23 de diciembre de 2017

Reflexiones en voz alta sobre el Block Chain y IV

En el primer escrito de esta serie, en el que me refería a los bitcoin con una opinión bastante negativa, dije que en otros escritos abordaría algunos temas relacionados con el Bitcoin y citaba los conceptos de block chain, mineros de bloques, Ethereum, ICO (Initial Coin Offer), token, etc. En el segundo escrito sobre el tema, he hablado de los ICO, de otras monedas virtuales y de los token. Y mi opinión sobre estas cuestiones era tan favorable o más como desfavorable había sido para el bitcoin. Al tratar de las monedas virtuales en general hablé, en una tercera entrada, del papel del oro en el sistema monetario en el pasado y sus expectativas de futuro y presenté algunos datos sobre el oro en el mundo. Falta ahora, para terminar con el tema, que hable sobre la tecnología block chain y algunos términos que en ella se emplean, como el concepto de mineros y el de oráculos. Voy a intentar en estas páginas decir algo con sentido sobre el block chain, tema que conozco sólo superficialmente. El block chain es algo que todo el mundo considera que va a ser tremendamente importante, que va a cambiar en muchas cosas y a menudo profundamente el mundo de los negocios, los hábitos de consumo de muchos millones de personas y que va a transformar drásticamente el aspecto, que no la esencia, de la economía de libre mercado. Yo coincido en esta opinión y coincido también con la opinión generalizada de que estos cambios van a ser a mejor. Pero para explicar por qué comparto estas opiniones, tengo que dar algunas explicaciones, aunque sean las de alguien que conoce esta nueva tecnología de forma muy superficial.

El block chain es la tecnología que está en la base del bitcoin. Pero el hecho de que esa tecnología se haya usado para, aún sin mala intención, crear una moneda virtual que puede ser una inmensa burbuja, no permite negar la bondad de la misma. Es como si dijera que la tecnología del fuego es mala porque provoca incendios, algunos de ellos intencionados.

Empiezo por decir que el block chain es algo extremadamente sencillo en su esencia, aunque muy complejo en sus detalles. Como no conozco a fondo los detalles de esa tecnología, será difícil que sea complejo en su exposición. Pero tampoco quiero quedarme en el mero enunciado de su esencia, por lo que al bucear un poquito, sólo un poquito, en el funcionamiento del block chain, puede que algunos conceptos no sean tan sencillos.

En esencia se podría decir que el block chain es un sistema de fe pública anónimo, distribuido y multitudinario. Y es en estas características en las que radica su robustez. Explico un poco lo que esto significa. El block chain se basa en una comunidad virtual en la que están interconectados muchos millones de ordenadores personales. Cuanto mayor sea el número de ordenadores de la red, más robusto es el sistema. Estos elementos de la red se llaman nodos. Cada nodo tiene dos claves de cifrado, una pública y otra privada. La privada la conoce sólo cada nodo, la pública la conocen todos. Pero conocer la clave pública no es conocer quién es su dueño. El anonimato se mantiene aunque, como se verá más adelante, con limitaciones. En este conjunto de dos claves se basa lo que se conoce como criptografía asimétrica. Consiste en lo siguiente. Si Alicia manda un mensaje a Benito cifrado con la clave pública de Benito, ese mensaje, para ser descifrado requiere la clave pública y privada de Benito, por lo tanto Benito, y sólo Benito lo puede descifrar, aunque todo el mundo sepa su clave pública. Por otro lado, si Benito manda un mensaje cifrado con su clave privada, todo el mundo lo puede descifrar con la clave pública de Benito, pero sólo con la de Benito. Ninguna otra clave pública sirve para descifrar el mensaje. El hecho de que Benito mande un mensaje cifrado con su clave privada, no quiere decir que la dé a conocer. Su clave privada le ha servido para cifrar el mensaje, pero ese cifrado no la hace pública. Así pues, todo el mundo puede conocer el contenido del mensaje, y todo el mundo sabe que ese mensaje es de Benito y que no puede ser de nadie más. Tal vez un ejemplo aclare esto. Imaginemos el buzón de una casa, que tiene una llave en el lado que da a la calle y otra en el interior de la casa. La vivienda está en la Avenida de los Robles 54 que todo el mundo sabe que es la casa de Benito. Esa es su clave pública y cualquiera puede dejar un mensaje para Benito en su buzón, mensaje que nadie más que él puede leer. Pero, ojo, nadie conoce a Benito, sólo saben de él que es el habitante de la casa de Avenida de los Robles 54. Punto. Benito, desde su casa, con la llave del lado interno de su buzón, que sólo tiene él, puede coger el mensaje y leerlo. Pero sólo él. También puede, desde dentro, con la llave de dentro que es sólo suya, poner un mensaje que cualquiera que quiera puede coger desde la parte externa de su buzón y leer. Pero, además, el pueblo donde vive Benito está habitado por gente muy cotilla que siempre está espiando. En cuanto alguien lee el mensaje que ha dejado Benito, se entera todo el pueblo. Supongamos ahora que Benito quiere transferir, por el motivo que sea, una cierta cantidad de dinero, digamos 10.000 unidades monetarias, a Alicia. De momento, no importan las razones por las que se produce esa transferencia de dinero. Puede ser porque Benito le ha comprado un coche a Alicia o porque Benito es el padre de Alicia y le manda un dinero a Londres, donde Alicia está de Erasmus, para que ella pueda pagar el apartamento en el que vive. No importa. Benito manda un mensaje cifrado con su clave privada en la que dice que transfiere 10.000 unidades monetarias a Alicia. En este mensaje dice que envía 10.000 unidades a Alicia y especifica la hora exacta. Todos los nodos descifran ese mensaje y saben sin lugar a dudas que lo ha mandado Benito y a la hora que lo ha mandado. Alicia responde mandando un mensaje cifrado con su clave privada en el que dice que, acepta esa cantidad. Otra vez, todos los nodos saben que Alicia ha aceptado la transacción. Si Alicia tarda en responder, los nodos la abrasan a mensajes para que lo haga y si no lo hace, el mensaje de Benito queda sin efecto. Pero tan pronto como responde, todos los nodos saben que la transacción ha tenido lugar. Las 10.000 unidades monetarias pasan del nodo de Benito al de Alicia. Y, además, la transacción ha tenido lugar de forma instantánea. Voy a hacer un pequeño paréntesis en esta descripción para contestar a una pregunta que es posible que alguien se esté haciendo. ¿Todo este rollo, para qué? ¿Por qué esta complicación si todos mandamos dinero todos los días a gente mediante transferencias?

Para responder a esta pregunta debemos comprender un poco el sistema tradicional. Todos sabemos que cuando hacemos una transferencia bancaria, pasan dos días desde que se hace hasta que se recibe. Esto, no cabe duda, es una incomodidad. Pero eso no es lo más grave. La razón por la que se tarda ese tiempo es porque tiene que haber una autoridad central con un sistema de compensación electrónico (SCE) que certifique que las transferencias se han realizado realmente[1]. Esto requiere el mantenimiento de una infraestructura con unos costes que esta central repercute en las entidades bancarias y que estas, a su vez, repercuten en los clientes (si no lo hacen es por cuestiones de marketing). De ahí las comisiones bancarias por transferencias. Pero, más grave todavía, en el mundo en que vivimos, los ciberataques son cada vez un peligro mayor y el hecho de que la información esté centralizada, supone un riesgo. Con el block chain todos estos riesgos se mitigan o desaparecen. El hecho de que la constatación de las transacciones se haga por los propios nodos de una red distribuida, en el que cada nodo tiene copia de todas las transacciones hace que el sistema sea prácticamente indestructible e inatacable y su coste es cercano a 0.

Ahora sigamos con la descripción del block chain. Alicia, Benito y cada uno de los nodos de la red, tienen su “libro de contabilidad” particular en el que se tienen apuntadas las unidades monetarias de que se dispone y en el que se van apuntando todas las operaciones que hacen. Este “libro de contabilidad” se llama “ledger”. En el “ledger” no se apunta cada vez el saldo que tiene el nodo. Para saberlo hay que hacer cada vez la suma de todas las transacciones que se han realizado. Cada vez que se produce una transacción entre dos nodos cualesquiera que sean, Alicia y Benito o César y Diego, los pares de mensajes cruzados en cada transacción y unidos entre sí, con una marca del momento en que se han producido, se unen a la transacción que haya tenido lugar inmediatamente antes. Así se va formando un bloque de transacciones sucesivas. Pero este bloque se encuentra “flotando en el éter”. Aparecen ahora unos nodos especiales: los llamados mineros. Son unos nodos que sus propietarios los han preparado para resolver determinados problemas matemáticos. En principio cualquier nodo puede ser minero, pero normalmente, ni Alicia ni Benito ni César ni Diego lo son, como no lo sería yo ni, creo, nadie que lea estas líneas. Cuando se empieza a formar un bloque de transacciones, se le asigna un problema matemático. En ese momento, todos los nodos mineros se lanzan a intentar resolverlo. El primero que lo logra recibe un premio de una determinada cantidad de unidades monetarias. El problema es tanto más difícil de resolver y, por tanto, la recompensa tanto más alta cuanto menos se haya tardado en resolver el problema anterior. Si el problema se hace muy difícil y el premio muy alto, acudirán los mineros como las moscas a un panal de rica miel. Y cuantos más acudan, más rápidamente se resolverá el problema. Y viceversa. El tiempo medio de resolución de los problemas es de unos 10 minutos. Esto de que los mineros se dediquen a resolver problemas no es un entretenimiento de frikis. Cuando un problema se resuelve y se da el premio al minero, ese bloque, con las transacciones que se hayan acumulado en él, se une a la cadena de bloques en formación, es decir, a la cadena de todos los bloques que se hayan formado anteriormente desde el principio de la creación de la red. Esta cadena de bloques la tienen, perfectamente ordenada cronológicamente, la tienen, exactamente igual, todos los nodos de la red. Por tanto, si alguno de ellos quisiera falsearla le sería imposible porque los demás le dirían que no es correcta. Y, como es evidente, con esa cadena de bloques, donde están todas las transacciones, se pueden reconstruir los “ledgers” de cualquier nodo si se pierden o modifican. Esa recompensa a los mineros en moneda virtual es moneda de nueva creación y esa es la única forma en la que se pueden crear nuevas unidades monetarias en el sistema. La gracia está en calcular la dificultad y el premio para que siempre haya suficientes mineros, pero no demasiados[2]. Además, el premio a los mineros tiene que ser tal que se ajuste al patrón que se haya pensado para la creación de nuevas unidades monetarias virtuales. Estos requisitos para el diseño del problema matemático, con su dificultad y el premio a los mineros está codificado en un algoritmo prediseñado por quien inició el sistema. Supongo que, a estas alturas, está claro por qué la tecnología se llama cadena de bloques o block chain.

Pero, si Benito no tiene ninguna unidad monetaria virtual y quiere entrar en el sistema para mandárselas a Alicia sin coste y de forma inmediata, ¿cómo lo hace? Hay determinados nodos, que se llaman plataformas, que son las que dan acceso al sistema a cualquier persona que quiera comprar moneda virtual con dólares o euros o que quiera recuperar estas divisas tradicionales a partir de monedas virtuales. Hay muchas plataformas de entrada y salida, como Bitstamp, Bitfinex o Coinbase, etc. Estas plataformas casan las operaciones de gente que quiere comprar moneda virtual con las de los que la quieren vender. Este equilibrio se logra vía precio, por lo que ese es el mecanismo de formación del precio de las monedas virtuales. Si en un momento, hay más unidades monetarias que se quieren convertir en monedas tradicionales que al revés, el precio bajará hasta que los flujos en un sentido y otro se equilibren. Y viceversa. Es decir, nadie interviene para fijar el precio de la moneda virtual. Para entrar en la moneda virtual a través de una plataforma legal hay que identificarse de forma indudable, exactamente igual que para abrir una cuenta corriente en un banco[3]. La plataforma asigna y hace pública la clave pública y asigna también la clave privada de forma que sólo el usuario pueda saberla, exactamente a como hacen los bancos con las claves de las tarjetas. Una vez dentro de la red, el usuario es conocido únicamente por su clave pública, pera el link entre la clave pública y la identidad del usuario queda guardada de forma también encriptada. Pero los gobiernos, en caso de que la seguridad lo requiera y los jueces lo certifiquen, pueden exigir legalmente a las plataformas la identificación real del usuario, como ocurrió con Appel en el caso del móvil del terrorista y, si no se la da, el gobierno que lo reclame, puede intentar –y normalmente conseguir– romper el código[4] y llegar a conocer la identidad real de cualquier usuario. Es pues un mito eso de que las monedas virtuales sean refugio de dinero delictivo. De hecho, el dinero delictivo suele estar en billetes y el gran problema de los que lo poseen es introducirlo subrepticiamente en el sistema bancario. Dado que las plataformas legales sólo admiten el pago para conseguir monedas virtuales a través de banco, sólo si el delincuente ha burlado antes los sistemas de seguridad de los bancos podrá entrar en el sistema de la moneda virtual. Naturalmente, las plataformas ganan dinero, y lo hacen cobrando una pequeñísima diferencia de más cuando venden divisa virtual que lo que pagan cuando la compran. Una misma plataforma puede actuar con diferentes monedas virtuales y cambiar, por cuenta de quien se lo pide, unas por otras.

La red de ordenadores que forma el sistema es inatacable, precisamente porque está distribuida y no hay ninguna jerarquía, ningún punto neurálgico central que sea su talón de Aquiles y atacar a los millones de ordenadores que forman la red a la vez es imposible. Sin embargo sí se han producido ataques exitosos de hackers sobre las plataformas y las transacciones de éstas en el flujo de salida y entrada. Alguna plataforma ha quebrado como consecuencia de estos ataques, pero eso no ha afectado para nada a la red.

He procurado explicar el funcionamiento del block chain para una moneda virtual sin nombrar el bitcoin. Y lo he hecho a propósito. Y ello, a pesar de que el paper original en el que el anónimo creador del block chain, conocido por el pseudónimo de Satoshi Nakamoto, explica su creación, lo hace bajo el título de “Bitcoin: Un Sistema de Efectivo Electrónico Usuario-a-Usuario”. Pero no hay una sola mención en el paper a la filosofía del algoritmo de creación de moneda virtual que se ha desarrollado después con el nombre propio de bitcoin. Para quien esté interesado, pongo un link al referido paper, en inglés y en su traducción al español.

 

https://bitcoin.org/bitcoin.pdf ; https://bitcoin.org/files/bitcoin-paper/bitcoin_es.pdf [5]

 

¿Por qué, junto con el paper –no sé si simultáneamente, antes o después– Nakamoto creó una moneda virtual real como el bitcoin propiamente dicho? Supongo que sería como un beta testing, como la prueba del 9 de que el sistema funciona. Y por eso creó el algoritmo concreto en el que se establece que más o menos cada diez minutos –el tiempo promedio que tarda un minero en enlazar un bloque– se crease un 99,99967…%  de la cantidad de moneda virtual creada al enlazar el bloque anterior, de forma que, más o menos cada cuatro años se crease la mitad de lo creado en el periodo de cuatro años anterior. En los primeros 10 minutos se crearon la módica cantidad de 69 bitcoins, por más o menos un centavo de dólar cada uno. Es decir que los primeros componentes de la red experimental pusieron menos de 1$ de forma que, aunque fuesen muy poquitos, no tuvieron que hacer un sacrificio económico para su puesta en marcha. Tampoco temían que por su escaso número alguien quisiera romper la red. Su existencia era totalmente desconocida. A partir de ahí, supongo que fueron atrayendo a otros colegas a través de la red. Cierto que en el primer año se habían emitido ya unos 3,3 millones de bitcoins, pero su precio se mantenía más o menos estable, por lo que la inversión total ascendía a 33 mil $. Pero si, como era de esperar, estos eran miles de usuarios, tampoco cada uno tuvo que hacer una gran inversión. En Febrero de 2011, 25 meses después de su lanzamiento, el bitcoin alcanza la paridad con el dólar y había emitidos unos 6,4 millones de bitcoins. Pero el hecho de que el bitcoin suba tanto indica que la afluencia de nodos a la red era mayor que el ritmo de creación de bitcoins. El 9 de abril de 2012 con 9 millones de bitcoins emitidos, éste alcanza el precio de 200 $. No me extiendo, pero así llegamos al día de hoy en que el bitcoin vale unos 16.000$ con unos 17 millones de bitcoins emitidos. Para que esto haya podido ocurrir, el número de nodos de la red tiene que haber crecido muchísimo más que el número de bitcoins. Algunos sencillos cálculos llevan a la conclusión de que no es disparatado pensar que el número de nodos se puede estimar, muy conservadoramente en cientos de millones[6].

 

¿Esperaban los fundadores que ocurriera algo semejante? Lo dudo mucho. Pero el hecho es que han contribuido a crear lo que me parece una inmensa burbuja que no sé hasta cuando seguirá creciendo pero que cuanto más lo haga más perjudicial será para la economía mundial su presunta explosión. Sin embargo, este efecto imprevisto, creo, deja su lado bueno en la tecnología block chain que tiene muchas más aplicaciones de las que puedan ser las monedas virtuales. Algunas de ellas pudieran ser:

a)     Que los bancos creen una moneda virtual de un solo uso que se cree cada vez que alguien quiera hacer una transacción de, por ejemplo, transferir 1.000€ de forma instantánea y a coste prácticamente 0 de su cuenta en Madrid a otra en Sebastopol. La moneda virtual equivalente a los 1.000€ se crearía para la transferencia y se destruiría inmediatamente después. Por supuesto esto se haría automáticamente sin que el usuario tuviese que hacer ningún engorroso trámite. Es decir, como ahora se hace una transferencia con la app del móvil. Las monedas virtuales bancarias podrían estar dotadas de inteligencia que permitiese llevar a cabo recomendaciones sensatas al usuario sobre el mejor uso de su dinero.

b)     Monedas virtuales con un algoritmo relacionado con bienes y servicios reales a través de ICO’s y tokens, como se vio en el escrito anterior.

c)     Contratos inteligentes en los que una transacción, para su buen fin, tenga que cumplir determinadas cláusulas que, una vez cumplidas, se liquidasen automáticamente sin necesidad de largos y, a menudo, farragosos e inseguros trámites y procesos. Por ejemplo, comprar un billete de avión en el que hubiese penalizaciones para la línea aérea por cada intervalo de tiempo de retraso. O contratos de entrega de determinada mercancía cuyo pago pudiera verse minorado en función del retraso o del estado de entrega de la misma. En estos casos aparecen unos nodos especiales que son designados, ad hoc, por ambas partes como certificadores de que las cláusulas se han cumplido. Estos nodos se llaman “oráculos”. Se pueden establecer tantos oráculos como se estime oportuno para cada cláusula y definir una regla sobre cuántos oráculos tienen que estar de acuerdo para dar la cláusula como cumplida o no cumplida. Por ejemplo, en el caso del billete de avión el oráculo podría ser la autoridad del aeropuerto al que llegue el avión. En el caso de la mercancía uno o varios peritos que establezcan el estado de la mercancía a la entrega. Una vez que los oráculos se pronuncian, el contrato queda cerrado y se liquida de forma instantánea.. No es difícil darse cuenta de la agilidad y los ahorros de coste que esto introduce en las relaciones comerciales. Más aún: Los “oráculos” de algunos contratos podrían llegar a ser sensores inteligentes embebidos en la mercancía. Imaginese un sensor que, unido a un arma, si se detecta determinadas circunstancias que indique que está en manos de determinados “malos”, hacen que el arma se desactive. Se habría terminado con el tráfico ilegal de armas, uno de los mayores males de la humanidad.

d)     Una red de nodos en la que pueda combinar miles de distintos tipos de tokens con decenas de monedas virtuales globales o segmentadas por geografías, dotada de inteligencia artificial, que generen un mundo económico con la agilidad, la versatilidad de lo virtual y conocimiento pero estrechamente ligado a la realidad, que agilice, flexibilice y racionalice de forma revolucionaria las relaciones económicas cada vez más complejas. En esta red, en los “ledger” de los nodos no figura sólo un tipo de moneda virtual, sino todas las que el nodo posea, más los tokens que tenga de los servicios y productos que sean.

e)     Un sistema automático de llevar la contabilidad de cualquier empresa sin apenas intervención humana y con garantía absoluta de que cumple con las normas de contabilidad.

f)      Una combinación de a), b), c), d), e) y otros usos que nadie es capaxz de imaginar hoy.

Es difícil imaginar un futuro tan disruptivo. Pero creo que estas cosas redundarían en una mejor calidad de vida en muchos sentidos. Por supuesto, como todo logro humano puede tener, y tendrá, su lado oscuro. Pero, ¿hay alguna actividad humana que no lo tenga?  Si algo así es posible, creo que el efecto indeseado de la probable burbuja del bitcoin en el beta testing del block chain, habrá merecido la pena.



[1] En España esta función la realiza Iberpay.
[2] Lo de generar problemas matemáticos más o menos complejos es una labor bastante trivial. No se trata de problemas de ingenio, sino de problemas que se resuelven por fuerza bruta computacional. Por ejemplo, si se toman dos números primos de una determinada longitud, multiplicarlos esta chupado. Pero si se entrega el número resultante a los mineros para que descubran cuáles eran los multiplicandos originales, la dificultad crece exponencialmente con la longitud de los primos de partida. Si partiésemos por ejemplo de 3 y 5, su producto sería 15 y sería absolutamente trivial llegar a saber que 15 es el producto de 3 por 5. Pero si en vez de 3 y 5 uso dos primos de 12 dígitos cada uno, la multiplicación sigue siendo sencilla, pero saber cuáles eran los números primos originales partiendo del producto, es un problema que requiere una fuerza bruta computacional tremenda. Por tanto, generar un problema más sencillo que el anterior es tan simple como usar números primos más cortos y viceversa si se quiere generar un problema más difícil. Este sistema de números primos es también la base de la criptografía asimétrica, pero no hay que confundir esta criptografía, que también se usa en block chain con el uso de generación de problemas para los mineros. En la criptografía se usan números tan largos que la fuerza bruta para resolver el problema es mayor que la que cualquier minero pueda tener, mientras que para los mineros se usan longitudes asequibles, pero no demasiado.
[3] Por supuesto, puede haber monedas virtuales que admitan la entrada a través de la Deep Web de forma totalmente clandestina.
[4] Los gobiernos y otras organizaciones de los “malos”, suelen tener fuerza bruta suficiente como para romper los códigos más largos, pero necesitan meses para ello como se vio en el caso de la NSA y el teléfono Apple del terrorista. Pero dado su coste, sólo les compensa usarla en casos muy relevantes. En cualquier caso, y pensando en la invulnerabilidad de la red de nodos, de poco le sirve a un malo romper el encriptado de un nodo para desmantelar la red o robar su contenido.
[5] Lo que he escrito está basado en lo que he podido entender de ese paper, simplificado, ejemplarizado, con informaciones de otras fuentes y con algunas inferencias mías, que me parecen lógicas, pero de las que no estoy seguro al 100%. Estas inferencias aparecen en cursiva en el texto.
[6] Si los nodos y el número de bitcoins hubiesen crecido en la misma proporción el precio del bitcoin sería, más o menos, el de su salida. Si admitimos que inicialmente hubiese 10 nodos, el número actual de nodos bajo la hipótesis de crecimiento parejo sería de (10 nodos iniciales x 17 millones de bitcoins/69 bitcoin iniciales=) 2,5 millones de nodos. Pero como el precio se ha multiplicado por 1,6 millones de veces, la multiplicación de uno por otro nos llevaría a 4 billones europeos (millones de millones) de nodos. Esto es, por supuesto, imposible, ya que la población total del mundo es de 7.500 millones, pero indica que el número de nodos es altísimo y que, como he dicho antes, estimar el número de nodos en varios cientos de millones no es, seguramente, ningún disparate..

2 comentarios:

  1. "Lo que he escrito está basado en lo que he podido entender de ese paper, simplificado, ejemplarizado, con informaciones de otras fuentes y con algunas inferencias mías, que me parecen lógicas, pero de las que no estoy seguro al 100%. Estas inferencias aparecen en cursiva en el texto." Como yo entiendo el sistema, desde mi perspectiva (soy ingeniero en sistemas) creo que le diste muy bien al clavo de todo :-)

    "En principio cualquier nodo puede ser minero, pero normalmente, ni Alicia ni Benito ni César ni Diego lo son, como no lo sería yo ni, creo, nadie que lea estas líneas." Bueno yo no, pero conozco directamente a mínimo dos personas que si le hacen a eso. Lo único que se requiere es uno (o mejor muchos) equipos de cómputo MUY potentes (que por tanto consumen MUCHA energía) y por tanto son caros tanto en adquirirlos como en mantenerlos, y usarlos para estas operaciones. Debido a eso que solo requiere dinero, e ingenio, es que conozco a minimo dos personas que se que lo hacen. Quiza un dia yo deberia pensar en hacer algo asi :-P nunca me anime no se si hoy en dia lo haria... no quieres invertir conmigo en algo asi? jajaja es broma :D

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  2. Me alegra que tú, como ingeniero de sistemas, me digas que he dado en el clavo en mis interpretaciones. Es una satisfacción.

    Siguiéndote la broma, lo de ser minero nunca me ha gustado. Es un trabajo muy duro.

    Un abrazo.

    Tomás

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