15 de mayo de 2021

Nuevas tecnologías, bitcoin y culturilla financiera

Ahí va un comentario sobre una noticia sensacionalista y su puntualización y juicio crítico del fondo. Muchos titulares de prensa de ayer han dicho algo así como: “El volantazo de Elon Musk hunde el bitcoin”. El tema está relacionado con el hecho de que Tesla permitiese hace unos meses que la compra de sus coches se hiciese pagando con Bitcoins y ayer, decidió dal marcha atrás y dejar de permitirlo. No sé si los próximos días harán cierta esta noticia, pero hoy es incierta, en el sentido de que no es seguro que sea así. Es cierto que desde el 11 de Mayo hasta hoy, el bitcoin ha pasado de 49.000€ a 41.000€, es decir, una caída del 16%, que es una barbaridad. Pero no es menos cierto que el día 25 de Abril (mucho después de la aceptación de los bitcoins como medio de pago por parte de Tesla) estaba a 40.000€. Es decir, la caída de ayer entra totalmente dentro del rango de volatilidad de una criptomoneda disparatadamente volátil. Y no es de extrañar. Como dije ya en 2017, y sigo afirmando hoy, el bitcoin es NADA y como NADA que es, su valor es exactamente igual a 0. Su desorbitado precio y sus disparatadas oscilaciones se deben a una demanda irracional, basada en moda, histeria, rumorología y, siento tener que decirlo, estupidez. Es una reedición más de lla famosísima burbuja de los tulipanes en la Holanda del siglo XVIII ¿Es posible que mañana la noticia deje de ser incierta y sea verdadera? Sí, sí que lo es. Todo es posible con esa criptomoneda desquiciada. Pero, hoy, es incierta.

No obstante, no deja de ser preocupante que una sola persona pueda, con tan sólo determinadas declaraciones, tener la posibilidad de alterar el precio de un mercado. Ya vimos algo parecido, aunque no fue una sola persona, de este tipo de manipulaciones con el caso de GameStop de hace unos meses. Voy a repetir aquí algo que dije entonces y que me valió una “reprimenda” de un liberal a ultranza, ¡y fíjate que yo soy liberal! El libre mercado, para ser realmente libre, debe protegerse de injerencias que le hagan dejar de ser libre. Y cuando una persona –o millones de personas orquestadas por una sola –son capaces de manipular el precio del mercado, están atentando contra su libertad y, por lo tanto, su conducta debe ser sancionada, en defensa, precisamente, de la libertad. De hecho, en casi todas las legislaciones existe un delito tipificado que es algo así como: “Conspiración para alterar el precio de las cosas”. Me parece bien que exista y que se penen los comportamientos que atenten contra esa ley.

Debido a esa vacuidad, inestabilidad y, por lo tanto, inutilidad del bitcoin, es muy probable que cuando la burbuja de esta criptomoneda estalle, se produzcan efectos muy perjudiciales que, tal vez, podrían llegar a catastróficos.

Pero esto que lo digo del bitcoin y de otras criptomonedas parecidas, no lo digo de todas las criptomonedas. Ya en 2017, cuando di mi opinión sobre el bitcoin, señalé que esa opinión no era extensible a todas las criptomonedas ni, mucho meos, a la tecnología subyacente, el blockchain. No voy a hablar a hora del blockchain, quien quiera leer mis varios largos artículos sobre estos tema los podrá encontrar en este blog. Pero ya en ellos hablaba, de una forma general, de las criptomonedas de segunda o tercera generación, ancladas en un valor real, no en la NADA (hoy en día a estas criptomnedas se las llama stablecoins), sobre las que se podrían construir contratos inteligentes que podían revolucionar a mejor muchos aspectos de la economía, reduciendo drásticamente los costes y tiempos de realización de miles de tipos de transacciones. En otro artículo hablé muy positivamente de las perspectivas que abría, aun no estando madura, la criptomoneda Libra que estaba (¿o está?) intentando crear, sin éxito, Facebook. Hoy mismo, en la portada del diario Expansión se habla de que la Bolsa (la empresa Bolsa y Mercados españoles, BME) planea crear una plataforma que facilite enormemente la financiación de pequeñas empresas, que hoy pueden tener dificultades para alcanzarla, a través de “toknens” (grosso modo, otra manera de llamar a determinadas stablecoins generadas por blockchain). Esto, sin duda alguna, sería un hito importantísimo para estas empresas. Naturalmente, esta facilidad de financiación de las pequeñas empesas, como toda herramienta humana, puede ser mal usada aunque sea buena en sí misma, pero eso no empaña su posible efecto altamente beneficioso. Y eso es sólo la mpunta del iceberg de la inmensa cantidad de usos potencialemente muy beneficiosos que se pueden llegar a conseguir con stablecoins tokemizados en prácticamente todos sectores de la economía. El ingenio humano, dado por Dios, no tiene límitas y en él está la solución a los problemas de la humanidad. Con la ayuda de Dios.

Hola otra vez. Este envío de viernes está siendo un poco ramificado. Pero creo que puede ser interesante, aunque no os dediquéis a las finanzas un poco de culturilla general sobre el mundo en el que vivimos. Pues, para el que le interese, ahí van algunas cosillas. Al que no, pues a la papelera de reciclaje.

El Expansión de hoy dedica una página completa a hablar de las cosas de las que hablo en este post y tal vez pueda resultar de interés una explicación más en román paladino. Adjunto la foto de la noticia:


 Vamos primero con la parte de abajo de la noticia. Más arriba he hablado de esto. Este tema supone una oportunidad de oro para que empresas pequeñas puedan acceder a una financiación parecida a la que las grandes puden obtener a través de bonos. Las grandes empresas, además de pedir dinero prestado a los bancos, pueden, si por ejemplo, necesitan pedir 1.000 millones de €, fraccionar esa deuda en 1.000 de trocitos de 1.000€ cada uno y que la gente en general, le preste la cantidad que quiera obteniendo a cambio los trocitos de esa deuda que le correspondan. Por ejemplo, si yo quiero prestarle a Iberdrola 2.000€ de los 1.000 millones que necesit, me haré con dos trocitos. Eso me da derecho a cobrar intereses y de que, al vencimiento, Iberdorla me devuelva los 2.000€. Cada trocito de deuda es un bono. Además, esos bonos tienen la ventaja de que si yo necesito en un momento dado los 2.000€ de mis dos bonos, los puedo vender en bolsa, en donde no solo cotizan acciones, sino también bonos. Es decir, al bolsa me da liquidez para mi inversión en bonos. Claro, esta operación tiene unos gastos de ejecución de, por ejemplo, 1 millón de € que sobre los 1.000 millones, supone sólo un 1 por mil. Estos gastos son asumibles. Pero como estos gastos son casi independientes de la cantidad de deuda, si una empresa pequeña quiere obtener 100.000€ por ste sistema, lo tiene crudo, porque sólo los gastos de ejecución son mayores de lo que quiere obtener. Como consecuencia, es algo que no puede hacer.

Aquí entra la noticia de la parte de debajo. Con la tecnología block chain, todos esos gastos de ejecución se pueden reducir prácticamente a 0. Y, claro, esto deja abierto a las pequeñas empresas esa financiación. En la terminología de block chain, a esos trocitos de deuda se les llama tokens. Pero son parecidos a los bonos, sólo que su emisión no tiene casi cotes de ejecución. Además, tambi´n un inversor en tokens puede, a través del blockchain, vender sus tokens a otra persona si en un momento dado necesita el dinero. O sea como la bolsa. Pero ojo, lo que no evita este sistema de block chain es que si la empresa a la que se le presta dinero se va al garete, los acreedores, con tokens o con lo que sea, tengan problemas para recuperar su dinero. Para las grandes empresas, entre los gastos de ejecución, está el pagar a las agencias de rating (con todos lo problemas que puedan tener) para que éstas digan qué probabilidades hay de que la empresa no pague. Este coste no lo elimina el block chain y no es fácilmente asumible para un préstamo pequeño. Por lo tanto, el problema es que el inversor corre un gran riesgo de prestar dinero a quien no debe, aunque en esto algún papel deberán jugar las llamadas ESI’s (Empresas de servicios de inversión), aunque esto no está ni medio claro.

La noticia de arriba, la de los sandbox. Sandbox es una manera de llamar a un banco de pruebas, o sea, a la manera de hacer un experimento con gaseosa. El sandbox español (uno de los 27 que hay en todo el mundo) ha seleccionado 18 de las 67 propuestas que han presentado empresa privadas españolas. Una de éstas es BME (Bolsas y Mercados Españoles), con lo explicado de la otra noticia y otras empresas son Caixabank, Santander, BBVA, Allfunds, Sabadell, Ibercaja y Kutxabank.

Me parece una excelente iniciativa.

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