Tomás Alfaro Drake
Ya sabéis por el nombre de mi
blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su
nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda
idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el
espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de
Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las
brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que
merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un
paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la
consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del
olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este
efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a
partir del 13 de Enero del 2010.
P.
Marius Perrin: Cada uno es libre de ser ateo, nosotros no tenemos el derecho de
juzgarlo. Sería jugar a ser Dios… Sabemos que hay muchas moradas en la casa del
Padre y, tanto Leroy como yo, pensamos que hay treinta y seis maneras de rendir
homenaje a Dios. Y la de negar tal o cual imagen suya no es de las más
extrañas. Los profetas lo han hecho muchas veces. Está la Iglesia visible,
cuerpo de pecado, que reúne a todos los bautizados que no se han excluido
explícitamente, y está la Iglesia invisible, que es el alma de la otra, y ambas
no coinciden en extensión. Se puede pertenecer a las dos, solamente a una o a
ninguna. Nosotros hablamos del bautismo de deseo y el Dante ha situado a un
Papa en el infierno.
Jean Paul Sartre: Si os comprendo bien, ¡no
se puede escapar del Buen Dios! Sois básicamente totalitarios. (pausa) Vuestro
totalitarismo no es en absoluto peligroso, porque deja vivir y nosotros vivimos
y trabajamos muy bien juntos.
Marius Perrin. Avec Sartre au stalag 12D.
Aclaración:
En 1940 Sartre está prisionero en un campo de prisioneros de guerra alemán.
Allí se hace amigo de un grupo de sacerdotes movilizados, como Sartre, en el
ejército francés. Ante esta amistad, en el campo se empieza a correr el rumor
de que éste se esta convirtiendo. Sartre, cuando se entera, les dice a los
sacerdotes que se siente orgulloso de ser ateo y les pide su opinión. Esta es
la respuesta del P. Marius Perrin.
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