Ya sabéis por el nombre de mi
blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su
nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda
idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el
espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de
Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las
brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que
merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un
paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la
consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del
olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este
efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a
partir del 13 de Enero del 2010.
El amor es la alegría más profunda, la que nace siempre
del alma, y sólo después nos deja saborear ese bienestar físico, ese equilibrio
de los sentidos que gana toda nuestra persona y que dispensa no sé qué
seguridad sólida e inatacable. ningún placer puede compararse con el placer que
es como una sombra de la alegría del alma y que, nacido de ella, la duplica.
Este placer es el que, en el amor, funde a dos seres en uno, cuando es el
término, no el origen, del amor mismo. [...] El alma sólo puede ofrecerse
entonces bajo las especies del corazón; la pasión aparece aquí bajo los rasgos
de la ternura, la más pura de las pasiones que existen en este mundo, de la
cual nos dan una imagen la música de Chausson, la pintura de Giorgione o ciertos
versos de Keats: entonces, los sentidos mismos, dotados de una vida interior
que les es propia... operan la encarnación del alma y la espiritualización de
los sentidos. [...] Por el contrario, cuando el placer es el origen del amor,
se sufre la dura ley que obliga a los amantes a buscar sus almas a través del
placer: “Mediis in voluptatibus surgit amare aliquid”; “en medio de los
placeres surge algo amargo”, canta Lucrecio. Entonces, cada uno de los dos
recobra la soledad íntima, la imposibilidad de comunicarse interiormente,
soledad acrecentada y más consciente después de la armonización física
momentánea.
Charles du Bos. Mezcla entre aproximaciones y extracto de
un diario.
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