El otro día hice una reflexión un
tanto filosófica sobre las virtudes cardinales, que os pongo a continuación:
No hay mayor debilidad que usar
la fuerza sin prudencia. Porque la prudencia no es apocamiento, sino el uso con
temple de la razón para usar los medios justamente proporcionales a las
circunstancias los medios proporcionales
a cada circunstancia. La prudencia es la auriga de las virtudes. Sin ella, la
fortaleza degenera en violencia innecesaria, la justicia pierde su equilibrio y
la templanza se degrada en la búsqueda de la aprobación ajena.
Inmediatamente después se me vino
a la cabeza un pasaje de “La venganza de Don Mendo” del inefable Don Pedro
Muñoz Seca enseñándonos a jugar a las 7 y media que dice:
“… y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y eres del otro deudor.
Mas, ¡ay de ti si te pasas…
si te pasas, es peor!”
Creo que el gobierno ha actuado
con la prudencia expresada en el párrafo anterior. Pero no tengo todas conmigo
en cuanto si pedirá carta o no y si llegará o se pasará en las 7 y media. Lo
sabremos el domingo. Si tuviera que apostar diría que será imposible impedir
que haya cierto número de urnas en sitios insospechados con cierto número de
papeletas arrugadas en ellas. Todas con SÍ, por supuesto. Evitar eso se me antoja
imposible. Creo que lo sería (imposible) aunque se hubiese aplicado el famoso
artículo 155. Por supuesto, con mayoría absoluta en el Senado, Rajoy podría
haberlo puesto en vigor. Pero creo que ha hecho bien en no usar esa posibilidad
sin tener el apoyo incondicional de todos los partidos constitucionalistas. Y
me temo que el PSOE, que está entre ellos, sigue deshojando la margarita
(Robles) en este tema.
El otro día vi una entrevista en
la Sexta de Jordi Évole a Puigdemont. Pasé por ella haciendo zapping y como me
gusta menos que nada esta cadena (hasta el punto de que no sabía el nombre del
conocido presentador), estuve a punto de seguir mi zapeo. Pero me contuve
porque vi que el entrevistador estaba poniendo contra las cuerdas a Puigdemont.
En un momento le preguntó cuál era el mínimo de participación con el que él
consideraría válido el resultado del referéndum. Con voz dubitativa, Puigdemont
aventuró la cifra del 15%. Évole se rió en sus narices diciéndole que, ya
puestos, podría haber dicho el 7% a lo que Puigdemont no dijo que con eso el
referéndum no sería válido. El que calla otorga.
Por esto, creo que sí o sí, pase
lo que pase, el día 6 de Octubre, Puigdemont no resistirá la tentación de
emular a Companys y aparecer en el balcón de la Genralitat a proclamar la
independencia de Cataluña. O por lo menos intentarlo y, si no puede,
proclamarla por twiter (método puesto de moda por Trump). Y entonces empezará
el baile. La CUP ha hecho circular un vídeo muy bonito en el que desvela
claramente sus propósitos. “¡Ahora empieza el mambo!” se titula. No dejéis de
verlo en el link de más abajo. Porque la CUP no es independentista ni deja de
serlo. La independencia le importa una mierda. Es antisistema y lo único que le
importa es llevar a toda España, no sólo a Cataluña, al abismo de la
venezuelización, que ellos pintan en el vídeo con el paisaje maravilloso del
final.
Y cuando empiece el mambo, la
mismísima ley de la proporcionalidad que me ha parecido adecuada hasta ahora,
me seguirá pareciendo después. Lo que pasa es que en el A es a B como C es a D,
la C se habrá multiplicado por 100 y lo mismo debería hacer la D. Entonces se
verá de qué está hecho cada partido constitucionalista.
Deseo fervientemente equivocarme
y que nada de esto pase. Que Puigdemont no se atreva a emular a Companys y que
el procés se desbarranque. Pero, ya se ve que da igual. La CUP va a empezar el
mambo pase lo que pase. Así es que, me temo que nos esperan tiempos fuertes.
Hay, eso sí, una cosa por la que
rezo con toda mi alma, que es lo único que puedo hacer: Que en este fin de
semana no haya un muerto. Eso sí que nos llevaría a un escenario en el que
prefiero ni pensar. Sólo rezar por que no se produzca. Pero creo que la CUP lo
va a intentar con toda su alma.
Por último, una previsión agorera
en la que, por supuesto, nada me gustaría más que estar radicalmente
equivocado. Me temo que en un plazo que no me atrevería a estipular, Cataluña
será independiente (y, por supuesto, labrará su ruina y su venezuelización).
Este ataque del soberanismo se ha producido en un momento en el que, a juicio
de los independentistas, con minoría y acoso por todas partes, Rajoy no iba a
mantener la apuesta. Mi opinión es que la ha mantenido adecuadamente, como he
dicho más arriba. Pero, ¿alguien duda de que en los próximos n años habrá un
gobierno de una coalición de signo más o menos radical de izquierda, que no
sólo no mantendrá la apuesta, sino que se dará el pase negro? A mí me caben
pocas dudas. ¿Alguien duda que a partir del 2 de Octubre se va a echar más cebo
a los independentistas, bajo la excusa de negociación política, en la ingenua
creencia de que las concesiones que se hagan aplacarán el hambre de la fiera?
La hoguera ya está preparada con la cacareada comisión con ese fin auspiciada
por el PSOE a la que no me extrañaría que se uniese C’s y, posiblemente,
también el PP. Cosas veredes amigo Sancho. He dicho que no me atrevo a poner
plazo a lo que considero trágicamente inevitable. Pero sí me atrevo a decir que
cuanto más cebo se dé al independentismo, antes llegará el desenlace que temo
con toda mi alma. Esto es un principio de oposición a que eso ocurra. No tengo
otra forma de hacerlo. ¿Servirá para algo? Me temo que para poco, pero es lo
único que puedo hacer… y lo haré.
Hablamos el lunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario