Como todo el mundo
sabe, el organismo de la UE encargado de velar por la libre competencia ha
impuesto a Google una multa de 2.420 Millones de € por abuso de posición de
mercado. Aparte de ser una multa récord en la historia de la defensa de la
libre competencia, supone más de un 10% sobre el beneficio que obtuvo Google en
el ejercicio 2016. Es decir, no son peanuts. Yo, que soy defensor, como todos
los que me leéis sabéis del capitalismo, me pregunto, ante esta situación sin
recedentes, si me parece que esta multa es justa. No entro en la determinación
de la cuantía, que es una cuestión cuantitativa, sino en el hecho en sí,
cuestión cualitativa. Es decir, no hablo del huevo sino del fuero.
Y mi reflexión me
lleva, no sin dudas y en una primera derivada, a creer que sí, que la multa es
justa. Sin embargo, por otro lado, despierta en mí una aprensión y un recelo no
despreciables. Trataré de expresar brevemente mi razonamiento ante mi
aceptación y mi recelo y llegar a la conclusión de lo que opino en una segunda
derivada.
Como todo el que
me lee sabe, creo en el capitalismo. Creo que es una de las “cosas” que más ha
beneficiado a la humanidad en su Historia. La que más si hablamos en términos
de riqueza y prosperidad material. Hace muchos años llamé al capitalismo “la increíble máquina de hacer pan”. Y
creo que lo es. Pero la esencia del capitalismo, lo que permite que cree la
inmensa prosperidad que ha creado, es la libre competencia. Y la libre
competencia se basa en la libre capacidad de elegir del consumidor y ésta, a su
vez, se basa en la transparencia y veracidad de la información que éste recibe.
Por eso estoy en contra de todo monopolio u oligopolio dado a dedo por el poder
político. Rechazo frontalmente todo tipo de prebendas dadas por cualquier tipo
de poder político que den ventaja a una o unas pocas empresas, las que sean,
sobre el resto. No hago extensible mi rechazo a las ventajas competitivas que
una compañía obtiene por su buen hacer, por su ingenio o por su visión
estratégica. En un mundo empresarial como el actual en el que es cada vez más
cierto lo de que “al camarón que se
duerme se lo lleva la corriente”, Google tiene, sin lugar a dudas, el mejor
buscador del mundo, y lo tiene, también sin lugar a dudas, por méritos propios.
Pero si mañana se durmiese en los laureles, se vería desbordado, cómo hizo él
desbordando a Yahoo y éste a Altavista, etc. Por tanto, nada que objetar a esta
posición de dominio en el mercado de buscadores. El que quiera desbancarle, que
espabile y que haga algo que sea mejor para mí y para varios miles de millones
de personas. Si la multa hubiese sido por esta situación de dominio, estaría
absolutamente en contra.
Pero la multa no
ha sido por ese dominio, sino por el abuso de ese dominio en otros campos
distintos del de los buscadores. Google tiene un servicio que es el de Google
Shopping que suministra información de precios sobre una inmensa gama de
productos y servicios, algunos de los cuales son suyos. Y cuando se usa ese
servicio, el buscador no busca lo mejor y lo pone lo primero delante del que
realiza la búsqueda. Google Shopping pone delante sus propios servicios en
competencia cuando los tiene. Es decir, el buscador vulnera su propias regla
–proponerme lo que cree que mejor se adpata a lo que yo busco– para proponerme
lo que más le conviene a él. Y es sabido que los consumidores se dejan guiar
por lo que ven primero, haciendo un caso rápidamente decreciente a lo que
aparece en segundo, tercer y sucesivos lugares. Podría pensarse: “Claro, si el buscador es suyo, ¿por qué no
va a poder poner sus productos en primer lugar?”. La pregunta parece lógica
y para explicar por qué ese comportamiento es dudoso, hay que ir a las fuentes,
es decir, a la razón por la que el capitalismo ha sido la mayor fuente de
prosperidad material de la humanidad. Y esa causa, como se ha dicho antes es la
libertad del consumidor para elegir los productos y servicios que más le
convengan. Y, como también se ha dicho antes, esa libertad requiere
transparencia veracidad y equidad de la información. Es precisamente contra esa
transparencia y equidad, que no contra la veracidad, pilares del capitalismo,
contra lo que atenta el uso que Google hace de su absoluto dominio de mercado.
Digamos que el capitalismo puede tener algo similar a lo que en el caso de los
humanos se llaman enfermedades autoinmunes. Son enfermedades en las que el
propio organismo genera anticuerpos contra sí mismo, es decir, crea algo que
perjudica su propio funcionamiento. A ninguna empresa le gusta la competencia.
Pero es la competencia la que hace eficiente y benéfico al capitalismo. Si una
a empresa pretende prevalecer sobre otra por medios diferentes de la calidad de
lo que vende en ese mercado específico,
está perjudicando el funcionamiento y la salud del sistema. Por eso me parece justo, en primera derivada, que se
considere un abuso de dominio la práctica de Google y, por tanto, se multe.
Hasta aquí mi
rationale sobre por qué creo que la multa es, en su esencia, justa. Ahora mis
aprensiones.
Mi recelo nace de
dos frentes. El primero es el hecho innegable de que a los estados, o más
precisamente, a los funcionarios que los dirigen, les apasiona intervenir en
todos los ámbitos de actuación humana. Es una manera de reafirmar un poder. Por
tanto, sentar un precedente en estos asuntos, por muy razonable que sea, me
parece peligroso. Mañana podrían decidir que Mercadona, por poner un ejemplo,
tuviese que tener todas las marcas de chocolate del mundo y que las tuviese que
exhibir a todas con el mismo espacio de lineal que, a su vez, fuese el mismo de
su marca propia. Naturalmente, el hecho de que Mercadona no tenga todas las
marcas de chocolate ni las exponga todas igual ni de la misma forma que a su
marca propia qué, por otro lado, no fabrica ella, no supone ningún abuso de
posición dominante de mercado, por la sencilla razón de que Mercadona no tiene
una posición dominante del mercado de la distribución aunque sea líder del
mismo en España. Existe un dicho muy cierto que avisa de que “en el comer y en el rascar, todo es
empezar”. Y cuando un funcionario empieza a regular cualquier cosa, aunque
al principio sea con razón, existe el serio peligro de que acabe regulando
cosas que supongan un importante freno para la creación de riqueza, bienestar y
prosperidad. Además, a menudo la regulación que da poder a los funcionarios que
administran el estado, es una fuente de corrupción ya que permite a éste
“vender” al mejor postor la orientación de dicha regulación. Lo que acabaría
haciendo que, de facto, volviese a ser el poder político –como lo era hace tres
siglos y lo sigue siendo en los países pobres– quien definiese, muy a menudo
por razones inconfesables, quién puede y quien no puede ganar dinero y cuánto.
La segunda fuente
de mi recelo es más sutil y más indirecta, pero no por ello menos importante. Estriba
en el hecho de que multar a Google para que ponga a todos las empresas que
compiten con Google Shopping en igualdad de condiciones puede
desincentivar a éstas –que son también
empresas del mundo de la tecnología de la información– para que luchen por
desbancar a Google de lo que le da su posición de dominio, es decir, su
buscador. Si no necesito tener un buen buscador para competir, ¿para qué me voy
a gastar dinero en desarrollarlo? Y este conformismo que desincentiva a esas
empresas a mejorar, es algo que también daña a la esencia del capitalismo.
Por otro lado,
lograr la transparencia e igualdad de oportunidades totales es un imposible que
ningún estado puede lograr. Sin embargo, en su intento de lograrlo más allá de
algún caso muy excepcional, puede dañar los pilares de la increíble máquina de
hacer pan que es el sistema capitalista, hasta el punto de hacerla inservible o
tan ineficiente que sea inútil.
Así pues, después
de este periplo de ida y vuelta, ¿creo que el hecho de multar a Google es
justo? Sin tener un convencimiento firme, me atrevo, sin embargo, a decir que
no. Que considerado el asunto con una visión de perspectiva, creo que es mejor
dejar a Google ser Google y que, quien quiera y pueda, luche por el premio de
arrebatarle su posición de dominio tan pronto como se descuide. Como ha pasado
siempre con los líderes absolutos que dejan de reinventarse confiando en su
superioridad. Y que la increíble máquina de hacer pan siga funcionando.
P.D. En otro medio por el que he difundido este post he tenido dos comentarios que creo que merecen la pena que incluya:
A los profanos, también llamados ciudadanos, nos da la impresión de que Bruselas solo sirve para reñir. Para poner multas, dar advertencias, fijar normas de procedimientos,... Cada vez me recuerda a la FIA y sus erráticas normativas que cambia cada cuatro meses.
Quizás fuera más necesario que los ciudadanos viéramos a Bruselas como un generador de ilusiones sobre este hogar común que llamamos Europa.
P.D. En otro medio por el que he difundido este post he tenido dos comentarios que creo que merecen la pena que incluya:
PRIMER COMENTARIO
A los profanos, también llamados ciudadanos, nos da la impresión de que Bruselas solo sirve para reñir. Para poner multas, dar advertencias, fijar normas de procedimientos,... Cada vez me recuerda a la FIA y sus erráticas normativas que cambia cada cuatro meses.
Quizás fuera más necesario que los ciudadanos viéramos a Bruselas como un generador de ilusiones sobre este hogar común que llamamos Europa.
SEGUNDO COMENTARIO
"Por tanto, sentar un precedente en estos asuntos, por
muy razonable que sea, me parece peligroso. Mañana podrían decidir que
Mercadona, por poner un ejemplo, tuviese que tener todas las marcas de
chocolate del mundo y que las tuviese que exhibir a todas con el mismo espacio
de lineal que, a su vez, fuese el mismo de su marca propia. Naturalmente, el
hecho de que Mercadona no tenga todas las marcas de chocolate ni las exponga
todas igual ni de la misma forma que a su marca propia qué, por otro lado, no
fabrica ella, no supone ningún abuso de posición dominante de mercado, por la
sencilla razón de que Mercadona no tiene una posición dominante del mercado de
la distribución aunque sea líder del mismo en España."
Google tampoco tiene una posición dominante en el comercio
electrónico, ni en la UE, ni en USA. La multa se justifica porque cuando
alguien busca en Google un artículo, este promociona sus productos por encima
del resto, pero considera irrelevante si la gente busca en otros sitios además
de Google. No obstante, a diferencia de las búsquedas genéricas en internet,
cuando la gente busca artículos para comprar puede que lo haga a través de
Google, pero también o incluso antes, a través de Amazon, eBay, eDreams,
Trabber y un largo etc de comparadores online genéricos o específicos para cada
producto. Es más, lo que ha propiciado internet y en gran medida e irónicamente
Google, es que la gente antes de decidirse a comprar, compara los productos de
varias fuentes de información. Esto es así mucho más que en un supermercado
porque nadie va a 7 supermercados para ver qué productos tienen y a qué precio
y luego compra en cada uno aquellos que más le convencen. Si tú vas a Mercadona
y no tienen tu marca de chocolate, compras la que hay (en el caso de Mercadona
normalemente la marca blanca) porque qué pereza ir solo a Carrefour solo a por
su chocolate. Al final solo te cambias si esa falta de productos es muy
reiterada.
Por otro lado no sé si tú o alguien conocido alguna vez
habéis comprado algo a través de Google (yo nunca, nada) y si lo habéis hecho,
cuántas más veces ha sido que en Amazon o cualquier otra plataforma de comercio
electrónico (lo cual refuerza el hecho de que Google no tiene posición
dominante en comercio electrónico de la que abusar). En base a esto, dudo mucho
que el beneficio de Google Shopping llegue a ser siquiera un 1% del total y que
a su vez este supuesto abuso suponga una parte muy importante de este
beneficio. Por lo tanto la multa, además de injusta es desproporcionada.
La multa a Google es una decisión política de los burócratas
Europeos que tienen que buscar a alguien a quien joder para justificar su
existencia y que además la gente piense que les estén protegiendo. Se han
pasado años buscando un motivo y han encontrado uno que está traído por los
pelos. El próximo en caer será Amazon. Aun no sé porqué pero lo será. Luego nos
quejaremos de Trump y diremos que no entendemos el Brexit...
Apoyo las dudas del autor, y los dos comentarios que siguen.
ResponderEliminarQue los gobiernos no se metan en el funcionamiento de las empresas mientras estas no violen con absoluta claridad la legalidad, debería ser un Tabú tan fuerte, que cualquier funcionario que lo violara debería sentirse muy mal, y así se lo debería hacer sentir toda la sociedad.
En este y muchos otros casos de trasngresiones, y más aún cuando son difícilmente comprobables, deberían ser dejadas de lado.
El Tabú, es más importante que estas pequeñas transgresiones.