Los Beatles forman parte de mi despertar a la
adolescencia. Nací en el 51, por lo tanto, sólo tenía 11 años cuando empezó su
fulgurante éxito. Su disolución, en 1970, fue
para mis 19 años una pena, aunque
yo ya estaba embarcado en otras aventuras vitales.
Sin embargo, aparte de cierta nostalgia, –nostalgia
que jamás sentí por los Rolling Stones, que siempre me produjeron un rechazo
frontal– nunca me he considerado algo ni remotamente similar a un
beatlemaníaco. A partir de su disolución, prácticamente no seguí la carrera
musical de ninguno de ellos por separado. El asesinato en 1980 de John Lennon,
no me conmovió más que a la media de los millones de personas que habían
bailado, cantado o soñado con su música.
Sin embargo, a través de mi amigo Javier de la Rosa,
he sabido de un artículo escrito en El Mundo por Julián Ruiz, el pasado 8 de
Enero con el título de “La última canción de John Lennon”. Es la primera vez
que oigo hablar de Julián Ruiz, pero por la lectura del artículo, no me cabe
duda de que él sí es un auténtico beatlemaníaco, en el estupendo sentido de la
palabra.
En este artículo se viene a insinuar –tal vez a
afirmar– que de dos de sus últimas canciones –“Help me to help myself” y “You saved my soul”– revelan que Lennon
estaba derivando hacia el cristianismo. Me gusta ser muy cuidadoso con estos
juicios, porque creo que el alma de un ser humano es un santuario misterioso en
el que es muy difícil penetrar y en el que, si uno se aventura, debe hacerlo
con los pies descalzos, pues está pisando tierra sagrada. Por tanto, lejos de
mí sumarme a esa insinuación y, menos aún, a semejante afirmación con algo tan
vago como dos canciones. Además, “You saved my soul” no da pie, a mi modo de
ver, para esa insinuación y es perfectamente posible y hasta lo más plausible,
que se refiera, como dice la “tradición” a la propia Yoko Ono.
Pero, no obstante, esas dos canciones inéditas, son un
documento que merece escucharse. Y, además, “Help me to help myself” cuenta con
el atractivo especial de poderse ver en un vídeo en el que aparece el propio
Lennon interpretándola en el viejo piano de su casa, poco antes de ser
asesinado.
Reproduzco a continuación el artículo de Julián Ruiz
en El Mundo, en el que aparecen las letras de ambas canciones y en el que he
insertado los links a ambas. Que cada uno extraiga sus conclusiones.
La última canción
de John Lennon
·
Los temas inéditos que
Yoko ha retenido durante décadas y que ahora circulan en maquetas casi decentes
revelan el contradictorio ánimo con el que el músico murió.
JULIÁN RUIZ Madrid
Actualizado: 08/01/2014 04:09 horas
Entre tanta idiotez, galimatías e historias
perversas que aportan los aniversarios de la muerte de John Lennon, se nos
olvida que el fundador de los Beatles era un compositor dolido y ácido durante
sus últimos días porque comprobaba
con desesperación que ninguna canción de su último album,
'Double fantasy' había despertado el interés de los críticos y menos del
público en general. Ni siquiera con ese simulacro de canción de Roy Orbison que
era 'Just startin' over'. A finales de diciembre de 1980 ni siquiera se radiaba
en las emisoras neoyorkinas.
Lennon había cumplido 40 años y 'madre' -es
decir, Yoko- le consolaba con las buenas perspectivas de que el álbum arrancara
vigorosamente en su tierra, en la distante y perdida Inglaterra. David Geffen,
el amigo de Dylan y productor discográfico, había sido el único que se había atrevido a darle a Yoko un millón de dólares
de adelanto por 'Double fantasy'. Ese extraño disco con las
impresentables canciones de Yoko, que habían despreciado la CBS, Warner, RCA,
incluso la propia EMI.
El
final es componer.
Inopinadamente, John Lennon se puso a
componer. Sí, en ese cutre piano
empotrado de su salita de estar, en su apartamento de los Dakota. John
le decía a su productor discográfico, a Jack Douglas, y al propio Geffen, asfixiado
por su inversión, que no se preocuparan. Tenía como unas 10 canciones nuevas
para un musical en Broadway que se iba a llamar 'La balada de John y Yoko',
como la canción de los Beatles de 1969, cuando se casaron en Gibraltar.
Durante años y años
hemos buscado desesperadamente las
dos últimas canciones que compuso Lennon antes de ser asesinado a primeros de
diciembre. Esas dos canciones eran, aparte de 'Pop is the name of the game'; la
complaciente 'Dear John' y la última, la última, la 'cristianizada' 'You saved
my soul'.
Ahora, a través de nuestro gremio de
productores, he logrado tener esas dos canciones en maquetas más que decentes. Tan difíciles de conseguir como
el Santo Grial por la sencilla razón de que Yoko las ha tenido secuestradas
estos 30 años.
Yoko no le dió a Paul McCartney ninguno de
estos dos temas en aquella famosa cassette del año 1994. Las cuatro canciones que ella consideraba con la suficiente
calidad para ser grabadas por Ringo, George y Paul para la
Antología de los Beatles eran 'Free as bird', 'Grow old with me', 'Real love' y
una cuarta que ha estado bajo secreto, porque la intentaron grabar los tres Beatles
vivos, pero no pudieron terminarla.
Se sabe ahora que era 'Now and then'. Pero George Harrison consideró que no era
tan especial. Además, todavía dolido con Paul, no le gustaba trabajar
con él. George le exigió a Paul hacer uno de los dos 'middle eight' de 'Free as
bird'.
Un
santo muerto
El indiscutible líder de los Beatles había
escrito que no creía en Jesucristo, ni en Buda ni siquiera en Elvis, Dylan ni
los Beatles.
Pero, sobre todo, lo que odiaba con toda su rabia eran
los iconos del tercer mundo, a los que despreciaba tiránicamente. Los llamaba
los 'santos muertos'. Estimaba malamente a Gandhi a Martin Luther King y al
propio Kennedy. Los llamaba también héroes muertos, porque decía que los
verdaderos mensajes hay que lanzarlos todavía vivos, cuando se puede ser un
apóstol para dar el autentico poder al pueblo.
John Lennon ha pasado como uno de los iconos
del siglo XX, de la estatura de Gandhi, Martin Luther King o el propio Kennedy.
Es decir, que se ha convertido en otro
de los 'santos muertos' que tanto odiaba.
Seguro que Lennon se hartaría de la cantidad
de panegíricos que escupimos en sus aniversarios.
Como cualquier ser humano, había otros John
que apenas conocemos.
Justo como cuando Brian Epstein le obligó a
escribir una canción nueva en tan sólo una noche, porque los productores de la
segunda película de los Beatles habían decidido cambiarle el nombre. Se
llamaría 'Help' y él se lo tomó
como un grito, un s.o.s., porque se veía gordo, fatuo y no quería ni a
Cynthia ni a su hijo Julian.
Como aquel John de un par de años después, que
estaba en viajes de ácido constantemente. Su compañero era John Dunbar, depresivo tras la fuga de su esposa
Marianne Faithfull con el cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger.
Para disimular, John siempre le decía a Dunbar
que sonriera, porque nadie hace
preguntas a un hombre sonriente. Era una manera de tapar su personalidad
de personaje paranoico.
Hay datos quizá desproporcionados de que
Lennon quiso 'matar' a su viejo compinche Paul McCartney cuando anunció éste
que se separaba de los Beatles y rompió el pacto de mantener el silencio. John
no se conformó con escribirle 'How do you sleep?' en el álbum 'Imagine'. Cuando
constató que Paul le había hecho
perder casi un millón de libras esterlinas de aquella época, en
1970, Yoko, de la familia de uno de los más grandes banqueros de viejo imperio
de Hiro-Hito, quiso que Paul pagara su culpa de una "forma
diferente". Yoko ni perdonó ni olvidó.
Dinero al IRA
Un vehemente y novel revolucionario como John
Lennon, en 1971, en su peor episodio con la heroína, en su 'cold turkey', conoció al revolucionario Malcolm X. A
John le parecía parte del 'movimiento', como Fidel Castro, Timothy Leary o el
propio Mao. A John se le ocurrió darle dinero para el IRA, aunque Yoko lo
desmintiera no hace mucho. Uno no puede entender como un 'santo', con la
perspectiva actual, podía comportarse de esa manera. Las historias sobre su
lado oscuro serían interminables.
Pero como sus compañeros del club de los
'santos muertos' es el gran hombre en todos nuestros corazones. El hombre que
escribió "Todo lo que necesitas es amor", "Dale una oportunidad
a la paz", "Imagina un lugar sin banderas ni religiones...". Ese
es la "luz" de John. Y su
último abrazo a la religión: Jesucristo.
¿Por qué Yoko no ha querido nunca dar a
conocer las dos últimas canciones que compuso John?
Por la sencilla razón que 'You saved my soul'
('Tu salvastes mi alma'), aparentemente una canción de amor para Yoko, era, en
realidad, confesión de que en esos días Lennon se había cristianizado, incluso
quería asistir a la iglesia. "John
entra por un camino malo, equivocado", decía 'Madre'.
La última canción que escribió el ex-Beatle la
terminó de grabar, exactamente, el 14 de noviembre de 1980. Pocos días antes de
su asesinato.
John canta con cierta sencillez una propia
confesión: dos intentos de suicidio. Uno en el hotel de Okura de Tokyo, sobre
el año 1977; y un segundo intento en uno
de los primeros apartamentos que tuvieron cuando llegaron a Nueva York.
Exactamente, en Bank Street, en el Village.
Este es el texto de la última canción
compuesta por John:
When I was lonely and scared
I
nearly fell for a TV preacher
In
a hotel room in Tokyo
Oh
only you truly saved me from that suicide
Because
all the things
I
die along with you
Remember the time
When
I went to jump out of that apartment window
On
the west side of town of old New York
Oh
only you saved me from that suicide
Because
of all my foolish pride
Well
if I could thank you, thank you
For
saving my soul with your true love
Tampoco, en realidad, se trata de una
composición de cierto interés. A veces, Lennon se comportaba como un moralista. Utilizaba la
frase de Goethe: "Todos mis poemas son versos ocasionales".
Para contentar también a 'Madre', John le
decía que ellos dos eran la justa reencarnación de Robert Browning y Elizabeth
Burret Browining, los poetas victorianos. Así nació, de un verso suelto de
'Robert' (o sea, John) 'Grow old along with me', un descarte que se aprovechó en el album 'Milk and honey'.
De aquel famoso día, hay otra canción que tampoco Yoko ha querido
dar a conocer. Se llama 'Dear John'. Y también tiene una explicación
sencilla. En ese estado de frustración, de ansiedad por los viejos éxitos de
los 60, John escribe un tema de auto-compasión, de reconocimiento a que su
camino ya está terminado y que puede poner fin a su carrera de compositor.
Ahora, mientras escribimos, cuando escuchamos
la canción, se nos pone un nudo en
la garganta. 'Dear John' está compuesta a guitarra acústica, con un
ritmo al estilo de 'Only you', el clásico que desarrolló con otro arreglo,
cuando la grabó para Ringo. En la melodía, se para con la palabra
"noviembre".
Este el motivo principal en la canción:
Dear John,
Don't
be hard on yourself.
Give
yourself a break.
Life
wasn't meant to be run.
The
race is over, you've won.
El
final
Indiscutiblemente, John Winston Lennon ha
ganado esa carrera, aunque haya terminado siendo un icono como Gandhi, Martin
Luther King o Kennedy . Es decir, otro "santo muerto", como los
llamaba.
Otra de sus últimas canciones, que data del 10
de noviembre es 'Help me to help myself', otra canción de auto indulgencia, como si estuviera
predestinado a un fin imprevisto. Dice en ella que es duro seguir vivo, incluso
habla de la persecución de un ángel exterminador, como si conociera bien la
película de Luis Buñuel. Se trata de una maravillosa melodía. Probablemente ,
la mejor de las que compuso para el musical de Broadway. Yoko no la escondió y,
finalmente, la incluyó hace 10 años en una re-edición de 'Double fantasy'.
Este es el proceso de su camino hacia el
cristianismo:
'Well,
I tried so hard to settle down
But
the angel of destruction keeps on houndin' me all around
But
I know in my heart
The
leaves are shining in the sun,
That
we never realy parted.
Oh
no, oh, help me, Lord,
Oh,
help me, Lord,
Please,
help me, Lord, yeah, yeah,
Help
me to help myself,
Help
me to help myself.
Todos acudiríamos a salvar a John. Estuviera
donde estuviera. Hasta el final, hasta el
último disparo, John mantuvo ese sentimiento de sensibilidad e
inseguridad que le convertía el 'hombre de ningún sitio', como la maravillosa
canción del álbum 'Alma de goma' ('Rubber soul'). ¿Quién no tiene un alma de
goma?
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