14 de mayo de 2014

Harvard y la misa satánica

El lunes corrió como la pólvora por todas las redes sociales la noticia de que en la prestigiosa Universidad de Harvard se iba a celebrar ese lunes, a las 8,30h de la tarde una misa satánica. Paso en primer lugar a describir telegráficamente los hechos acaecidos desde ese momento.

A instigación de una secta satánica llamada Satanic Temple, sin relación con Harvard, una asociación de alumnos de esta Universidad se disponía a celebrar una misa negra el lunes 12 de mayo en un pub situado en el campus de Harvard, pero independiente de la dirección de la Universidad, llamado Queens Head.

Cuando la dirección de la Universidad se enteró, se acercó a la asociación y no sé de qué forma consiguió, en distintas fases:

a)      Que la misa satánica no se hiciese con una Hostia consagrada.
b)      Que la asociación de estudiantes retirase al apoyo a la celebración de la misa.
c)      Que, como consecuencia de la retirada de este apoyo, la misa se celebrase fuera del recinto del campus, en la segunda planta de un restaurante chino llamado Hong Kong, al parecer, sin conocimiento del dueño.
d)     En este proceso, la presidenta de Harvard University, Drew Faust, redactó una nota, de la que luego hablaré y cuyo texto íntegro pondré en estas páginas, en la que condenaba el hecho de la celebración de una misa negra, lo consideraba una ofensa, un insulto y una burla para las creencias católicas, pero decía que la decisión de cancelar la misa era responsabilidad única de los convocantes y que la Universidad no la prohibiría por respeto al derecho a la libertad de expresión y a sus principios. También anunciaba que asistiría a la hora santa que la comunidad católica de Harvard había decidido realizar como desagravio por la misa negra.
e)      La hora santa tuvo lugar y hubo una procesión del Santísimo bajo palio por el campus de Harvard y las calles de Cambridge.

La Universidad de Harvard es una gran universidad en la que hay alumnos de todas las tendencias, razas, credos e ideologías. Pero todos tienen una cosa en común, su juventud y, en muchos casos su inexperiencia. Hace un par de años, un grupo de alumnos de 1º abandonó una clase del Prof. Mankiw por entender que sólo se explicaba en ella economía liberalista. Harvard tiene a gala su espíritu de apertura a todas las ideas. Supongo que la sociedad de estudiantes en cuestión recibió la influencia del grupo satánico Satanic Temple para llevar a cabo ese ritual. Los alumnos de esa sociedad afirman que para ellos, la misa negra no es algo que vaya contra la fe católica sino contra “toda autoridad arbitraria”. Concedo el beneficio de la duda de que los alumnos de dicha sociedad de estudiantes creyesen eso, pero me cuesta mucho conceder el mismo beneficio al grupo satánico instigador. Me parece razonable pensar que este grupo sabe perfectamente el significado, los orígenes y la intencionalidad de ese ritual y que, si se concede a los alumnos de la sociedad el beneficio de la duda, hay que creer en la manipulación de los mismos por parte del grupo satánico. Como quiera que sea, los alumnos de la sociedad programaron entre sus actividades la tristemente famosa misa negra, en el local citado más arriba. Parece que en principio la idea era celebrar el ritual con una Hostia consagrada que entiendo que la Satanic Temple sabe cómo conseguir. Imagino que tan pronto como la dirección de la Universidad tuvo conocimiento de lo que se estaba fraguando, contactaron con los alumnos y tras un proceso que ignoro les fueron convenciendo de que abandonasen el proyecto, con el éxito más arriba mencionado.

Por otro lado, el capellán de la Universidad y párroco de la parroquia de Cambridge, junto con los estudiantes católicos de Harvard, organizaron la hora eucarística antes mencionada, que se celebró con un éxito notable. Seguro además que la demostración católica, inteligentemente encauzada por los estudiantes católicos y los sacerdotes de la pastoral, dio lugar a “minicatequesis” que, rompiendo la indiferencia hacia todo lo católico de muchos estudiantes, ayudaron al entendimiento de la fe católica. Más abajo se pueden ver algunas fotos de esta hora eucarística y de la procesión.

Por su parte, los miembros de Satanic Temple siguieron adelante con el plan y celebraron la misa negra, como se ha dicho antes, fuera del campus, sin una Hostia consagrada y en el segundo piso de un restaurante chino, al parecer con unas cincuenta personas. Si se me permite la expresión, creo que se pusieron en ridículo. Posiblemente, si se hubiese prohibido, se hubiese hecho unos mártires de este grupo satánico y de hubiese radicalizado la postura de los estudiantes de la sociedad de alumnos.

En un momento de este proceso se produjo la comunicación oficial de la Presidenta de Harvard, que se puede leer íntegra en inglés más abajo y de la que cito algún párrafo traducido:

“‘La misa negra’ nos ha puesto ante el reto de reconciliar nuestra dedicación a la libertad de expresión en el corazón de una universidad con nuestro compromiso de promover una comunidad basada en el comportamiento cívico y el entendimiento mutuo. […]  La “misa negra” tiene su origen histórico como un medio de denigrar a la Iglesia Católica y a otros. La decisión de un club de estudiantes de promover la puesta en escena de este ritual es abominable, representa una afrenta fundamental a los valores de inclusión, pertenencia y mutuo respeto que deben definir nuestra comunidad. Es profundamente lamentable que los organizadores de este acto, muy conscientes de la ofensa que están causando a muchos otros, hayan escogido seguir adelante con una forma de expresión tan flagrantemente irrespetuosa e infamante.

Ello no obstante, y consistentemente con el compromiso de la Universidad con la libertad de expresión, incluyendo aquellas que nos puedan ofender profundamente, la decisión de seguir adelante es y seguirá siendo suya” (de los estudiantes).

A la vista de esto alguien pudiera pensar: “qué maravilla la actuación de la dirección de la Universidad de Harvard, que sin ruidos, sin prohibir nada, redujeron la misa negra a agua de borrajas y, aunque indirectamente, auspiciaron una hora eucarística de gran éxito a la que asistió la Presidenta de la Universidad”. Incluso podría pensarse que actuando de esta manera se ha seguido el consejo evangélico de ser astutos como serpientes y sencillos como palomas.

Sin embargo, creo que este juicio es totalmente incorrecto. De una manera clara, la Presidenta de Harvard está creando, y dejando por escrito, un precedente consuetudinario –en un país basado en el derecho consuetudinario– de que el derecho a la libertad de expresión incluye el de ofender voluntaria y gratuitamente a otros. Ella misma dice que hay ofensa, y lo dice con palabras muy duras. Pero, inmediatamente, sin solución de continuidad afirma que la libertad de expresión debe ser respetada por encima de la protección contra la ofensa. Con esto se ha borrado una línea roja. La de que, bajo ningún concepto, la libertad de expresión puede sobrepasar el límite de la ofensa, la afrenta o el insulto. Y siempre que se borra una línea roja, hay motivos para lamentarlo tarde o temprano.

Indudablemente, en esta ocasión, el balance ha sido positivo porque, afortunadamente, el buen sentido de los alumnos de la sociedad de estudiantes ha primado y han retirado el soporte a la misa negra. Pero, ¿qué pasará en la próxima ocasión? ¿Qué ocurrirá cuando es Satanic Temple induzca a otro grupo de alumnos a que celebren una misa negra en el campus de Harvard, incluso con una Hostia consagrada? ¿Cómo podrán las autoridades de Harvard negar ese “derecho de libre expresión” a esos alumnos si, a pesar de los buenos oficios de la dirección, insisten en seguir adelante? En ese momento, las autoridades se habrán quitado el suelo de debajo de los pies y tendrán que aceptar que la fe católica y la sensibilidad de miles de personas no católicas, se vea pisoteada por la “libre expresión” del satanismo. Y quien habla del satanismo, habla de otras cosas. Que cada uno ponga la situación insultante o vejatoria que quiera. La puerta está abierta.

Me caben muy pocas dudas de que la Satanic Temple ha forzado esto con una clara visión estratégica. O si no lo ha hecho así, se habrá alegrado enormemente tan pronto como se haya dado cuenta del regalo que le han hecho. Habrá que ver cuánto tiempo tardan en volver a la carga. Da igual sea un año o diez, la estrategia sabe esperar. Lo que me pregunto es: ¿por qué la Universidad de Harvard ha transigido con esto? No creo que sea porque no se hayan dado cuenta de la trampa. Si yo lo he hecho, ellos son más listos que yo y le habrán dedicado muchas más horas-cerebro que yo a definir su actuación. Sólo soy capaz de encontrar una respuesta. No se han atrevido. No se han atrevido a poner el derecho a ser protegido del insulto por encima del derecho a insultar bajo el paraguas de una falsa “libertad de expresión”. No se han atrevido a hacer lo que hay que hacer porque tienen un respeto inmenso a lo políticamente correcto, más allá de la justicia. Me recuerdan a Pilato ordenando azotar a Jesús injustamente para ver si de esta manera calmaba al populacho y, de paso, salvaba la vida del inocente. Pero no pudo. El populacho pidió más. Y, al final, tuvo que condenar a la inocencia.

No puedo evitar la pregunta: ¿Hubiese actuado la Universidad de la misma manera si los ultrajados hubiesen sido otros grupos étnicos o religiosos? ¿Si hubiesen sido grupos con mayor poder político o económico que los católicos? ¿O con una capacidad de respuesta violenta que la Iglesia católica ni tiene ni quiere tener? ¿O con una protección de lo políticamente correcto de la que carece la fe católica? ¿Judíos? ¿Musulmanes? ¿Negros? Creo que corro poco riesgo de equivocarme si afirmo que hubiesen actuado de otra manera. En nombre del respeto a esos grupos, creo que hubiese prohibido la manifestación ofensiva. Y seguro que hubiesen sido aplaudidos. Pero tratándose de la Iglesia católica…

Lamento mucho que una institución como la Universidad de Harvard, a la que admiro y respeto, haya caído en este pilatismo. Hubiese preferido que la “reafirmación del respeto de Harvard por la fe Católica” –según palabras de su Presidenta– se hubiese manifestado mediante la firmeza en prohibir lo que ella misma califica como “una afrenta fundamental a los valores de inclusión, pertenencia y mutuo respeto que deben definir nuestra comunidad”, en vez de con su asistencia a una hora eucarística que no hubiese tenido que celebrarse si ella hubiese actuado de acuerdo con la justicia y la razón. No obstante, le agradezco su asistencia a ese acto litúrgico.


Statement on 'Black Mass'
MAY 12, 2014

Cambridge, Mass.

A statement by President Drew Faust

The reenactment of a 'black mass' planned by a student group affiliated with the Harvard Extension School challenges us to reconcile the dedication to free expression at the heart of a university with our commitment to foster a community based on civility and mutual understanding. Vigorous and open discussion and debate are essential to the pursuit of knowledge, and we must uphold these values even in the face of controversy. Freedom of expression, as Justice Holmes famously said long ago, protects not only free thought for those who agree with us but freedom for the thought that we hate.

But even as we permit expression of the widest range of ideas, we must also take responsibility for debating and challenging expression with which we profoundly disagree. The 'black mass' had its historical origins as a means of denigrating the Catholic Church; it mocks a deeply sacred event in Catholicism, and is highly offensive to many in the Church and beyond. The decision by a student club to sponsor an enactment of this ritual is abhorrent; it represents a fundamental affront to the values of inclusion, belonging and mutual respect that must define our community. It is deeply regrettable that the organizers of this event, well aware of the offense they are causing so many others, have chosen to proceed with a form of expression that is so flagrantly disrespectful and inflammatory.

Nevertheless, consistent with the University’s commitment to free expression, including expression that may deeply offend us, the decision to proceed is and will remain theirs. At the same time, we will vigorously protect the right of others to respond—and to address offensive expression with expression of their own.


I plan to attend a Eucharistic Holy Hour and Benediction at St. Paul's Church on our campus on Monday evening in order to join others in reaffirming our respect for the Catholic faith at Harvard and to demonstrate that the most powerful response to offensive speech is not censorship, but reasoned discourse and robust dissent.

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