– se crease un 99,99967…% de la cantidad de moneda virtual creada al
enlazar el bloque anterior, de forma que, más o menos cada cuatro años se
crease la mitad de lo creado en el periodo de cuatro años anterior. En los
primeros 10 minutos se crearon la módica cantidad de 69 bitcoins, por más o
menos un centavo de dólar cada uno. Es decir que los primeros componentes de la
red experimental pusieron menos de 1$ de forma que, aunque fuesen muy poquitos,
no tuvieron que hacer un sacrificio económico para su puesta en marcha. Tampoco
temían que por su escaso número alguien quisiera romper la red. Su existencia
era totalmente desconocida. A partir de ahí, supongo que fueron atrayendo a
otros colegas a través de la red. Cierto que en el primer año se habían emitido
ya unos 3,3 millones de bitcoins, pero su precio se mantenía más o menos
estable, por lo que la inversión total ascendía a 33 mil $. Pero si, como era
de esperar, estos eran miles de usuarios, tampoco cada uno tuvo que hacer una
gran inversión. En Febrero de 2011, 25 meses después de su lanzamiento, el
bitcoin alcanza la paridad con el dólar y había emitidos unos 6,4 millones de
bitcoins. Pero el hecho de que el bitcoin suba tanto indica que la afluencia de
nodos a la red era mayor que el ritmo de creación de bitcoins. El 9 de abril de
2012 con 9 millones de bitcoins emitidos, éste alcanza el precio de 200 $. No
me extiendo, pero así llegamos al día de hoy en que el bitcoin vale unos
16.000$ con unos 17 millones de bitcoins emitidos. Para que esto haya podido
ocurrir, el número de nodos de la red tiene que haber crecido muchísimo más que
el número de bitcoins. Algunos sencillos cálculos llevan a la conclusión de que
no es disparatado pensar que el número de nodos se puede estimar, muy
conservadoramente en cientos de millones[6].
¿Esperaban los fundadores que ocurriera algo
semejante? Lo dudo mucho. Pero el hecho es que han contribuido a crear lo que
me parece una inmensa burbuja que no sé hasta cuando seguirá creciendo pero que
cuanto más lo haga más perjudicial será para la economía mundial su presunta explosión.
Sin embargo, este efecto imprevisto, creo, deja su lado bueno en la tecnología
block chain que tiene muchas más aplicaciones de las que puedan ser las monedas
virtuales. Algunas de ellas pudieran ser:
a) Que los bancos creen una moneda
virtual de un solo uso que se cree cada vez que alguien quiera hacer una
transacción de, por ejemplo, transferir 1.000€ de forma instantánea y a coste
prácticamente 0 de su cuenta en Madrid a otra en Sebastopol. La moneda virtual
equivalente a los 1.000€ se crearía para la transferencia y se destruiría
inmediatamente después. Por supuesto esto se haría automáticamente sin que el
usuario tuviese que hacer ningún engorroso trámite. Es decir, como ahora se
hace una transferencia con la app del móvil. Las monedas virtuales bancarias
podrían estar dotadas de inteligencia que permitiese llevar a cabo
recomendaciones sensatas al usuario sobre el mejor uso de su dinero.
b) Monedas virtuales con un
algoritmo relacionado con bienes y servicios reales a través de ICO’s y tokens,
como se vio en el escrito anterior.
c) Contratos inteligentes en los que
una transacción, para su buen fin, tenga que cumplir determinadas cláusulas que,
una vez cumplidas, se liquidasen automáticamente sin necesidad de largos y, a
menudo, farragosos e inseguros trámites y procesos. Por ejemplo, comprar un
billete de avión en el que hubiese penalizaciones para la línea aérea por cada
intervalo de tiempo de retraso. O contratos de entrega de determinada mercancía
cuyo pago pudiera verse minorado en función del retraso o del estado de entrega
de la misma. En estos casos aparecen unos nodos especiales que son designados,
ad hoc, por ambas partes como certificadores de que las cláusulas se han
cumplido. Estos nodos se llaman “oráculos”. Se pueden establecer tantos
oráculos como se estime oportuno para cada cláusula y definir una regla sobre
cuántos oráculos tienen que estar de acuerdo para dar la cláusula como cumplida
o no cumplida. Por ejemplo, en el caso del billete de avión el oráculo podría
ser la autoridad del aeropuerto al que llegue el avión. En el caso de la
mercancía uno o varios peritos que establezcan el estado de la mercancía a la
entrega. Una vez que los oráculos se pronuncian, el contrato queda cerrado y se
liquida de forma instantánea.. No es difícil darse cuenta de la agilidad y los
ahorros de coste que esto introduce en las relaciones comerciales. Más aún: Los
“oráculos” de algunos contratos podrían llegar a ser sensores inteligentes
embebidos en la mercancía. Imaginese un sensor que, unido a un arma, si se
detecta determinadas circunstancias que indique que está en manos de
determinados “malos”, hacen que el arma se desactive. Se habría terminado con
el tráfico ilegal de armas, uno de los mayores males de la humanidad.
d) Una red de nodos en la que pueda
combinar miles de distintos tipos de tokens con decenas de monedas virtuales
globales o segmentadas por geografías, dotada de inteligencia artificial, que
generen un mundo económico con la agilidad, la versatilidad de lo virtual y
conocimiento pero estrechamente ligado a la realidad, que agilice, flexibilice
y racionalice de forma revolucionaria las relaciones económicas cada vez más
complejas. En esta red, en los “ledger” de los nodos no figura sólo un tipo de
moneda virtual, sino todas las que el nodo posea, más los tokens que tenga de
los servicios y productos que sean.
e) Un sistema automático de llevar
la contabilidad de cualquier empresa sin apenas intervención humana y con
garantía absoluta de que cumple con las normas de contabilidad.
f) Una combinación de a), b), c),
d), e) y otros usos que nadie es capaxz de imaginar hoy.
Es difícil imaginar un futuro tan disruptivo. Pero
creo que estas cosas redundarían en una mejor calidad de vida en muchos
sentidos. Por supuesto, como todo logro humano puede tener, y tendrá, su lado
oscuro. Pero, ¿hay alguna actividad humana que no lo tenga? Si algo así es posible, creo que el efecto
indeseado de la probable burbuja del bitcoin en el beta testing del block
chain, habrá merecido la pena.
[1] En España esta función la
realiza Iberpay.
[2] Lo de
generar problemas matemáticos más o menos complejos es una labor bastante
trivial. No se trata de problemas de ingenio, sino de problemas que se
resuelven por fuerza bruta computacional. Por ejemplo, si se toman dos números
primos de una determinada longitud, multiplicarlos esta chupado. Pero si se
entrega el número resultante a los mineros para que descubran cuáles eran los
multiplicandos originales, la dificultad crece exponencialmente con la longitud
de los primos de partida. Si partiésemos por ejemplo de 3 y 5, su producto
sería 15 y sería absolutamente trivial llegar a saber que 15 es el producto de
3 por 5. Pero si en vez de 3 y 5 uso dos primos de 12 dígitos cada uno, la
multiplicación sigue siendo sencilla, pero saber cuáles eran los números primos
originales partiendo del producto, es un problema que requiere una fuerza bruta
computacional tremenda. Por tanto, generar un problema más sencillo que el
anterior es tan simple como usar números primos más cortos y viceversa si se
quiere generar un problema más difícil. Este sistema de números primos es
también la base de la criptografía asimétrica, pero no hay que confundir esta
criptografía, que también se usa en block chain con el uso de generación de
problemas para los mineros. En la criptografía se usan números tan largos que
la fuerza bruta para resolver el problema es mayor que la que cualquier minero
pueda tener, mientras que para los mineros se usan longitudes asequibles, pero
no demasiado.
[3] Por
supuesto, puede haber monedas virtuales que admitan la entrada a través de la
Deep Web de forma totalmente clandestina.
[4] Los
gobiernos y otras organizaciones de los “malos”, suelen tener fuerza bruta
suficiente como para romper los códigos más largos, pero necesitan meses para
ello como se vio en el caso de la NSA y el teléfono Apple del terrorista. Pero
dado su coste, sólo les compensa usarla en casos muy relevantes. En cualquier
caso, y pensando en la invulnerabilidad de la red de nodos, de poco le sirve a
un malo romper el encriptado de un nodo para desmantelar la red o robar su
contenido.
[5] Lo
que he escrito está basado en lo que he podido entender de ese paper,
simplificado, ejemplarizado, con informaciones de otras fuentes y con algunas
inferencias mías, que me parecen lógicas, pero de las que no estoy seguro al
100%. Estas inferencias aparecen en cursiva en el texto.
[6] Si los nodos y el número de bitcoins hubiesen crecido en la
misma proporción el precio del bitcoin sería, más o menos, el de su salida. Si
admitimos que inicialmente hubiese 10 nodos, el número actual de nodos bajo la
hipótesis de crecimiento parejo sería de (10 nodos iniciales x 17 millones de
bitcoins/69 bitcoin iniciales=) 2,5 millones de nodos. Pero como el precio se
ha multiplicado por 1,6 millones de veces, la multiplicación de uno por otro
nos llevaría a 4 billones europeos (millones de millones) de nodos. Esto es,
por supuesto, imposible, ya que la población total del mundo es de 7.500
millones, pero indica que el número de nodos es altísimo y que, como he dicho
antes, estimar el número de nodos en varios cientos de millones no es,
seguramente, ningún disparate..
"Lo que he escrito está basado en lo que he podido entender de ese paper, simplificado, ejemplarizado, con informaciones de otras fuentes y con algunas inferencias mías, que me parecen lógicas, pero de las que no estoy seguro al 100%. Estas inferencias aparecen en cursiva en el texto." Como yo entiendo el sistema, desde mi perspectiva (soy ingeniero en sistemas) creo que le diste muy bien al clavo de todo :-)
ResponderEliminar"En principio cualquier nodo puede ser minero, pero normalmente, ni Alicia ni Benito ni César ni Diego lo son, como no lo sería yo ni, creo, nadie que lea estas líneas." Bueno yo no, pero conozco directamente a mínimo dos personas que si le hacen a eso. Lo único que se requiere es uno (o mejor muchos) equipos de cómputo MUY potentes (que por tanto consumen MUCHA energía) y por tanto son caros tanto en adquirirlos como en mantenerlos, y usarlos para estas operaciones. Debido a eso que solo requiere dinero, e ingenio, es que conozco a minimo dos personas que se que lo hacen. Quiza un dia yo deberia pensar en hacer algo asi :-P nunca me anime no se si hoy en dia lo haria... no quieres invertir conmigo en algo asi? jajaja es broma :D
Me alegra que tú, como ingeniero de sistemas, me digas que he dado en el clavo en mis interpretaciones. Es una satisfacción.
ResponderEliminarSiguiéndote la broma, lo de ser minero nunca me ha gustado. Es un trabajo muy duro.
Un abrazo.
Tomás