El viernes por
la noche me dolió especialmente España. Me entró un ataque de nostalgia por
esta vieja piel de toro que se de las que unos tiran para desgarrarla y otros
la agujerean como si fuesen polillas y ambos, en siniestra unión se unen para
destruirla. Por la magia evocadora de la música se me vinieron a la cabeza dos
canciones. Por el milagro de internet, las busqué en youtube y las encontré.
Pego aquí sus links:
Por esa misma
magia, se me revolvió algo muy dentro de mí y se me saltaron las lágrimas por
España en una mezcla de rabia, dolor e impotencia.
De la música
pasé a la poesía y encontré cuatro poemas. Los tres primeros son de Blas de
Otero, Gabriel Celaya y Pablo Neruda. La cuarta es una poesía que leí hace poco
no sé dónde y guardé en mi archivo para releerlo de cuando en cuando.
Blas
de Otero
EN
EL PRINCIPIO
Si
he perdido la vida, el tiempo, todo
lo
que tiré, como un anillo, al agua,
si
he perdido la voz en la maleza,
me
queda la palabra.
Si
he sufrido la sed, el hambre, todo
lo
que era mío y resultó ser nada,
si
he segado las sombras en silencio,
me
queda la palabra.
Si
abrí los labios para ver el rostro
puro
y terrible de mi patria,
si
abrí los labios hasta desgarrármelos,
me
queda la palabra.
Gabriel
Celaya
LA
POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO (Extracto).
Cuando ya nada se espera personalmente
exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
[…]
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
[…]
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos
sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
[…]
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
Pablo Neruda
ESPAÑA EN EL CORAZÓN: INVOCACIÓN
Para empezar, para
sobre la rosa
pura y partida, para sobre el origen
del cielo y aire y tierra, la voluntad de un canto
con explosiones, el deseo
de un canto inmenso, de un metal que recoja
guerra y desnuda sangre.
pura y partida, para sobre el origen
del cielo y aire y tierra, la voluntad de un canto
con explosiones, el deseo
de un canto inmenso, de un metal que recoja
guerra y desnuda sangre.
España, cristal de copa, no diadema,
sí machacada piedra, combatida ternura
de trigo, cuero y animal ardiendo.
sí machacada piedra, combatida ternura
de trigo, cuero y animal ardiendo.
Mañana, hoy, por
tus pasos
un silencio, un asombro de esperanzas
como un aire mayor: una luz, una luna,
luna gastada, luna de mano en mano,
de campana en campana!
un silencio, un asombro de esperanzas
como un aire mayor: una luz, una luna,
luna gastada, luna de mano en mano,
de campana en campana!
Madre
natal, puño
de avena endurecida,
planeta
seco y sangriento de los héroes!
de avena endurecida,
planeta
seco y sangriento de los héroes!
Parece
mentira, tres poetas comunistas cantando a España. Y uno de ellos chileno.
Podría un tal Pablo Iglesias tomar nota de ello.
La
poesía de autor desconocido
¿Qué
se ha hecho de ti, España,
quién
nos ha engañado,
dónde
están tus héroes,
dónde
tus aceros?
Debían
ser tu luz
pero
no existen.
No
te reconozco en esta masa
de
corderos que siguen, engañados,
a
falsos pastores
a
mentida majada.
Sólo
un pesebre queda
para
comprar tu silencio.
Tu
juventud, desencantada,
se
emborracha en noches
de
copas vacías de sentido,
tan
sólo protestando.
Debía
ser tu savia
y
es tu llanto.
Tu
vejez, que debía ser
sabia
en sus canas
se
deja burlar en una
larga
cambiada mentirosa.
Debía
ser vigía
y
se ha dormido.
Tu
madurez, que debía ser
tu
fuerza y tu pujanza
no
quiere asumir su papel,
se
ha vuelto niña ñoña.
Debía
arrastrar
y
tan solo se deja.
Pocas
voces te quedan
pobre
España.
Pocas
y pequeñas.
Nadie
ya oye su susurro.
Sólo
se oyen grillos luneros,
sólo
huecos tenores.
Silencio…
Si
quieres, si me dejas
aquí
está mi palabra.
Es
pobre y habla bajo.
Pero
es mía y es tuya.
Tómala
y úsala.
Tal
vez te sirva.
Ayer, sábado, se
consumó un paso más en esa destrucción de España. En una crónica de una muerte
anunciada, Junts pel Sí y la CUP, dos de los agentes destructores de
rasgamiento y polilla, llegaron a un acuerdo tan previsible como miserable. Les
une más su odio a España que cualquier cosa que pueda separarlo. Su duelo a
muerte se producirá cuando hayan logrado su objetivo común. Pero ayer también
entendí que lo que tuve dos días antes fue una premonición y un envío.
Por eso juro que
seguiré usando mi palabra. Aunque parezca inútil, no rendiré mi lengua. El otro
día leí un pequeño cuanto de un diminuto colibrí. Descía que en un bosque se
desató un incendio devastador. Todos los animales huían despavoridos ante el
fuego imparable. Todos menos un pequeño colibrí. Se dedicaba a volar, con la
mayor rapidez que podía a un lago cercano, tomaba un poco de agua en su pequeño
buche y, de vuelta al frente del incendio, regurgitaba unas pocas gotas en el
fuego. Un sabihondo búho que lo vio le dijo con desprecio: “Qué labor más
inútil. ¿De qué sirve estúpido esfuerzo?”. El colibrí siguió volando haciendo
caso omiso al sabio búho. Cuando pasó junto a él con la boca vacía, camino otra
vez de lago, le dijo, sin dignarse a parar o a mirarle: “Por lo menos yo hago
mi parte”. Pues eso. Yo haré mi parte y, ojalá desde otros ámbitos haya quien
haga la suya. Me da igual si su voz es soez o chistosa o intelectual o poética
o musical. Los disolventes de España no callan. Saben aquello de que una
mentira repetida miles de veces de miles de maneras, acaba siendo aceptada como
verdad. Y lo llevan haciendo desde hace muchos años proclamándose las “fuerzas
del progreso y de la cultura”. ¡Hay que joderse! Y lo hacen ante la pasividad
de los que amamos a España y a la verdadera cultura de Occidente y no queremos
“progresar” hacia el abismo. Porque somos vergonzantes con nosotros mismos. ¡Ya
está bien de silencio! ¡Usemos la palabra! Yo haré mi parte.
Una última
palabra por hoy. Mi palabra es minúscula, pero la Palabra es inmensa y poderosa.
Y la minúscula encontrará su fuerza, su grandeza y su esperanza en la grandiosa
y poderosa. Porque nos ha sido dicho que la fuerza del infierno no prevalecerá.
Amén.
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