Tomás AlfaronDrake
Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.
Lo que también necesitan los jóvenes de Occidente es otro Occidente, distinto del que han visto reflejarse en el rostro de sus padres y de sus madres, y en el de sus compañeros y compañeras; no un Occidente que vacila y duda de sí mismo, que pasa alternativamente por crisis de masoquismo, durante las cuales se revuelca en el sentimiento de su impotencia y de su aburrimiento, y por momentos de exaltación convulsa en los que todavía se cree el dueño del mundo. Hubiese hecho falta que los jóvenes occidentales hubiesen encontrado un Occidente humilde, consciente de que sólo le queda una carta que jugar en el mundo, pero una carta definitiva, la de lo espiritual, lo verdadero, que no es quintaesencia abstracta, sino fuerza puesta al servicio de los otros, capital financiero, técnico, cultural, entregado al mundo. Nos hace falta un Occidente humilde y fuerte, sin espíritu hegemónico, sin voluntad de crisparse sobre privilegios, sin banderas que hacer ondear a pesar de todo.
[...]
Ninguna obra reciente# nos produce la impresión de un mundo humano abandonado en un planeta extraterrestre, el planeta del aburrimiento. ¿Y qué hemos hecho nosotros para que la esperanza de Pentecostés irradie sobre estos seres tan atemorizados por la vida que se sienten extraños a sí mismos y han renunciado al combate antes de haberlo comenzado, antes de haber nacido? A los jóvenes de Occidente no podemos señalarlos con el dedo en una especie de conmiseración farisaica, porque –lo repito– cada vez que nos dejamos arrastrar por la fantasía y nos desanimamos, nosotros, los que soñamos con darnos a los pueblos hambrientos, cada vez que dejamos que se relaje en nosotros el ímpetu de nuestra fe en la fuerza operante de Dios, por nuestra parte, en el mundo, nos hacemos semejantes a ellos.
Debemos rogar a Cristo que salve a estos seres que se aburren en su juventud, porque estos “muertos-vivos” son también, cuando tenemos miedo y perdemos la esperanza, nosotros mismos.
Leído en “Literatura del siglo XX y cristianismo” de Charles Moeller en el capítulo IV, dedicado a Françoise Sagan, del tomo III que lleva por título “La esperanza humana”. Me he tomado la libertad de sustituir los nombres de los protagonistas y de sus compañeros por la juventud de Occidente y Europa por Occidente.
25 de agosto de 2010
19 de agosto de 2010
Frases 19-VIII-2010
Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.
... es difícil imaginar hoy, verdaderamente, una juventud libre y ligera. La espantosa marea de estos últimos años lo sumerge todo. Incluso a los niños. Es cierto que la impureza y la juventud se excluyen mutuamente. Pero, ¿dónde está la juventud de los hombres de hoy? Viven en la mayor familiaridad y en la más íntima confianza con la impureza. Los hombres conocen la fuerza de la impureza, pero han olvidado la fuerza de la juventud. [...] ...La juventud es débil. La presión exterior es terriblemente fuerte: defenderse y abandonarse al mismo tiempo... De aquí nace una crispación [...].
Gustav Janouch, puesto en boca de Kafka en “Conversaciones con Kafka”.
... es difícil imaginar hoy, verdaderamente, una juventud libre y ligera. La espantosa marea de estos últimos años lo sumerge todo. Incluso a los niños. Es cierto que la impureza y la juventud se excluyen mutuamente. Pero, ¿dónde está la juventud de los hombres de hoy? Viven en la mayor familiaridad y en la más íntima confianza con la impureza. Los hombres conocen la fuerza de la impureza, pero han olvidado la fuerza de la juventud. [...] ...La juventud es débil. La presión exterior es terriblemente fuerte: defenderse y abandonarse al mismo tiempo... De aquí nace una crispación [...].
Gustav Janouch, puesto en boca de Kafka en “Conversaciones con Kafka”.
11 de agosto de 2010
Frases 11-VIII-2010
Tomás Alfaro Drake
Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.
La juventud ocupa en la sociedad el papel del amor en la vida de un hombre. […] Hay vidas sin amor que, desde fuera, parecen absolutamente normales, llenas de acontecimientos. Una sociedad sin juventud no presenta ningún síntoma visible de decrepitud.
Georges Bernanos, Niños humillados.
Comentario mío: La protesta de Bernanos se refiere a la juventud masacrada en la guerra del 14. Sin embargo, hoy en día, sin guerras que masacren a la juventud, me parece que estamos ante una sociedad sin juventud, porque a muchos jóvenes se les ha robado la capacidad de amar y de tener ilusión. Si esta obra satánica se culmina, ¿qué será de nosotros? Sólo hay una receta para evitarlo. El Evangelio. Cito otra frase de Bernanos: “¿Sois capaces de rejuvenecer el mundo, sí o no? El Evangelio es siempre joven, sois vosotros los viejos”. ¿Somos capaces? Con nuestras fuerzas, seguro que no. Pero la fuerza de Dios es inmensamente poderosa.
Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.
La juventud ocupa en la sociedad el papel del amor en la vida de un hombre. […] Hay vidas sin amor que, desde fuera, parecen absolutamente normales, llenas de acontecimientos. Una sociedad sin juventud no presenta ningún síntoma visible de decrepitud.
Georges Bernanos, Niños humillados.
Comentario mío: La protesta de Bernanos se refiere a la juventud masacrada en la guerra del 14. Sin embargo, hoy en día, sin guerras que masacren a la juventud, me parece que estamos ante una sociedad sin juventud, porque a muchos jóvenes se les ha robado la capacidad de amar y de tener ilusión. Si esta obra satánica se culmina, ¿qué será de nosotros? Sólo hay una receta para evitarlo. El Evangelio. Cito otra frase de Bernanos: “¿Sois capaces de rejuvenecer el mundo, sí o no? El Evangelio es siempre joven, sois vosotros los viejos”. ¿Somos capaces? Con nuestras fuerzas, seguro que no. Pero la fuerza de Dios es inmensamente poderosa.
4 de agosto de 2010
Frases 4-VIII-2010
Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.
He aquí el momento de la historia en que todos los filtros con los que se embriagaba la esperanza se han revelado, todos a la vez, como venenos. Esta esperanza loca, que en 1789 había marchado a la conquista de la felicidad –“la felicidad es una idea nueva en Europa”, decía Saint Just–; esta esperanza loca, que se había precipitado por tantos caminos, siguiendo a los jacobinos y a los adoradores de la nación deificada, siguiendo a la doble posteridad de Voltaire o de Rousseau, a los saint-simonianos, a los ideólogos de 1848, a los que creían en el interminable progreso de las luces; esta pobre loca descubre hoy que todos esos caminos convergen hacia el mismo campo de concentración, hacia la misma cámara de gas, hacia los mismos escombros de las ciudades bombardeadas, hacia los cadáveres de Hiroshima, atrozmente abrasados. Y llegada a este punto, enloquecida, se ha dejado arrastrar por los apóstoles de la nada, por los predicadores del vacío existencial, hasta llegar a un hastío incurable en medio de la opulencia y el exceso de bienes materiales. Por eso nosotros, que hemos recibido en depósito el secreto del Reino de Dios y las palabras de vida eterna, por débiles que seamos en apariencia, seguimos siendo los dueños de la hora presente.
Gritemos ese secreto, proclamemos esas palabras, para que los desesperados no puedan decirnos: “¿Por qué calláis? ¿Por qué? ¿Es que no existe respuesta? ¿Ninguna respuesta?”
El primer párrafo es de François Mauriac, de un discurso en Florencia. El segundo es el final de la obra de Wolfgang Borchert, “Fuera de la puerta”. Borchert murió a los 26 años, la víspera del estreno de esta obra. Espero que ahora pueda estar viendo todas las respuestas y el cumplimiento de todas las promesas. Las cursivas de ambos párrafos son mías. Todo ello leído en “Literatura del siglo XX y cristianismo” de Charles Moeller en el capítulo IV del tomo III que lleva por título “La esperanza humana”.
He aquí el momento de la historia en que todos los filtros con los que se embriagaba la esperanza se han revelado, todos a la vez, como venenos. Esta esperanza loca, que en 1789 había marchado a la conquista de la felicidad –“la felicidad es una idea nueva en Europa”, decía Saint Just–; esta esperanza loca, que se había precipitado por tantos caminos, siguiendo a los jacobinos y a los adoradores de la nación deificada, siguiendo a la doble posteridad de Voltaire o de Rousseau, a los saint-simonianos, a los ideólogos de 1848, a los que creían en el interminable progreso de las luces; esta pobre loca descubre hoy que todos esos caminos convergen hacia el mismo campo de concentración, hacia la misma cámara de gas, hacia los mismos escombros de las ciudades bombardeadas, hacia los cadáveres de Hiroshima, atrozmente abrasados. Y llegada a este punto, enloquecida, se ha dejado arrastrar por los apóstoles de la nada, por los predicadores del vacío existencial, hasta llegar a un hastío incurable en medio de la opulencia y el exceso de bienes materiales. Por eso nosotros, que hemos recibido en depósito el secreto del Reino de Dios y las palabras de vida eterna, por débiles que seamos en apariencia, seguimos siendo los dueños de la hora presente.
Gritemos ese secreto, proclamemos esas palabras, para que los desesperados no puedan decirnos: “¿Por qué calláis? ¿Por qué? ¿Es que no existe respuesta? ¿Ninguna respuesta?”
El primer párrafo es de François Mauriac, de un discurso en Florencia. El segundo es el final de la obra de Wolfgang Borchert, “Fuera de la puerta”. Borchert murió a los 26 años, la víspera del estreno de esta obra. Espero que ahora pueda estar viendo todas las respuestas y el cumplimiento de todas las promesas. Las cursivas de ambos párrafos son mías. Todo ello leído en “Literatura del siglo XX y cristianismo” de Charles Moeller en el capítulo IV del tomo III que lleva por título “La esperanza humana”.
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