31 de octubre de 2015

Comentarios al final del Sínodo de la familia

Ya ha acabado el Sínodo de la familia. Me gustaría poder hacer una recensión lo más completa posible de todas su conclusiones y adjuntar el texto íntegro de la relatio final. Pero no he sido capaz de encontrarlo más que en italiano. La he buscado en vano en la página del Vaticano. Nada. Lo he buscado en ACI prensa una fiable agencia católica de noticias. Nada. Por supuesto lo he buscado en Internet. Nada. Desde luego, he visto comentarios, opiniones, conclusiones sacadas por unos o por otros, como si fuéramos idiotas que no pudiésemos hacernos una idea de su contenido yendo a las fuentes o como si no tuviésemos capacidad para leer unas cuantas páginas y necesitásemos que nos lo diesen todo masticadito. Pero del texto íntegro, nada de nada. ¿Seré idiota? Puede, porque no se me ocurre que haga que no pueda estar en Internet. Lo que sí he encontrado es el texto en español de los tres puntos que hacen referencia al asunto más candente, es decir, la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan acceder a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía. Por supuesto, empiezo por ponerlos por delante. He quitado lo que en la fuente donde los he conseguido estaba en negrita para no introducir ningún sesgo en su lectura.

84.- Los bautizados que están divorciados y vueltos a casar civilmente deben estar más integrados en las comunidades cristianas en los diversos modos posibles, evitando toda ocasión de escándalo. La lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral, para que no solo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, sino para que puedan tener una feliz y fecunda experiencia de ella. Son bautizados, son hermanos y hermanas, el Espíritu Santo derrama en ellos dones y carismas para el bien de todos.

Su participación puede expresarse en diversos servicios eclesiales: es necesario por ello discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas. Ellos no están y no deben sentirse excomulgados, y pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que los acoge siempre, los cuida con afecto y los alienta en el camino de la vida y del Evangelio.

Esta integración es necesaria también para el cuidado y la educación cristiana de sus hijos, que deben ser considerados los más importantes. Para la comunidad cristiana, cuidar a estas personas no es un debilitamiento de la propia fe y del testimonio acerca de la indisolubilidad matrimonial, sino que así la Iglesia expresa en este cuidado su caridad.

85.- San Juan Pablo II ha ofrecido un criterio integral que permanece como la base para la valoración de estas situaciones: “Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones. En efecto, hay diferencia entre los que sinceramente se han esforzado por salvar el primer matrimonio y han sido abandonados del todo injustamente, y los que por culpa grave han destruido un matrimonio canónicamente válido. Finalmente están los que han contraído una segunda unión en vista a la educación de los hijos, y a veces están subjetivamente seguros en conciencia de que el precedente matrimonio, irreparablemente destruido, no había sido nunca válido (Familiaris Consortio, 84).

Es entonces tarea de los presbíteros acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento según la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo. En este proceso será útil hacer un examen de conciencia, a través de momentos de reflexión y arrepentimiento.

Los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se han comportado con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis, si hubo intentos de reconciliación, cómo está la situación del compañero abandonado, qué consecuencia tiene la nueva relación sobre el resto de la familia y la comunidad de fieles, qué ejemplo ofrece a los jóvenes que se deben preparar para el matrimonio. Una sincera reflexión puede reforzar la confianza en la misericordia de Dios que no se le niega a ninguno.

Además, no se pueden negar que en algunas circunstancias “la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas (CCC, 1735) a causa de diversos condicionamientos. Como consecuencia, el juicio sobre una situación objetiva no debe llevar a un juicio sobre la “imputabilidad subjetiva” (Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración del 24 de junio de 2000, 2a).

En determinadas circunstancias las personas encuentran grandes dificultades para actuar de modo distinto. Por ello, mientras se sostiene una norma general, es necesario reconocer que la responsabilidad respecto a determinadas acciones o decisiones no es la misma en todos los casos.

El discernimiento pastoral, teniendo en cuenta la conciencia rectamente formada por las personas, debe hacerse cargo de estas situaciones. También las consecuencias de los actos realizados no son necesariamente las mismas en todos los casos.

86.- El recorrido de acompañamiento y discernimiento orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios. El coloquio con el sacerdote, en el fuero interno, concurre con la formación de un juicio correcto sobre lo que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer.

Dado que en la misma ley no hay gradualidad (FC, 34), este discernimiento no podrá nunca prescindir de las exigencias de la verdad y la caridad del Evangelio propuesta por la Iglesia. Para que esto suceda, deben garantizarse las necesarias condiciones de humildad, reserva, amor a la Iglesia y a su enseñanza, en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios y en el deseo de alcanzar una respuesta más perfecta a ella.

Tras leerlos, lo primero que debo decir es que me siento perplejo. Porqué no sé qué dice. Si recordáis lo que os mandé hace unas semanas, en el envío del 10 de Septiembre, mi expectativa era aclararme acerca de si podía haber casos particulares en los que, al no darse las tres condiciones necesarias para que hubiese pecado mortal, podría ser posible –y soy redundante a propósito– que, para esos casos debidamente analizados, la Iglesia permitiese la vuelta a los sacramentos. Qué esos casos pueden existir me parece que no admite duda. La cuestión es cómo se pueden discernir y, sobre todo, si una vez discernidos se les puede abrir la puerta a la Eucaristía.

Que ese discernimiento del que se habla conduce a una mayor participación en la vida eclesial también se dice explícitamente. Su participación puede expresarse en diversos servicios eclesiales: es necesario por ello discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas”.

Qué ese discernimiento requerirá un arduo y exigente examen de conciencia está clarísimo: Los divorciados vueltos a casar deberían preguntarse cómo se han comportado con sus hijos cuando la unión conyugal entró en crisis, si hubo intentos de reconciliación, cómo está la situación del compañero abandonado, qué consecuencia tiene la nueva relación sobre el resto de la familia y la comunidad de fieles, qué ejemplo ofrece a los jóvenes que se deben preparar para el matrimonio”. Este discernimiento, llevado a cabo por el sacerdote según la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo no es arbitrario para cada sacerdote ni para cada Obispo, pues tiene que ajustarse a la enseñanza de la Iglesia. Pero concurre con la formación de un juicio correcto sobre lo que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia y sobre los pasos que pueden favorecerla y hacerla crecer.

Pero se guarda un silencio sepulcral sobre si esas exclusiones que pueden ser superadas o esa participación más plena en la vida de la Iglesia pueden llegar a suponer el acercamiento a los sacramentos. Parece evidente que no se ha querido aclarar este punto, tal vez para dejarle al Papa que diga la última palabra. Por supuesto, el Papa siempre la tiene, pero puede ser un signo de delicadeza dejársela a él sin ningún tipo de condicionamiento. También puede que esta ambigüedad sea la consecuencia de un duro enfrentamiento entre ambos sectores que han preferido enterrar las discordias antes que adoptar una postura común. En su Discurso de clausura del Sínodo, el Papa dijo: En el curso de este Sínodo, las distintas opiniones que se han expresado libremente –y por desgracia a veces con métodos no del todo benévolos– han enriquecido y animado sin duda el diálogo, ofreciendo una imagen viva de una Iglesia…”. Pero esto no debe alarmarnos. La idea de que en la Iglesia siempre ha habido acuerdos fáciles y sin fuertes discusiones es un mito. Ya en la primera Iglesia hubo duras discusiones sobre si se debía exigir la circuncisión a los gentiles convertidos o no, sobre si era lícito comer carne sacrificada a los ídolos o no. En el discurso de Benedicto XVI a la Curia, en Diciembre de 2005, recordaba unas palabras de san Basilio, el gran doctor de la Iglesia, de la situación de la Iglesia después del concilio de Nicea en 325, donde se definió la consustancialidad del Padre y el Hijo. Decía: “la compara [san Basilio] con una batalla naval en la oscuridad de la tempestad, diciendo entre otras cosas: ‘El grito ronco de los que por la discordia se alzan unos contra otros, las charlas incomprensibles, el ruido confuso de los gritos ininterrumpidos ha llenado ya casi toda la Iglesia, tergiversando, por exceso o por defecto, la recta doctrina de la fe...’”. Así es que no pasa nada porque haya duras discusiones. El propio Papa, en su discurso final del sínodo, que podéis leer más abajo aclara qué no significa (dos aseveraciones) qué sí significa (siete aseveraciones) este sínodo que ha terminado.

Lo que, llegados a este punto, me parece una lectura torticera del sínodo es la de los que quieren hacer ver que estos tres puntos de la relatio final del sínodo suponen una mina contra la indisolubilidad del matrimonio. Cito a continuación algunas palabras del Cardenal Burke. El Cardenal Burke es Patrono de los Caballeros de Malta y fue prefecto de la Signatura Apostólica. Cuando llegó el momento canónico de que el cardenal tuviese que ser renovado en esta última función, el Papa francisco no le confirmo en ese cargo, lo que dio pie a que determinados sectores hablasen del sectarismo del Papa hacia los prelados más conservadores. En la web “Adelante la fe” aparecen unas declaraciones del Cardenal sobre el sínodo. Copio más abajo el link por si alguien quiere leer la entrevista completa de la que cito algunos párrafos y hago algunos comentarios:

La sección titulada “Discernimiento e Integración” (párrafos 84-86) es, de cualquier manera, de inmediata preocupación, por su falta de claridad en un asunto fundamental de la fe: la indisolubilidad del vínculo matrimonial que tanto la razón como la fe enseñan a todos los hombres.

[…]

a través de la historia de la Iglesia, siempre ha existido presión para admitir el divorcio...

[...]

...el Papa San Juan Pablo II reconoce las diferentes situaciones de los que están viviendo en una unión irregular e insta a los pastores y a toda la comunidad para ayudarles como verdaderos hermanos y hermanas en Cristo por virtud del Bautismo, y concluye: “De cualquier manera, la Iglesia reafirma su práctica, la cual está basada en las Sagradas Escrituras, de no admitir en la Comunión Eucarística a personas divorciadas vueltas a casar.

[…]

la cita del Catecismo de la Iglesia Católica (nº.1735) en lo que se refiere a imputabilidad debe ser interpretado en términos de libertad “lo cual hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que son voluntarios” (CCC, nº.1734). La exclusión de los Sacramentos de aquellos en uniones matrimoniales irregulares no constituye un juicio sobre su responsabilidad en la ruptura del vínculo matrimonial al cual  están unidos. 

Estos comentarios inducen a pensar:

a)     que de alguna manera el sínodo se ha planteado el hecho de que el matrimonio sea disoluble. Pero en varios pasajes, la relatio final cuyo texto tengo en italiano, dice en el nº 36: Questa vocazione riceve la sua forma ecclesiale e missionaria dal legame sacramentale che consacra la relazione coniugale indissolubile tra gli sposi. […] La fede riconosce nel legame indissolubile degli sposi un riflesso dell’amore della Trinità divina. Y en el nº 40: L’indissolubilità del matrimonio (cf. Mc 10,2-9), non è innanzitutto da intendere come giogo imposto agli uomini bensì come un dono fatto alle persone unite in matrimonio. Y en el nº 47: Risulta particolarmente opportuno comprendere in chiave cristocentrica le proprietà naturali del matrimonio, che costituiscono il bene dei coniugi (bonum coniugum), che comprende unità, apertura alla vita, fedeltà e indissolubilità. Y en el nº 48: L’irrevocabile fedeltà di Dio all’alleanza è il fondamento dell’indissolubilità del matrimonio. […]La testimonianza di coppie che vivono fedelmente il matrimonio mette in luce il valore di questa unione indissolubile e suscita il desiderio di rinnovare continuamente l’impegno della fedeltà. L’indissolubilità corrisponde al desiderio profondo di amore reciproco e duraturo che il Creatore ha posto nel cuore umano. Y en el 49: Dio consacra l’amore degli sposi e ne conferma l’indissolubilità. Y en el 51: Grazie ad esse è resa credibile la bellezza del matrimonio indissolubile e fedele per sempre. Y en el 69: Il sacramento del matrimonio, come unione fedele e indissolubile tra un uomo e una donna. Y en el 84: Per la comunità cristiana, prendersi cura di queste persone non è un indebolimento della propria fede e della testimonianza circa l’indissolubilità matrimoniale. No tengo ni idea de italiano, pero sospecho que el Cardenal Burke sí. Pero aún no sabiéndolo, es evidente que decir que el sínodo pone en cuestión la indisolubilidad del matrimonio, es hacer una lectura torticara del mismo.
b)     Parece que se quiere hacer pensar que en el documento del sínodo se pretende dar “barra libre” para que TODOS los divorciados vueltos a casar puedan acceder a la Eucaristía y eso es también retorcer las cosas. Nadie puede acercarse a la Eucaristía en pecado mortal, sea cual sea éste. Pero lo que sí cabe preguntarse es si el hecho indudable de la materia grave que supone el adulterio en el que estas personas viven supone, sin ninguna excepción que TODOS los divorciados vueltos a casar están en pecado mortal. Y aquí viene
c)     Parece que se quiere tergiversar el sentido del Catecismo de la Iglesia católica. La relatio cita el nº 1735 que dice: 1735 La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales”. Y lo hace, precisamente, para puntualizar el 1734, que es el que cita el cardenal Burke y que dice: 1734 La libertad hace al hombre responsable de sus actos en la medida en que estos son voluntarios. El progreso en la virtud, el conocimiento del bien, y la ascesis acrecientan el dominio de la voluntad sobre los propios actos”. Es decir, el cardenal Burke usa el 1734 para negar el 1735 cuando la intención manifiesta del Catecismo, por el orden y por la lógica intrínseca, es el 1735 el que matiza el 1734. Pero es que, más adelante, el Catecismo, para matizar más el asunto, dice:
1858.  La materia grave es precisada por los Diez mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre” (Mc 10, 19). La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño. 1859. El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (cf Mc 3, 5-6; Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado. 1860. La ignorancia involuntaria puede disminuir, y aún excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre. Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta (la negrita es mía), lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal.
Estoy seguro de que el Cardenal Burke conoce más a fondo que yo el catecismo, por eso no me puedo creer que estos párrafos le hayan pasado desapercibidos.
Por si alguien quiere ir a las fuentes, ahí va el link a las palabras del cardenal Burke:


Por tanto, no puedo ver buena voluntad en este tipo de interpretaciones torticeras del sínodo. En éste, ni se niega la indisolubilidad del matrimonio, ni se pretende que todos los divorciados vueltos a casar puedan acceder a la Eucaristía. Sólo se pregunta, sin contestarse, sí es posible que algunos divorciados que han iniciado una nueva relación, tras que su caso sea discernido con un acompañamiento del sacerdote, guiado por el Obispo y, ambos, bajo el magisterio de la Iglesia –no según les dé–, pueden decir que alguna de esas personas, tras un camino penitencial, puedan considerar que no están en pecado mortal y pueden, por tanto, eventualmente, acceder a la Eucaristía (empleo a propósito el exceso de condicionales).


Creo que, llegados a este punto, el Papa no puede dejar de pronunciarse, porque no es posible ni sano, para quien se encuentra en esa situación y desea fervientemente y con buena voluntad esa participación, vivir en esa ambigüedad. Eso, sencillamente, no sería caritativo. Yo, por tanto, sigo y seguiré esperando anhelante –y eso que no me afecta personalmente– lo que el Papa diga a este respecto. Como ya he dicho en otros escritos que he hecho sobre este tema, aceptaré de buen grado lo que el Papa decida. Pero si el Papa decidiese que tras ese proceso de discernimiento algunos divorciados vueltos a casar podrían acceder a la Eucaristía, NO estaría yendo contra ningún pilar del matrimonio. Si, por el contrario, el Papa, al final, se decanta por mantener la norma como hasta ahora, no me cabe la más mínima duda de que la Gracia y la Misericordia de Dios, que son más fuertes y poderosas que todo lo que podamos imaginar, llegarán por vías extraordinarias que ellas sabrán buscar, a lo más hondo del corazón, del espíritu y del alma de las personas que anhelen la Eucaristía y que, estando en Gracia de Dios, a pesar de su situación, las pidan (la Gracia y la Misericordia) con humildad y confianza. Dios no las dejará desamparadas sin una ayuda equivalente a la de los sacramentos ordinarios. Así que, haga lo que haga, le aplaudiré. Lo que no me parecería correcto es que dejase el tema en la ambigüedad en que lo ha dejado el sínodo.

27 de octubre de 2015

Sobre Elon Musk

Creo que hay seis frentes en los cuales la humanidad ha ido avanzando, no de forma coordinada y a ritmos muy cambiantes, pero avanzando, a fin de cuentas, a lo largo de toda su historia. Por supuesto, también ha habido retrocesos, pero el movimiento resultante es de avance si se mira con perspectiva de siglos. Esos frentes son la santidad –que incluye la ética–, el pensamiento abstracto para entender la esencia de la vida y del mundo, la ciencia, la belleza, la política y la creación de riqueza y bienestar para la sociedad. En cada uno de ellos el avance ha sufrido impulsos esporádicos, con una cadencia de entre algunas veces –pocas– por siglo y una vez cada pocos siglos. Estos impulsos han sido propiciados casi siempre por personalidades que Arnold J. Toynbee llamaría genios creadores. Como representantes recientes de estos genios creadores en cada uno de los campos citaría a Madre Teresa o Juan Pablo II en el espiritual, a Marko Rupnik o Gustav Klimt en la belleza, a Albert Enstein o Niels Bohr en el científico, a Adenauer, De Gasperi y Schumann en el político. Creo que en el frente de la filosofía, tras el camino de vía muerta de Descartes y Kant, el pensamiento filosófico se ha extraviado en un laberinto de espejos rotos en su capacidad de explicar el mundo. Tal vez, aunque sólo tal vez, se haya empezado a salir del laberinto con la fenomenología de Husserl y su “vuelta a las cosas mismas”, harto del idealismo iniciado con Kant[1].

Sería muy deseable que alguna vez apareciese en el mundo un “monstruo” que fuese un genio en los seis campos, pero me temo que la naturaleza humana no da para tanto. Podríamos decir que algunos de ellos podrían estar en dos campos, como Juan Pablo II o Edith Stein en santidad y filosofía. No se me ocurre a nadie reseñable en tres campos y, mucho menos en los seis. Sí ocurre que hay personajes que rayan con gran altura en uno de ellos y son lamentables en otros. Sería impresionante para el avance de la humanidad una simbiosis entre genios creadores de los seis campos. Y por supuesto, hay personajes que son nefastos en todos. ¿Me atrevería a citar a Hitler o Stalin?

¿Y en el frente de la creación de riqueza y bienestar? Podríamos citar a Steve Jobs o a Henry Ford en el último siglo. Pero creo ambos son superados por Elon Musk. Estoy seguro que muchos, al leer este nombre arrugarán la nariz diciendo: “¿Elon Musk? ¿Quién es ese tío? ¿Cómo va a superar en genialidad creadora a los dos supeconocidos Jobs o Ford? Jobs ha revolucionado el mundo de la tecnología de la información y comunicaciones. Ha marcado un antes y un después en él. Henry Ford puso el automóvil al alcance de la clase media americana y revolucionó las técnicas de fabricación. Pero, ¿Elon Musk? Ni siquiera sé quién es ni, mucho menos, qué ha hecho por la creación de riqueza y bienestar del mundo.

No empezaré contando los hitos cronológicos de su vida, sino sus sueños. Elon Musk es un visionario, un soñador, pero con los pies en la tierra, que desde muy joven se preguntó qué cosas podían dar un impulso sin precedentes al bienestar de la humanidad. O más drásticamente, qué cosas son las que amenazan su propia supervivencia y cómo podrían evitarse esas amenazas. Todavía muy joven, siendo universitario, se dio a sí mismo cinco respuestas: Internet –hablamos del año 84 no era más que una herramienta de uso militar, pero había sabido de esa tecnología y se había dado cuenta de que si llegase a ser de uso civil revolucionaría el mundo–, la sostenibilidad energética, la dependencia de la vida confinada al planeta Tierra, la inteligencia artificial y la modificación genética. Pronto se dio cuenta de que las dos últimas planteaban cuestiones éticas cuya caja de pandora prefería no destapar, con lo que se quedó con las tres primeras. Creo que el hecho de que en sus sueños entrase el de hacer de la especie humana una especie multiplanetaria requiere una somera explicación. No es debido a una exagerada afición a stars war o a star treck, no. Es por algo mucho más profundo. Musk tiene dos convicciones al respecto. La primera que la inteligencia abstracta es una extrañísima excepción en el universo, si es que hay alguna otra especie que la tenga en todo el cosmos. A diferencia de la moda entre tantos científicos y pseudocientíficos, Musk cree que existe algo que él llama The Grat Filter y que hace que, por causas desconocidas, la evolución hacia la inteligencia se pare en seco en algún estadio. Es decir, cree que la humanidad es algo así como la joya de la corona del cosmos, un valiosísimo e irremplazable tesoro que hay que cuidar, incluso mimar. Su segunda convicción es que el planeta Tierra es un sitio enormemente vulnerable, incluso si gracias a la sostenibilidad energética se consigue evitar el calentamiento global. Se sabe científicamente que es seguro que algún día un asteroide suficientemente grande impacte sobre la Tierra y acabe con todo vestigio de vida en ella. Se sabe, con la misma certidumbre científica, que un día, la Tierra, cuya órbita, a largo plazo es inestable, saldrá disparada fuera del sistema solar, hacia el frío cosmos. Ciertamente, se sabe que la probabilidad de que esto ocurra en los próximos, digamos 10 millones de años, es muy baja. Pero el hecho de que con casi absoluta seguridad él no vaya a sufrir las consecuencias de esto no es algo que le importe a Musk. A él le preocupa el tesoro. Y quiere empezar a ponerlo en varios cestos, y no sólo en uno tan frágil. ¿Loco? No da el perfil.

Pero Musk no es simplemente un visionario. Es alguien que pone toda su energía, su pasión, su capacidad sobrehumana de trabajo, su enorme inteligencia y su dinero, para dar pasos sólidos hacia esas respuestas para sus inquietudes por el futuro de la humanidad. Y los está dando. Sólidos e importantes.

Ahora sí que puedo empezar a seguir el hilo de los hitos cronológicos de su vida. Una vida siempre guiada por sus visiones, sus sueños y sus increíbles pero realistas respuestas a ellos.

Musk nació en Sudáfrica en 1971. No tuvo una infancia muy feliz. Su vida familiar no fue tranquila y, como muchos genios, no encajó muy bien en la escuela. Se convirtió en un autodidacta compulsivo. Dedicaba 10 horas al día a la lectura de todo lo que pillaba y, entre otras muchas cosas, a los 16 años se había leído entera toda la Enciclopedia Británica. Por otro lado, desde los 9 años, en que tuvo un ordenador Commodore VIC-20, de dedicó, también de forma autodidacta, a la programación. Con 12 años creó un video juego que vendió a una revista de informática por 500$ del año 83, lo que para un chico de 12 años no estaba nada mal. Tampoco le gustaba su país, por lo que a los 17 años dejó Sudáfrica para siempre con la idea de ir a EEUU. Pero por dificultades de inmigración tuvo que hacer “escala” en Canadá durante un tiempo. Empezó allí sus estudios universitarios pero pudo trasladar su expediente a la Universidad de Pennsylvania. Ahí fue donde se planteó cuáles eran las cuestiones que más podían afectar al futuro de la humanidad y se dio las respuestas comentadas anteriormente.

Tras acabar sus estudios de grado, allá por el año 95, inició un doctorado en baterías de alta densidad para el almacenamiento de energía. Pero a los dos días de empezar el programa lo abandonó porque no quería que el fenómeno de Internet, ya en plena eclosión, pasase a su lado, a velocidad de vértigo, dejándole a él en la estación. Intentó, sin ningún éxito, entrar a trabajar en Netscape, la empresa pionera en el campo por aquél entonces. En vista del fracaso, junto con su hermano Kimbal, fundó la empresa Zip2, que pretendía ser un directorio de empresas unido a un mapa digital, mucho antes de que Google pudiese soñar en algo como Google Maps, simplemente, porque a Google le faltaban 4 años para que Larry Page la fundara. Como no tenían ni dónde caerse muertos, los hermanos Musk vivían en los albergues de la YMCA. En 1999, con 28 años, Musk vendió Zip2 a Compaq por 307 millones de $ de  de los que él se embolsó 22. El libro de oro de los que se hacen millonarios antes de los 30 dice que hay tres cosas sensatas que se pueden hacer y una insensata. Las sensatas son: a) dedicarse al dolce far niente, b) repartir el dinero entre distintos start ups y dedicar un tiempo moderado a supervisarlos y el resto a vivir o, c) poner en marcha otro proyecto, pero con el dinero de otros. Musk hizo la insensata, que es poner todo su dinero en una nueva aventura. Y así, ese mismo año, fundó X.com con el disparatado propósito de hacer un banco digital. Hoy en día, muchos bancos están en la carrera de digitalizarse porque temen que empresas de IT les roben la cartera. Pero en 1999 y con sólo 22 millones de $, que son bastante para el dolce far niente, pero nada para semejante objetivo, la cosa era poco menos que demencial.  Elon se dio cuenta pronto de que era imposible intentar un banco digital en todos los aspectos del negocio bancario y X.com se especializó en el segmento de pagos por correo electrónico. Pero, casualidades de la vida, en el mismo vivero de empresas donde los Musk tenían su negocio, había otra empresa, Confinity, que se dedicaba a lo mismo. Al principio competían furiosamente por un negocio que crecía como la espuma, pero pronto decidieron fusionarse manteniendo el nombre de X.com.

Pronto empezó a sonar la caja de los truenos en la nueva empresa.  Había tres gallos en el mismo corral: Elon Musk, Peter Thiel y Max Levchin, los fundadores de Confinity. Aunque Elon Musk era el mayor accionista, no tenía la mayoría absoluta y un día, a finales del 2.000, en mitad de un viaje en el que combinaba los negocios –conseguir fondos para la empresa– y el placer –viaje de novios con su mujer Justine– Elon se enteró de que sus socios le habían dado la patada y le habían destituido como CEO para poner a Thiel. En vez de tirar pies por pared, Elon siguió en la gestión de la empresa, que en 2001 cambio el nombre por PayPal –suena, ¿no?– y continuó invirtiendo en ella. Dirigió el proceso de venta de la empresa a eBay, venta que consiguió en 2002 por 1.500 millones de dólares, de los que él se embolsó 180 millones después de impuestos. Con 31 años, y sin seguir la regla de oro de los millonarios jóvenes era ya multimillonario. ¿Siguió entonces la regla de oro? Por supuesto que no. Apostó, una vez más todo su dinero en sus sueños. Esta vez los de verdad. Porque Internet se convirtió para él en un mero instrumento. Y empezó por poner el primer peldaño de su sueño de hacer de la humanidad una especie multiplanetaria. Desde antes de que se cerrase la venta de PayPal empezó a aprender todo lo que su inteligencia podía, y podía mucho, sobre cohetes. Invirtió 100 de sus 180 millones de $ en una empresa, SpaceX cuya visión es nada menos que mandar un millón de colonos a Marte en el siglo XXI. ¿Loco? Puede, pero su primer paso era, simplemente, ser capaz de diseñar un cohete y una lanzadera que pudiera poner una carga en órbita y volver a la tierra. Sólo los EEUU, Rusia y China lo habían conseguido al principio del siglo XXI. Su hermano Kimbal decidió no seguirle en esta nueva aventura. Sentía una enorme pasión por algo no tan visionario como los sueños de su hermano, aunque más sabroso: la cocina. Se fue a Nueva York y fundó una escuela de cocina y varias cadenas de restaurantes, además de poner en marcha programas de educación alimentaria para niños a lo largo y ancho de los EEUU.

En 2004 Elon Se lanzó a poner la primera piedra del edificio de otro de sus sueños. Para lograr la sostenibilidad energética del mundo, qué mejor que crear un automóvil 100% eléctrico. Fundó la compañía Tesla para fabricarlo. ¡Qué locura! El último lanzamiento con éxito de una empresa fabricante de automóviles en EEUU había sido el de Chrysler, en 1925 y ninguna compañía de automóviles existente tenía in mente en ese año crear un automóvil 100% eléctrico. Además, si Tesla pretendía crear coches eléctricos realmente competitivos, era importante ser capaz de almacenar de forma eficiente la energía de forma que pudiesen tener una gran autonomía. Por eso se embarcó también en la investigación, desarrollo y producción de baterías de iones de litio que aumentasen considerablemente la capacidad de las baterías estándar. Puso en esta empresa 70 millones de $. El objetivo de Tesla es tan modesto que puede parecer insignificante. Sólo pretende fabricar 500.000 coches al año, cifra que no llegan ni al 0,5% de los coches que se producen en un año en todo el mundo. Ridículo, podría pensarse. Pero la idea de Musk es hacer un coche relativamente barato que haga ver al mundo que eso es posible y espolee a todos los fabricantes tradicionales para seguir la corriente si no quieren quedarse atrás. Para ello, Musk ofrece todas sus patentes a todo aquél que las quiera, fabricantes de automóviles incluidos.

Tras los 100 millones en SpaceX y los 70 en Tesla, todavía le quedaban a Musk 10 millones. ¿Pensó en guardarlos como una reserva por si estas empresas fallaban o necesitaban más dinero? De ninguna manera. Dos años más tarde, en 2006 puso esos 10 millones en un complemento insoslayable de su sueño de la sostenibilidad energética. ¿De qué serviría que en unas décadas todos los coches fuesen eléctricos si esa energía no se podía producir mediante métodos renovables? Conviene saber que aproximadamente dos terceras partes de la electricidad se produce quemando combustibles fósiles. Además, para la sostenibilidad energética es necesario que otra gran fuente de consumo energético, los edificios, también pudiese satisfacer sus necesidades energéticas con fuentes renovables. Se trataba, por tanto de apostar por el desarrollo de este tipo de energías y Musk eligió el sol como fuente de la misma. Por eso, con esos 10 millones fundó SolarCity. La idea de esta empresa es desarrollar paneles solares de alta eficiencia que sean instalables con simple bricolaje en millones de hogares y otros edificios cualesquiera, amén de poder producir energía a escala industrial como cualquier central. Ambicioso, ¿no?

Y, ¿cómo le fue en estas empresas? Pues al principio mal. Muy mal. En 2007, en el ranking de empresas tecnológicas fracasadas del blog de cotilleos de Silicon Valley, Tesla ganó el primer premio. Había lanzado al mercado su modelo Roadster que había sido un estrepitoso fracaso y, para colmo, al año siguiente estalló la crisis de la que, si un sector ha salido malparado, ese ha sido el del automóvil. Tesla parecía muerta. En 2008, SpaceX había lanzado tres cohetes y los tres habían explotado antes de ponerse en órbita. La empresa sólo tenía dinero para un cuarto lanzamiento y no había la más remota posibilidad de que alguien pusiese más dinero. Si el cuarto lanzamiento saliese mal, todo habría terminado. En el plano familiar tampoco las cosas le iban muy bien a Musk. En el fatídico año de 2008 su matrimonio, con 5 hijos –¡cinco hijos en ocho años! Seis en realidad. El primero murió a poco de nacer del síndrome de muerte súbita infantil y luego tuvieron mellizos, seguidos de trillizos–, se rompió. A juzgar por el relato que hace su mujer en una entrevista concedida en 2010 a la revista Marie Claire, Musk era un marido dominante hasta la tiranía y astuto hasta la felonía en el trato económico que hizo firmar a su mujer cuando se casaron. Pero mejor suspender el juicio porque esa es la versión de una de las partes. Sea como fuere, en 2008 se divorciaron. En fin, peor imposible. Pero Musk tenía confianza indestructible en que las empresas que había creado tenían sólidos fundamentos. Y parece que esa confianza no era ilusoria. El 28 de Septiembre de 2008 el lanzamiento de su cuarto cohete fue un éxito clamoroso. El 23 de Diciembre, la NASA firmó con SpaceX un contrato de 1.200 millones para que hiciese doce lanzamientos para ella. Desde entonces, SpaceX ha llevado a cabo 20 lanzamientos, todos con éxito y a un coste mucho más bajo de lo normal. La empresa está desarrollando un transbordador que pueda lanzar seres humanos al espacio y traerlos de vuelta a la tierra. Como las lanzaderas que la NASA ha dejado de hacer. También trabajan en el desarrollo de un enorme cohete que permita llevar a 300 personas a Marte en un solo viaje. Recientemente, Google y Fidelity han hecho una importante inversión en SpaceX. Valorando la compañía a los precios en que estas dos empresas han entrado la compañía, que no cotiza en bolsa, valdría 12.000 millones de $.

Pero en el mismo 2008, un día después de firmar el contrato con la NASA, en Nochebuena, como si de un regalo de Navidad se tratara, un grupo de inversores, tal vez atraídos por el éxito de SpaceX acordaron aportar una buena suma de dinero en Tesla, lo  que le permitió seguir adelante. Unos meses más tarde, Daimler AG invirtió 50 millones de $ en la empresa. Con esas inversiones, Tesla ha lanzado su Modelo S con un éxito arrollador. El coche ha sido calificado con 99 sobre 100 en los Consumer Reports y con un 4 sobre 5 por National Highway Safety Administration de EEUU. Ahora está preparando el Modelo 3, mucho más asequible que el carísimo Modelo S, que previsiblemente será algo disruptivo en la industria de la automoción. Y las patentes están disponibles. Tesla trabaja también en la construcción de una gigafactoría que producirá más del doble de la producción mundial de baterías de iones de litio. Tesla tiene un valor en bolsa de 30.000 millones de $.

SolarCity salió a bolsa en 2012 y hoy tiene un valor de cerca de 6.000 millones de $. Se ha convertido en el mayor instalador de paneles solares de EEUU y, usando las baterías producidas por Tesla, quiere hacer que los hogares puedan ser energéticamente autosuficientes. Cuando las fábricas de sus empresas estén completas, Musk dará trabajo a 30.000 personas.

¿Por qué hace estas cosas Elon Musk? ¿Por dinero? Dudo mucho que esa sea su motivación fundamental. Tras la venta de PayPal podría haber aplicado cualquiera de las tres reglas de oro de los jóvenes millonarios. No lo hizo. Aunque, ciertamente, vive a todo trapo, reinvierte la mayor parte de lo que gana en sus empresas y no me extrañaría nada que se dedicase a fundar otras nuevas. ¿Por poder? No parece interesarle en absoluto el poder. ¿Fama? Siempre ha procurado mantener un perfil bajo. Uno veía casi todos los días en los periódicos noticias de Steve Jobs cuando vivía. Bill Gates o Larry Page –fundador de Google– o Mark Zuckerberg –fundador de Facebook– aparecen un día sí y otro también en todos los periódicos. Pero si buscamos a Elon Musk hay que mirar con lupa. Yo no había oído hablar de él hasta este pasado mes de Junio y fue porque alguien me dio algunas pinceladas de su vida y sus negocios. De sus empresas, sólo conocía Tesla y eso porque un amigo mío americano que vive en Houston tiene un Tesla S y un día que fui a verle me dejo dar una vuelta en él. ¡Qué gozada! Entonces, ¿por qué? Sólo encuentro una respuesta convincente. Sus sueños. Creo sinceramente que a Elon Musk, con todas las miserias humanas que pueda tener, como casi todo el mundo, podrían aplicársele perfectamente algunos de los versos del poema “If” de Rudyard Kipling que cito a íntegro a continuación en una traducción libre mía:

“Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todo a tu lado es cabeza perdida y te lo achacan.

Si puedes mantener la confianza en ti mismo cuando todos dudan de ti y, no obstante, ser indulgente con sus dudas.

Si sabes esperar sin desalentarte en la espera, o siendo engañado no contestas con engaño, o siendo odiado no respondes con odio y, aún así, sabes no parecer demasiado bueno o demasiado sabio.

Si eres capaz de soñar y evitar que los sueños te dominen.

Si puedes pensar y no convertir tus pensamientos en consignas.

Si puedes codearte con el Triunfo y el Desastre y tratar a estos dos impostores por igual.

Si puedes soportar ver tus palabras falseadas por embaucadores que han hecho de ellas trampas para idiotas o ver rotas las cosas por las que has dado tu vida y lanzarte de nuevo a construirlas con gastados instrumentos.

Si puedes hacer un cúmulo con todas tus pertenencias y arriesgarlas de una vez a cara o cruz y, si pierdes, empezar otra vez desde el principio sin nunca suspirar por lo perdido.

Si puedes obligar a tu corazón y a tus nervios y a tus fibras a que te apoyen aún después de haberlos perdido y, de este modo, hacerlos proseguir cuando sólo tu voluntad les dice: ¡Aguantad!

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud o caminar con reyes sin perder la sencillez.

Si ni enemigos ni amigos del alma pueden dañarte.

Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.

Si puedes llenar cada inexorable minuto con sesenta segundos valiosos, tuya es la tierra y cuanto la llena y –lo más importante–, ¡serás hombre, hijo mío!”

Por todo esto, en Julio del año pasado, cuando publiqué un post con mi comentario sobre la encíclica “Laudatio si”, del Papa Francisco, decía: “Creo que el Papa debería haberse asesorado para esto por un panel de expertos en las tecnologías de vanguardia formado a tal efecto. No estaría de más que hubiese tenido una charla con Bill Gates, Tim Cook o Elon Musk, por citar algunos, o con los investigadores de Universidades –casi todas americanas, que es donde la Universidad colabora con la empresa– en las que se están llevando a cabo desarrollos tecnológicos pioneros”. Si yo, que no soy más que un pobre profesor de una pequeña gran universidad española, conozco y reconozco a Elon Musk como un líder mundial en sostenibilidad, ¿no sería razonable que el Papa, al asesorarse sobre una encíclica que va dirigida a toda la humanidad para hablarles de ecología, además de pedir opinión a las personas que le hayan parecido bien, hubiese tenido un capítulo de asesoramiento con personas como Elon Musk? Ayer leí que Google ha hecho una inversión para obtener el 15% del mayor parque eólico del mundo que se va a hacer en Kenia. ¿No debería el Papa haber tenido una conversación con Larry Page y los promotores de ese campo eólico antes de escribir esa encíclica? Creo que los Papas, que han demostrado en el último tercio de siglo ser los líderes mundiales más respetados, podrían ser los instigadores de esa simbiosis entre genios creadores de los seis frentes. Pero me temo que Francisco ha desaprovechado una oportunidad en el campo científico y económico. Oportunidad que podía haber tenido un germen en la preparación de esta encíclica.

Os adjunto unos links para aquellos que quieran ampliar.


Estos links muestran la parte asombrosamente admirable de Elon Musk y sus empresas. Pero si leéis la entrevista que le hacen en Marie Claire a su primera mujer, uno puede asomarse a la parte más miserable del personaje, aunque no más miserable que muchísima gente y teniendo en cuenta, además, que quien lo cuenta no es imparcial.





[1] Aunque Husserl se asustó de su ruptura con el idealismo kantiano y dio marcha atrás, inició un camino por el que seguirían muchos filósofos en busca de la salida del laberinto.

13 de octubre de 2015

Ya ha empezado el segundo y definitivo sínodo de la familia

Parece mentira, pero ha pasado un año desde la clausura del sínodo preparatorio de éste. Y en éste se van a tratar cuestiones candentes. Ya al final del sínodo preparatorio hubo muchas controversias. Puede que a mucha gente se le haya olvidado, pero para mí fue un aldabonazo en mi conciencia. En su discurso de clausura, que abría un paréntesis de reflexión de un año, que se cerró el Domingo 4 de Octubre de 2015 con el inicio del sínodo definitivo, el Papa dijo magistralmente que había que evitar varias tentaciones que recuerdo brevemente ahora:

La tentación del endurecimiento hostil, esto es el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas.

La tentación del “buenismo” destructivo, que en nombre de una misericordia engañosa venda las heridas sin primero curarlas y medicarlas.

La tentación de transformar la piedra en pan para terminar el largo ayuno, pesado y doloroso y también de transformar el pan en piedra, y tirarla contra los pecadores, de transformarla en “fardos insoportables”.

- La tentación de descender de la cruz para contentar a la gente, y no permanecer, para cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en vez de purificarlo e inclinarlo al Espíritu de Dios.

- La tentación de descuidar el “depositum fidei” o, por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando una lengua minuciosa y un lenguaje pomposo para decir tantas cosas y no decir nada.

Esas tentaciones reflejaban las tensiones que se habían producido en el sínodo preparatorio. Pero el Papa, lejos de lamentar esas tensiones, veía en ellas el soplo del Espíritu:

Personalmente me hubiera preocupado mucho y entristecido si no se hubieran dado estas tensiones y estas discusiones animadas; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba San Ignacio, si todos hubieran estado de acuerdo o taciturnos en una falsa y quietista paz. En cambio he visto y escuchado –con alegría y reconocimiento– discursos e intervenciones llenos de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de coraje y parresía[1]. Y he sentido que ha sido puesto delante de sus ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la “suprema lex”: la “salus animarum” (Salud de las almas). Y esto siempre sin poner jamás en discusión la verdad fundamental del Sacramento del Matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreatividad, o sea la apertura a la vida.

A mí, un párrafo de la relatio final del sínodo de hace un año me hizo ver las cosas desde una perspectiva diferente. Decía:

“Se ha reflexionado sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan acceder a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Algunos padres sinodales han insistido a favor de la disciplina actual, en razón de la relación constitutiva entre la participación en la Eucaristía y la comunión con la Iglesia y su enseñanza sobre la indisolubilidad del matrimonio. Otros se han manifestado por una acogida no generalizada en la mesa eucarística para algunas situaciones particulares y en condiciones bien precisas, sobre todo cuando se trata de casos irreversibles y ligados a la obligación moral hacia los hijos que les llevaría a soportar sufrimientos injustos. El eventual acceso a los sacramentos debería ir precedido de un camino penitencial bajo la responsabilidad del obispo diocesano. Se profundizó más sobre la cuestión, teniendo bien presente la distinción entre situaciones objetivas de pecado y circunstancias atenuantes, dado que “la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas” por diversos “factores psíquicos o sociales”. (Catecismo de la Iglesia Católica 1735)

Esto me llevó entonces –26 de Octubre de 2014– a escribir en este mismo blog:

A la vista de esto, y con vigilancia para no caer en la tentación del buenismo destructivo, sigo en la misma idea que la semana pasada. A saber: Que es muy posible que haya personas divorciadas y vueltas a casar que tengan circunstancias atenuantes que hagan que su situación de pecado no sea mortal. Que estas circunstancias deberían ser discernidas bajo la guía del obispo y que tras un camino penitencial, podría permitirse que algunas de esas personas pudieran acceder a la comunión sacramental. Esto no me parece buenismo destructivo ya que no descuida la obligatoriedad de estar en gracia de Dios para recibir la comunión ni pone en cuestión la indisolubilidad del matrimonio.

Esta frase me costó algún disgusto con personas muy allegadas a mí que veían en ella una imprudencia temeraria, a pesar de la frase con la que acababa lo que mandé en el envío de entonces:

Por supuesto, no me siento capaz de decir si el bien mayor que debe buscar la prudencia se lograría mejor con la “disciplina actual” o con lo que propugnan los que quieren un planteamiento caso a caso, analizando los atenuantes de cada situación. Nunca mejor que aquí vendría la frase de “maestros tiene la Santa Madre Iglesia”. Por lo tanto, aceptaré cualquiera de las posturas que se adopte en el próximo Sínodo, tras un año de meditación, y en comunión con el Papa. Y la aceptaré con la paz que da la aquiescencia de corazón. Pero mi opinión en este momento es la que acabo de expresar.

Pues bien: Ha llegado el día en que los obispos, tras un año de reflexión, vuelven a reunirse para algo tan importante y trascendental para la pastoral y la maternidad de la Iglesia. En la homilía de la Misa de este domingo pasado, 4 de Octubre de 2015, el Papa volvía a plantear el tema con claridad y apertura. Las lecturas de ese Domingo son de las más claras sobre el establecimiento por parte de Jesucristo de la doctrina de la indisolubilidad indiscutible del matrimonio (Al final de estas líneas trascribo las lecturas de la Misa de este reciente Domingo 4 de Octubre de 2015). Y el Papa, en esa homilía, fue explícito y claro sobre estos temas, como se ve en algunas frases:

Jesús, ante la pregunta retórica que le habían dirigido – probablemente como una trampa, para hacerlo quedar mal ante la multitud que lo seguía y que practicaba el divorcio, como realidad consolidada e intangible–, responde de forma sencilla e inesperada: restituye todo al origen, al origen de la creación, para enseñarnos que Dios bendice el amor humano, es él el que une los corazones de un hombre y una mujer que se aman y los une en la unidad y en la indisolubilidad. Esto significa que el objetivo de la vida conyugal no es sólo vivir juntos, sino también amarse para siempre. Jesús restablece así el orden original y originante.

Pero hay otros dos temas que toca el Papa que creo merecen ser resaltados.

Primer tema, la restitución de la grandeza al matrimonio y a la familia. El Papa no puede permitir que nuestra mezquindad haga miserable algo tan grande y nos da un brillante toque de clarín para despertarnos a esa grandeza:

Estas palabras muestran que nada hace más feliz al hombre que un corazón que se asemeje a él, que le corresponda, que lo ame y que acabe con la soledad y el sentirse solo. Muestran también que Dios no ha creado el ser humano para vivir en la tristeza o para estar solo, sino para la felicidad, para compartir su camino con otra persona que es su complemento; para vivir la extraordinaria experiencia del amor: es decir de amar y ser amado; y para ver su amor fecundo en los hijos, como dice el salmo que se ha proclamado hoy (cf. Sal 128). […] Este es el sueño de Dios para su criatura predilecta: verla realizada en la unión de amor entre hombre y mujer; feliz en el camino común, fecunda en la donación reciproca.

[…]

Para Dios, el matrimonio no es una utopía de adolescente, sino un sueño sin el cual su creatura estará destinada a la soledad. En efecto el miedo de unirse a este proyecto paraliza el corazón humano.

Grandeza que muchos, como en la fábula de la Fontaine del zorro y las uvas, desprecian y ansían al mismo tiempo:

Paradójicamente también el hombre de hoy –que con frecuencia ridiculiza este plan– permanece atraído y fascinado por todo amor autentico, por todo amor sólido, por todo amor fecundo, por todo amor fiel y perpetuo. Lo vemos ir tras los amores temporales, pero sueña el amor autentico; corre tras los placeres de la carne, pero desea la entrega total.

Segundo tema, la misericordia y la comprensión para todos aquellos que, sin poder evitarlo, por las causas que sean, han visto como se deshacía su proyecto conyugal:

Una Iglesia que enseña y defiende los valores fundamentales, sin olvidar que «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado»; y que Jesús también dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar justos, sino pecadores». Una Iglesia que educa al amor autentico, capaz de alejar de la soledad, sin olvidar su misión de buen samaritano de la humanidad herida.

Recuerdo a san Juan Pablo II cuando decía: «El error y el mal deben ser condenados y combatidos constantemente; pero el hombre que cae o se equivoca debe ser comprendido y amado […] Nosotros debemos amar nuestro tiempo y ayudar al hombre de nuestro tiempo.» Y la Iglesia debe buscarlo, acogerlo y acompañarlo, porque una Iglesia con las puertas cerradas se traiciona a sí misma y a su misión, y en vez de ser puente se convierte en barrera.

Acaba el Papa: Con este espíritu, le pedimos al Señor que nos acompañe en el Sínodo y que guíe a su Iglesia a través de la intercesión de la Santísima Virgen María y de San José.

Yo, por mi parte, espero con impaciencia el resultado de este sínodo y, como he dejado dicho, aceptaré de buen grado lo que de él salga, pues creo que es el Espíritu Santo el que lo guía. Y mientras espero, pido que todos los hombres de buena voluntad, que amamos al ser humano y queremos su felicidad, nos unamos a la oración que nos pide el Papa, cada uno con la fe que tenga, que siempre es más de la que uno cree. Que los Obispos se dejen guiar, sorteando como Scilla y Caribdis las tentaciones expresadas por el Papa hace un año, para llegar hasta Ítaca, al encuentro con Penélope, la esposa fiel del fiel Odiseo.


***

Lecturas de la Misa del Domingo 4 de Octubre de 2015


Lectura del libro del Génesis (2,18-24):

El Señor Dios se dijo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude.» 

Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre.

El hombre dijo: «Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.»

Palabra de Dios


Salmo 127,1-2.3.4-5.6

R/.
 Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; 
tus hijos, como renuevos de olivo, 
alrededor de tu mesa.

R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida.

R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida

Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!

R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida


Lectura de la carta a los Hebreos (2,9-11):

Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al gula de su salvación. El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,2-16):

En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»

Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»

Contestaron: «Moisés Permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»

Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.




[1] La palabra “Parresía”, usada por este Papa a menudo proviene del griego, y significa libertad para hablar, valentía, sinceridad, alegría, confianza.