10 de octubre de 2017

El toro manso Puigdemont, no embiste

Esta mañana decía que Puigdemont iba a comparecer ente el Parlament de Cataluña para… ¿DUI, o retirada, o… qué? Y apostaba por el “qué”. Escribo recién terminada la charada. Y ha sido “qué”. ¿Ha declarado él, Puigdemont, la independencia? No lo sé. Ha dicho: “… como presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del referéndum ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato del pueblo de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república”. Es decir habla como presidente de la Generalitat, pero únicamente “asume” un mandato del pueblo. Pretende decir que él no hace nada, sólo asume lo que otros han mandado. Dicho de otra manera, se esconde cobardemente en las supuestas decisiones de otros, nada menos que del pueblo de Cataluña. ¡Joder con el toro manso! Eso sí, inmediatamente, en un afán de clarificar dice: el Gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia”. O sea, que todo el gobierno, en fraterna y santa unión, propone que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia, no la independencia. Pero, ¿ha aprobado el parlamento esa suspensión? Yo no lo vi. Pero, ¿qué más dan unos trámites inútiles? ¡Pelillos a la mar!

O sea que tú simplemente pasabas por allí, asumiste lo que otros habían mandado. Y, junto con tus amiguetes del gobierno, propusisteis que otros suspendiesen, temporalmente, eso sí, lo que los otros otros habían previamente mandado. Y no sabemos, aunque parece que no, si, luego, el parlamento suspendió o no lo que los primeros otros habían mandado. ¿Qué mente retorcidamente enferma habrá redactado semejante cosa? La de un toro cobarde y manso. “¡Ahora que venga un juez y diga si he cometido delito de rebelión!”. Psicodélico. Y todo esto te costó el papelón de retrasar una hora la sesión para ver si con un par de frases rocambolescas más, lograbas calmar a tus cabreados socios de la CUP. Y, claro, no los has calmado.

Pero, ¡ay!, Puchi, torito manso, es posible que le hagas un lío al juez que tenga que decidir si has cometido delito o no. ¿Pero sabes qué? Que tu gente, esa que has enardecido con la DUI, tampoco ha entendido una mierda. Y en la duda, es más que posible que piensen que te has cachondeado de ellos. Y, si no piensan eso, ya se encargará la CUP de que lo hagan. Y tal vez no te lo perdonen. Y, qué te voy a decir de los turnos de réplica. No te voy a hablar de las réplicas de Inés Arrimadas, Miquel Iceta o Xavier García Albiol. Han dicho, mejor o peor, lo que podría esperarse. Pero tu amigo de JxSí, uno de los dos que ha hablado, Lluís (no me acuerdo de su apellido, el que no es Lluís Corominas, que comía en tus manos, dímelo tú Puchi) te ha dejado con el culo al aire. Ha reconocido desde la tribuna –¡joder!, debo reconocer que me ha dejado atónito– que el sedicente referéndum no tenía ninguna validez y que, por tanto, no procedía ninguna declaración de independencia. Con amigos así, no necesitas enemigos. ¡Si es que no puedes descuidar tu espalda, aunque estés aculado a tablas! ¿Y la CUP? A Ana Gabriel sólo le ha faltado llamarte traidor. Pero, no importa, mañana se lo dirá a su gente para que se lo digan a la tuya. Porque tienen que sacar rédito a la calle hasta que sea sólo suya ¿Has oído alguna vez cómo llama la izquierda radical a la gente como tú, que les hace el caldo gordo? Les llaman tontos útiles y compañeros de viaje. Y cuando llegan al final del trayecto, los tiran como a una colilla y los pisan. Con esa gentuza te has mezclado. Saben manejar la calle mejor que tú. Te has buscado socios que no son de fiar. En fin Puchi, que en las paredes de tu casa hay grietas y la calle, si te descuidas, la has perdido.

Después ha venido el esperpento del papelito dirigido al “Poble de Catalunya y a tots els pobles del món”. Eso, que se enteren en Zimbabwe. Ahí sí. Ahí sí que habéis dicho todos a una, como Fuenteovejuna, que “CONSTITUIM la República catalana”. Pero, por si sirve para esconderse, lo habéis firmado en un papelito, sin anagrama del parlamento, con una chapa sin más membrete que una barrada y sin ninguna identificación, en el que al principio os identificáis como “Representants de Catalunya”. Eso, os arrogáis el título de únicos representantes de Cataluña en un papel que podría ser la servilleta de papel de un bar al que hubieseis ido a tomar unas cañas a comentar la jugada con risotadas. Muy institucional y democrático.


No tengo ni idea de si será en esta o en otra ocasión cuando un juez te trinque en delito grave, pero no creo que seas capaz de esquivarlo mucho tiempo con tus cobardes triquiñuelas. En fin, Puchi, que creo que estás en el principio del fin. Se te está viniendo abajo el chiringuito. Y, al final, creo que seguirás también solo unos añitos en la cárcel. Porque estás jugado a ser héroe. Y los héroes no juegan a serlo. No lo buscan. Lo son porque se encuentran, muy a menudo sin quererlo, en una situación que les saca el heroísmo que llevaban dentro sin pretenderlo. Y tú estás jugando a serlo. Y los que juegan a serlo, casi siempre, acaban en el más espantoso de los ridículos. Así es que, nada, sigue así, sin embestir, aculado en tablas, como un toro manso, a ver cómo acabas.

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