Estamos asistiendo a una campaña de linchamiento
mediático (y no es el primero) al Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Reig Plá.
Desde su Diócesis de Alcalá de Henares y a través de unos centros llamados COF
(Centros de Orientación Familiar) ayuda a muchas familias en una gran variedad
de situaciones difíciles por las que puedan estar pasando. Una de las muchas actividades
de esos COF es el apoyo y ayuda a personas con tendencias homosexuales. Por
supuesto, la información sensacionalista de la mayoría de los medios, afirma,
sin un solo matiz, que lo que se hace en esos centros es intentar revertir la
homosexualidad de los jóvenes que van a ellos. Posiblemente se haga también esto,
de lo que hablaré más adelante. Pero lo que fundamentalmente se hace, en lo que
a homosexualidad de refiere, es acompañar, orientar y apoyar a las personas y
sus familias que, teniendo esa tendencia –o creyendo tenerla–, se acercan
voluntariamente para ser ayudados de muy diferentes maneras. Ahora bien, según la
ley que rige en España sobre estos temas parece que las personas con tendencias
homosexuales no necesitan ninguna ayuda. El resto de los mortales podemos
necesitar ayuda de profesionales como psicólogos o psiquiatras para que, en momentos
difíciles, nos ayuden en nuestros problemas psicológicos de cualquier tipo. Pero
los homosexuales parecen ser tan fuertes que no lo necesitan. O, al menos, eso
dice esa nefasta ley. No lo necesitan, porque, en realidad, dicen los que
pretender defenderlos, no les pasa nada. Lo que tienen no se puede llamar ni
enfermedad, ni anomalía, ni problema, ni ninguna otra palabra del idioma
español. Sólo es una opción. Lo que ocurre es que hay homosexuales que parece
que han tomado esa opción sin querer, porque no les gusta serlo y piden ayuda. Otros,
en general adolescentes –pero no sólo– pueden tener vagas sensaciones de cierta
indefinición que les hacen dudar de si son homosexuales o heterosexuales y les
gustaría ser lo segundo, y también, ejerciendo una opción libre, piden ayuda. Pero
la ley impide que se les dé. Si un profesional se la presta puede incurrir en
un delito. Y, sin embargo, la necesitan y la quieren libremente. Esto sí es una
opción. Por supuesto que son enormemente bienvenidas las leyes que prohíban que
a las personas homosexuales, como a cualquier otra persona, se les discrimine,
se les menosprecie, se les insulte, se les maltrate o se les haga cualquier
tipo de bullying. Al contrario, se trata de que se les dé respeto, comprensión,
cariño y apoyo. Pero el legislador dice que no hay que prestarles ese apoyo.
Hay que reafirmarles en su “opción”. Y, en caso de que duden de su orientación,
que tengan experiencias sexuales en los dos sentidos para ver qué prefieren. El
bullying se puede y se debe prohibir por ley, pero el apoyo y el respeto no se
pueden exigir por ley. Se dan libremente. Y Sus Señorías, después de promulgar
una ley inicua, se inhiben. Pero eso es lo que se hace en los COF de la
Diócesis de Alcalá de Henares: darles apoyo, respeto y la ayuda que pidan. No
me cabe la más mínima duda de que ese apoyo es lo que van a encontrar estas
personas en las COF de Alcalá de Henares. ¿O alguien cree que les van a
insultar y maltratar? Es más, uno de los apoyos más importantes –si no el más– que
puede tener una persona homosexual que no quiera serlo (o que quiera serlo) es
la familia. Y no me cabe duda de que para muchas familias el tener un hijo
homosexual no es una cosa que les guste. Y tampoco me cabe duda de que en los
COF de la Diócesis de Alcalá de Henares se ayuda a la aceptación, apoyo y
convivencia de la familia y el joven con tendencia homosexual.
Pero, ¿y si alguno libremente quiere ver
si se puede revertir su tendencia? Hay una discusión bizantina sobre si eso es
posible o no. Yo no soy ni psiquiatra ni psicólogo, pero recuerdo cuando, hace
años, un psiquiatra de reconocido prestigio en los medios médicos y académicos,
el Dr. y Catedrático Aquilino Polaino, fue al Congreso de los Diputados a
exponer cuestiones médicas para que Sus Señorías tuviesen elementos de juicio a
la hora de legislar sobre un tema que tenía que ver con la homosexualidad.
Recuerdo que dijo que él, a través de muchos años de práctica psiquiátrica,
había ayudado, de muchas maneras, a muchas personas con tendencia homosexual a
llevar lo mejor que podían esa “opción” que, al parecer no habían elegido y que
no les gustaba. Explicaba los numerosos casos en que las personas se habían
sentido aliviadas y ayudadas en sus depresiones, angustias y ansiedades, y
algunos en los que, efectivamente, la tendencia, incipiente o ya establecida,
había cambiado. Por supuesto, –afirmó categóricamente– jamás había aplicado los
métodos conductistas de que le acusaban sin la más mínima prueba ni indicio.
Dio igual lo que dijese. Sus Señorías, que sí sabían perfectamente que lo que
decía el Dr. Polaino era imposible y mentira, le vilipendiaron y llegaron casi
al insulto. Alguno pidió que le desposeyeran del título de Doctor en Medicina y
de su Cátedra. Además, existen testimonios de personas que afirman que a ellos
les ha pasado eso, que han recibido ayuda que les ha permitido revertir su
tendencia como era su deseo. Pero todo eso da igual. Es una cuestión de
ideología y el lobby gay ha decidido que eso no es ni posible ni deseable. Es
más, que nadie puede desear revertir esa tendencia y que nadie puede ayudar al
que, a pesar de las directrices del lobby, lo siga deseando. Y si lo hace, un
estado a su servicio aplica el código penal hecho ajustándose a los deseos del
lobby. ¿Dónde está la libertad personal? ¿O va a resultar que un estado,
presionado por el todopoderoso lobby gay, va a tener que actuar coactivamente
contra esa libertad?
Así pues, mi apoyo, mi respeto y mi
admiración para Mons. Reig Plá, no porque sea Obispo, sino por su valentía. Porque,
a costa de convertirse en blanco del acoso del poderoso lobby gay y de los que
siguen sus consignas más o menos ignorantemente, es capaz de seguir adelante
con esa ayuda que, estoy seguro, hará mucho bien a las personas y familias que
se acojan al COF, sea por problemas de homosexualidad o por cualquier otro tipo
de problemas. No puedo darle más que mi apoyo moral, pero estoy con usted Monseñor.
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