17 de septiembre de 2021

Reflexiones de microeconomía sobre el precio de la electricidad

 

Disclaimer: Pido disculpas por cuatro cosas de estas páginas que envío. 1ª su estilo. Empecé a escribirlas como un guión telegráfico para una charla que espero grabar en vídeo, pero poco a poco, fui abandonando ese estilo guionístico y ha acabado pretendiendo ser un texto legible. 2ª El hecho de que haya empezado con una explicación de la microeconomía básica que parecerá elemental a quienes sepan de esta materia. Les pido que se lo salten. 3ª La pésima calidad de los gráficos que están garrapateados de cualquier manera en una hoja en blanco y son de una cutrez subida y 4ª La extensión. Pero un asunto tan complejo es imposible de aclarar con menos extensión. O al menos, es imposible para mí. Pero, hecho este triple disclaimer, ahí voy.

 

1º Explicar que es un commodity y la transparencia informativa y cómo lo que viene a continuación es válido únicamente para commodities con razonable transparencia.

2º Explicar, punto a punto, para quien no sepa, el significado de la curva de la oferta. Ver gráfico 1.

Aclarar que P es el precio mínimo al que estarían dispuestos a vender los productores más eficientes. Ese precio incluye el coste de producción (Variables más fijos) más el beneficio económico mínimo necesario para rentabilizar la inversión. A medida que aumenta P, habrá productores menos eficientes que estarían dispuestos a vender. La curva de la oferta expresa una ley que, siendo psicológica, es casi tan inmutable como la de la gravedad: Cuanto mayor sea el precio de algo, habrá más productores dispuestos a producirlo.

3º Explicar, punto a punto para quien no lo sepa, el significado de la curva de la demanda. Gráfico 2.


Aclarar que P significa el precio máximo que están dispuestos y pueden pagar los consumidores que más necesitan el producto. A medida que aumenta P habrá menos gente que quiera y pueda comprar el producto. La curva de la demanda expresa una ley que, siendo psicológica es casi tan inmutable como la de la gravedad: Cuanto mayor sea el precio de algo, habrá menos gente dispuesta a comprarlo.
4º Superponer ambas curvas. Grafico 3.


El punto de intersección es el que nos marca un precio al cual, la cantidad que los productores están dispuestos a producir es la misma que la que los consumidores están dispuestos a comprar. Cualquier otro precio, superior o inferior, produciría un excedente (superior) o un déficit (inferior) de productos, lo que no es mantenible en el tiempo. Por lo tanto, el precio de mercado no es un capricho, sino que es la consecuencia de dos leyes que, siendo psicológicas, son casi tan inmutables como la ley de la gravedad.

Conviene resaltar varias cosas:

a) el precio de mercado viene determinado por el precio marginal más alto al que está dispuesto a vender el productor menos eficiente para poder satisfacer la demanda. Los productores más eficientes podrían vender a un precio más bajo, pero, ¿por qué iban a querer vender a un precio más bajo pudiendo vender al de mercado? Venderán toda su capacidad al de mercado. Si quieren vender más, no tienen por qué vender por debajo del precio de mercado, sólo tiene que aumentar su capacidad de producción a su nivel de eficiencia y seguir vendiendo a precio de mercado. Eso, hará bajar el precio de mercado y aumentar la cantidad producida. Gráfico 4


b) El precio de mercado viene determinado por el precio marginal más bajo al que está dispuesto a comprar el consumidor que menos necesite el producto para la cantidad demandada. Los consumidores que necesiten el producto más que el marginal y estarían dispuestos a pagar más por él, lo comprarán, a pesar de ello al precio de mercado. ¿Por qué tendrían que pagar más, si lo pueden comprar al de mercado?

c) Todos los productores más eficientes que el marginal, ganan más dinero que el mínimo necesario para rentabilizar la inversión. La zona rayada \\\\\ indica el dinero extra ganado por el conjunto de los productores. Ver Gráfico 3 más arriba. Otra vez, ¡¡¡¡viva la eficiencia!!!!

d) Todos los consumidores que más necesitan el producto y estarían dispuestos a pagar más por él, obtienen una ganancia de valor que es la zona rayada ////. Ver Gráfico 3 más arriba.

c y d) nos indican que el precio de mercado es un juego ganar-ganar para los productores más eficientes y los consumidores que más aprecian el producto.

4º Digresión sobre elasticidad-inelasticidad de Oferta y Demanda. Cuanto más inelásticas sean la oferta y la demanda, más volátil será el precio. Gráficos 8, 9, 10 y 11.



DEMANDA ELÁSTICA


 OFERTA ELÁSTICA


6º Aplicación de lo anterior al mercado eléctrico

 

P    Peeculiaridades del sistema eléctrico.

 

1ª La electricidad es el único bien que no se puede almacenar. Por lo tanto, cada segundo hay que producir exactamente lo que la gente demanda. Significa que cada vez que una persona enciende una bombilla, en ese mismo instante, en algún lugar de la red, se tiene que producir la energía que consume esa bombilla.

2ª La electricidad viaja a la velocidad de la luz. Un Kw-h producido en Sebastopol, está en un milisegundo en Cádiz, siempre que haya conexión en red. ¡¡¡Menos mal!!! ¿Qué sería de nosotros si el sistema tuviese que anticipar en, digamos, una hora, cuándo la gente va a encender al aire acondicionado?

3ª La demanda es muy, muy, muy inelástica a corto plazo (Ver concepto de elasticidad e inelasticidad más arriba (Gráficos 8, 9, 10 y 11).

4ª Siendo todos los Kw-h producidos iguales, cada productor puede utilizar un abanico de métodos de producción de cada Kw-h en distintas proporciones. Básicamente:

-      Hidráulica: Presas. Se puede utilizar en tanto en cuanto haya agua en los pantanos. Si no hay, no hay. Entre estiaje y estiaje, no se puede utilizar más agua de la que se espera que llueva (utilización del agua para fines políticos aparte). El uso del agua de los pantanos para producir energía está rigurosamente limitado y controlado por cada Confederación Hidrográfica. Es energía limpia, pero tiene un impacto inmenso en la ecología. Muy difícil hacer nuevos pantanos.

-      Nuclear: Tiene el problema que cambiar la cantidad de potencia que suministra una central nuclear es un proceso muy lento. Por eso sólo se puede usar para el valle de la demanda, porque si se planifica para la media, ¿qué se hace con la energía que sobra si no se puede almacenar? Es energía limpia, pero presenta problemas de residuos y políticos.

-      Eólica y solar. Rapidísimas mejoras en los últimos años en la inversión por Kw instalado y en rendimiento y, por consiguiente, en coste. Sólo pueden producir cuando hay viento o sol. Su flexibilidad es, por tanto, nula. Limpias, pero con impacto ecológico en paisaje. Las solares compiten con la agricultura por superficies que podría ser cultivables. Impacto en precio de la alimentación.

-      Térmicas convencionales (gas natural, fuel-oil, carbón). Coste variable caro y fuertemente dependiente del precio del combustible que usen. Disponibles casi a voluntad, cuando se necesite. Son sucias, producen CO2 y tienen alto impacto ecológico.

-      Térmicas de ciclo combinado. Sólo funcionan con gas natural. Utilizan dos sistemas termodinámicos en cascada que tienen como resultado mejorar enormemente el rendimiento y disminuir la emisión de CO2 y de otros gases y partículas por Kw-h. Aún así es una energía sucia. Está disponible casi a voluntad. En estas dos últimas, el precio viene afectado también por el precio de los derechos de uso de carbono, que responde a principios políticos y que ahora, por esos motivos políticos está por las nubes (La oferta total la marca la UE y, desde hace años, por motivos ecológicos la está reduciendo, lo que ha hecho que el precio del derecho de utilización de carbono se multiplique por dos en los últimos meses). (Véase el artículo de Expansión del 13-IX-2021 y la sección “La Llave”).

-      Otras 

El cuadro siguiente nos da una idea de costes, disponibilidad como porcentaje de la capacidad instalada y flexibilidad.

Sistema

Inversión*

Costes fijos***

Costes variables

% s. plena capacidad**

Flexibilidad

Hidráulica

Muy alta

Medios

Muy bajos

20%

Muy alta

Nuclear

Muy alta

Medios

Muy bajos

91%****

Muy baja

Eólica

Alta

Bajos

Casi nulos

24%

Nula

Solar fotovoltaica

Alta

Bajos

Casi nulos

23%

Nula

Térmicas convencionales

Alta

Medios

Altos. Muy dependientes del tipo y mercado

74%

Media

Térmicas ciclo combinado

Moderada

Bajos

Medios. Muy dependientes del mercado

63%

Muy alta

Fuente: https://www.energiaysociedad.es/manenergia/3-1-tecnologias-y-costes-de-la-generacion-electrica/

* Cuanto más alta sea la inversión mayor el coste de rentabilizarla.

** % de producción que puede dar sobre la máxima producción si funcionase todo el año a plena capacidad.

*** Los costes fijos y los de la inversión, sean altos, medios o bajos, repercutirán tanto más en el coste total cuanto menor sea el porcentaje sobre su máxima capacidad que el sistema de producción funciona.

**** El porcentaje es muy alto pero, como se ha dicho más arriba, sólo puede cubrir el valle de la demanda.

 

En 2020, la distribución de la producción de energía en España entre los distintos métodos fue: Hidráulica+eólica+solar: 43,6%; Nuclear: 22,8%; Gas natural en ciclo combinado: 17,9%; Térmicas convencionales: 3,7%; Otras: 12%; Electricidad importada: 1,3%.

Fuente. Factura eléctrica.


Es muy difícil establecer un coste claro de cada una de las fuentes pero, grosso modo, el orden de baratas a caras es: eólica y fotovoltaica, hidráulica, térmica de ciclo combinado y térmica convencional. Dejo fuera de esta escala a la nuclear porque, por motivos políticos, además de estar demonizada –o tal vez por eso– se grava su producción con unos altísimos impuestos específicos a la misma[1]. Más adelante se hablará de los impuestos generales que graban a la electricidad, con independencia de cómo se haya producido. 

Parece que con la producción de electricidad opera la ley de Murphy a pleno rendimiento. Las energías más baratas y menos contaminantes son las que tienen menos flexibilidad. A pesar de esto, en España, como se ha visto más arriba, las más baratas fueron mucho más usadas que las más caras, a pesar de la menor disponibilidad de las primeras.

Con estas cosas en la cabeza, vamos a intentar ver la forma que tendrían las curvas de oferta y demanda de electricidad y pensar si éstas podrían explicar lo que pasa con su precio.

Demanda: La curva de la demanda de la electricidad es, a corto plazo, extremadamente inelástica. Ver gráfico 8, más arriba. Pero, es que, además, se mueve con gran amplitud y rapidez a derecha e izquierda de forma continua y diferente según la época del año y el momento del día. Cuando amanece, la gente empieza a encender luces, a usar aparatos electrodomésticos de todo tipo y entran en funcionamiento las calefacciones –o los aires acondicionados si es verano– y los calentadores de agua eléctricos. Como consecuencia, la curva de la demanda se empieza a desplazar a toda velocidad a la derecha. Y lo contrario ocurre cuando la gente empieza a irse a la cama. Esto sólo pasa con la electricidad, por la inmediatez de su consumo. El resto de los productos admiten una enorme flexibilidad en cuanto a la hora en que se consumen y, si no son fuertemente estacionales, la época del año. Por eso, en general, la curva de demanda viene a ser un promedio de meses de la misma, lo que hace que sea muy estable. Recordemos que una curva de demanda inelástica hace que los precios fluctúen mucho. Por supuesto, a largo plazo los consumidores de electricidad pueden, en cierta medida, desplazar una parte de su consumo de las horas de alta demanda, que serán las de mayor precio, a las de baja demanda de menor precio.

Oferta: Este asunto es enormemente más complejo. Conviene verlo y explicarlo en el gráfico 12 que, por motivos de simplicidad, se ha reducido a tres competidores (tipo de relleno de las líneas) y tres formas de producción de electricidad (diferentes colores).


En él podemos ver que cada competidor dispone de una capacidad de producción diferente con cada uno de los tres sistemas de producción con diferente coste. Ojo, no es, como he oído decir de forma demagógica, que se vendan tres productos distintos –pollo, cerdo y ternera y se pretenda vender pollo a precio de ternera–. Es un solo y único producto, electricidad, indistinguible y de la misma calidad con independencia de qué sistema de producción la haya producido. Ocurre, además que las energías menos flexibles, como la eólica, o la solar, aunque se tenga mucha capacidad instalada, sólo es posible usar un porcentaje de ellas, un poco mayor del 20% (Ver cuadro de más arriba) que, además es unas veces el 0% y otras el 50%. Sólo las más caras –térmicas convencionales y de ciclo combinado– que son las más flexibles, pueden usarse a voluntad.

Así las cosas, la curva de la oferta puede tomar, de forma incontrolable y variando en cuestión de horas, formas como las que se muestran en el gráficos 13 (por motivos prácticos que no ha lugar a explicar aquí, se han dibujado las curvas de oferta suavizadas como tales curvas en vez de ser plataformas discontinuas). Si ahora combinamos las curvas de oferta y demanda, según lo dicho más arriba, tendríamos lo siguiente:

 

Si se tiene en cuenta, que, como se ha visto anteriormente, la curva de la demanda se mueve a derecha e izquierda de forma rapidísima y con gran amplitud a derecha o izquierda, y cada una de las rampas de la oferta se pueden mover también rápida y ampliamente, de derecha o izquierda según sea  menor o mayor la disponibilidad de cada sistema de producción, creo que queda clarísimo que la volatilidad del precio de la electricidad es un fenómeno intrínseco a su naturaleza y que no es posible resolver. Sólo se habla de él demagógicamente cuando por un cúmulo de circunstancias –indisponibilidad de fuentes de producción baratas (Curva de la oferta muy a la izquierda) unido a alta demanda (Curva de la demanda muy a la derecha), el precio se dispara. Nadie habla de ello cuando éste está bajo. Solamente cuando está alto. Desde luego, cualquier intento burocrático de intervenir artificialmente en el precio de la electricidad por parte del estado, tendrá sus efectos colaterales perversos que pudrirán mucho más de lo que arreglarán. Dentro de algunas líneas, veremos ejemplos reales de eso, con efectos perversos que ahora estamos pagando.

Podría terminar aquí estas líneas, pero me faltan dos cosas que quiero decir. La primera, el coste añadido de la electricidad que proviene de decisiones políticas demagógicas tomadas en el pasado y, la segunda, salir al paso de un argumento, también demagógico, que dice que un productor (o una colusión de todos ellos) podría dejar de utilizar medios baratos disponibles para utilizar marginalmente otras más caras, de forma que suba artificialmente, por trucos inmorales, el precio de la electricidad (Ya se vio que el precio venía marcado por el más alto necesario para satisfacer la demanda). Me pongo con estas dos cosas.

El peso de las decisiones políticas del pasado equivocadas

Si uno ve el típico gráfico de tarta que viene en cualquier factura de electricidad desglosando el total de la factura,

Fuente: Factura eléctrica


verá que algo más del 50% es el precio de la energía propiamente dicha (en donde ya hay impuestos, no explicitados, a las distintas formas de generación y el coste de la compra de derechos de carbono que, como luego veremos, se está disparando, y, además, la retribución a la inversión para la distribución de electricidad en Alta Tensión, realizada por Red Eléctrica de España, REE). Luego, por orden de importancia, viene un concepto de “cargos” que supone alrededor de un 20%. Dentro de un momento me centraré en este 20%. Luego vienen, casi ex aequo, con un 12-15% cada uno los peajes de transporte y distribución, por un lado, y los impuestos, por otro lado. Los peajes de transporte y distribución son el pago que hay que hacer a las empresas de distribución en Media y Baja Tensión a nivel regional. Estas redes, tanto de Alta (REE), como de Media y Baja tensión, suponen una inversión ingente que, naturalmente, hay que retribuir. El 14% de los impuestos son, básicamente el IVA, que recientemente se ha reducido, temporalmente, del 21% y al 10%, más otros impuestos específicos a la electricidad por diversos conceptos. No voy a entrar en si el IVA es demasiado alto o no. Es otra discusión que excede a esta nota. Por último, está el alquiler del contador que es el chocolate del loro.

Vamos ahora con ese 20%, más o menos, de los “cargos”. Empiezo, aunque no sea el más grande, (aproximadamente 14% de ese 20% = 3%) con el que se llama TNP. Esto corresponde a impuestos especiales que se cobran a los españoles de la península y a los que podemos pagar la electricidad, para subvencionar a los consumidores de territorios insulares más Ceuta y Melilla y a los que, según criterio del gobierno, no siempre acertado, no pueden pagar la electricidad. Es el llamado bono social.

Casi un 50% de ese 20% (10%) es el llamado RECORE. En la era Zapatero, nuestro flamante presidente decidió que España tenía que ser el país más verde del mundo en producción de electricidad. Como en aquella época, las tecnologías eólica y solar no estaban ni mucho menos maduras y eran muy caras, al bueno de Zapatero no se le ocurrió otra cosa que prometer generosísimas subvenciones, tanto a la inversión como a la producción de estas energías. Se produjo una avalancha de inversiones en ellas cuando todavía eran altamente ineficientes. Pero, claro, después había que pagar esas indemnizaciones. Y, ¿cómo se iban a pagar con cargo a los Presupuestos Generales del Estado con un déficit del 11% del PIB? No pasa nada, se digo el genio de Zapatero. Los cargamos en la factura de la luz de los próximos n años. Y ahí está el 10% de extra precio de la electricidad por el RECORE.

Casi un 40% de ese 20% (8%) es para ir cubriendo el llamado déficit de tarifa. Lo del déficit de tarifa es la perfecta escenificación, casi increíble, del “pan para hoy y hambre para mañana”. También hay que remontarse a la era Zapatero (en realidad el déficit de tarifa se inaugura en la época de Aznar, pero su utilización estratosférica viene de Zapatero). Entonces los precios de la electricidad no eran libres, porque no existía la posibilidad, creada más tarde de que las eléctricas (que son pocas) y comercializadoras (que son innumerables), compitieran entre ellas. Al no haber mercado, el precio de la electricidad lo fijaba el estado, acordando con las eléctricas un objetivo de coste de producción (que las obligaba a ser eficientes para mantener ese coste lo más bajo posible) y retribución a la inversión. Pero, en un momento dado, se pensó que el precio que salía de aplicar estos criterios (fijados por el estado) era muy alto, se supone que por motivos electoralistas. Nada más fácil, se pensó y se propuso lo siguiente a las eléctricas:

“Vosotras vendéis al precio que saldría del cálculo oficial y así lo anotáis en vuestra cuenta de resultados para que todo parezca que va bien. Pero, en la factura de la electricidad para la gente, en lo que realmente esta paga, ponéis un precio menor. La diferencia os la debe “alguien” y os la pagará más adelante”.

¿Quién es ese alguien? El “mercado”, sea esto lo que sea. Claro, el “mercado” es el consumidor futuro. Y, ¿cómo os lo pagará más adelante? Poniendo más tarde el precio más alto de lo que corresponda, hasta que recuperéis del “mercado” lo que os debe. Pero, mientras tanto, ese dinero que las eléctricas decían (porque les obligaban a hacerlo así) que eran ingresos, no era dinero que entraba. Claro, esto producía una falta de liquidez equivalente al dinero que se decía que había entrado y no había entrado, acumulándose año tras año. Este dinero que no entraba tenían que suplirlo las eléctricas endeudándose, emitiendo bonos, que, para que fuesen más baratos, tenían la garantía del estado. Pero, por supuesto, el estado cobra una comisión por dar esa garantía, con lo que a las eléctricas esas deudas le cuestan un ojo de la cara. Como puede entenderse, este enjuague político no fue idea de las eléctricas. Éstas lo aceptaron a regañadientes porque el que manda, manda y no había quien tuviese lo que hay que tener para negarse. En un momento del gobierno de Rajoy, en 2013, ese déficit de tarifa alcanzó una cifra del orden de los 40.000 millones de Euros. Como se ha dicho anteriormente, el déficit de tarifa lo inventó el gobierno de Aznar, pero su uso incontrolado se debió a Zapatero. El siguiente cuadro nos da en miles de millones de €los incrementos del déficit de tarifa y su monto en los años 2000 a 2014, poniendo en azul los años de los gobiernos de Aznar y Rajoy y en rojo los años del gobierno de Zapatero y en verde el primer año de disminución: 

Año

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2014

Δ DT

0,25

0,28

1,3

0,07

0,18

4,09

2,95

1,76

6,31

4,56

5,55

3,85

5,61

3,54

-0,6

DT

0,25

0,53

1,83

1,9

2,08

6,17

9,12

10,9

17,2

21,8

27,3

31,15

36,8

40,3

39,7

 Claro, había que ponerle coto. Con la liberalización del mercado, al precio de mercado que tuviese la electricidad había que añadirle una cantidad para que las eléctricas pudiesen ir recuperando del “mercado” el dinero que éste le debía. Fue el gobierno Rajoy el que dio ese paso, siendo el 2014 el año en el que el déficit empezó a reducirse. A finales del 2020, el déficit de tarifa estaba alrededor de los 14.000 millones de €, así que los consumidores españoles tendrán que soportar el cargo por el déficit de tarifa durante seis o siete años más, si a Sanchez no se le ocurre, que se le ocurrirá, una brillante idea intervencionista que empeore la situación.

En resumen, si uno suma los impuestos, explícitos o no, que están metidos en una u otra parte de la factura, se queda asombrado de lo que representan. Este año, aún con la bajada del IVA, el Estado, CAA y Ayuntamientos, van a recaudar de las eléctricas, sin tener en cuenta el impuesto de sociedades, la friolera de 15.000 millones de €, que es el doble del beneficio de todas las eléctricas juntas.

https://www.lainformacion.com/empresas/estado-ingresara-15-000-millones-con-la-luz-el-doble-que-todas-las-electricas/2848624/?autoref=true

Así que, por favor, señores políticos, piensen menos en cómo meter en cintura a las eléctricas y métanse a ustedes mismos en cintura.

¿Truquito inmoral de las eléctricas para subir artificialmente el precio de la electricidad? 

Efectivamente, como se ha dicho más arriba, podría pensarse que un productor (o una colusión de todos ellos) pudiera hacer que se dejen de utilizar medios de producción baratos disponibles para utilizar marginalmente otros más caros, de forma que suba artificialmente, por trucos inmorales, el precio de la electricidad. Vamos a dejar aparte la inmensa complejidad técnica que tiene la realización práctica de ese truco. Pero, imagínese la dificultad de hacer esto con una demanda que varía minuto a minuto y con una oferta que no es controlable ni en eólica, ni en solar ni en nuclear. Pero, vamos a suponer, cosa que es falsa, que ese truco pudiese hacerse con la gorra.

Pensemos primero en un productor individual. Si lo hiciese, el beneficio adicional que obtuviese con esa energía marginal producida más cara y que marca un nuevo precio de mercado más alto, sería 0 (ya que es esa unidad es la que marca el precio) pero, para producir esa unidad marginal, tendría que dejar de producir una unidad barata (la electricidad no es almacenable) con la que dejaría de ganar un beneficio mayor. Parece que no compensa. Pero, ciertamente, ese precio más alto, aplicado a toda la energía producida podría compensar el lucro cesante de la frase anterior. Cierto, podría… o no. Pero hay una cosa segura. El resto de las eléctricas que no hayan hecho ese truco, tendrían el beneficio extra derivado del precio más alto, sin la perdida por sustituir una unidad de coste bajo por una de coste alto. Por lo tanto, todas las eléctricas estarían deseando que ese truco lo hiciese otra, lo que lleva a que no lo haga ninguna. La cosa no pita.

Curiosamente, a Iberdrola se la acusa de haber hecho en 2014 y hacer ahora, exactamente lo contrario. Se la acusa de haber esquilmado los embalses para producir energía más barata y ganar más dinero.

https://www.economiadigital.es/empresas/por-que-iberdrola-vacia-embalses-y-que-repercusiones-puede-tener.html

No sé si lo habrá hecho. De hecho, la cantidad de agua que se puede usar para la producción de energía eléctrica está limitada y fuertemente controlada por las Confederaciones Hidrográficas de cada cuenca. Pero si lo ha hecho, cuestiones de sequía aparte, la curva de la oferta se hubiese desplazado a la derecha, lo que hubiese hecho bajar el precio, NO SUBIRLO. Y si bajando el precio ganase más dinero, ¿qué habría de malo en ello? Yo creía que bajar costes para abaratar precios y ganar, aún así más dinero, era una práctica empresarial laudable. ¿O tal vez sea mejor subir los costes, subir los precios y ganar menos? La verdad, no entiendo muy bien. A no ser que todo sea para que Pedro Sánchez tenga “motivos” para “meter en cintura a las eléctricas” y empezar un nuevo ciclo de errores que se paguen en el futuro. Y ya está hablando de topar los beneficios de las eléctricas. Muy socialista esto de decir a cada uno lo que debe ganar. Luego vendrá el “impuesto a los beneficios ‘excesivos’ ” –¿excesivos para quién y a partir de cuánto?– para todos –los ricos, siempre los ricos–, luego el control de precios para todos, alquileres incluidos y, al final… el “¡exprópiese!” de Chávez en Venezuela. Ya se ha visto lo que saca el estado de las eléctricas. ¿No sería mejor que Sánchez se metiese en cintura a sí mismo?

Pero supongamos que todas, o casi todas, las eléctricas entrasen en un sistema de colusión fraudulenta para que la cosa beneficiase a todas por igual. Para ello no bastaría con que los presidentes de las eléctricas, suponiendo que quisieran hacerlo, mantuviesen reuniones clandestinas para acordar actuar así. Sería necesario involucrar a decenas de directivos y técnicos de cada una para que hiciesen algo que huele mal. Conociendo de primera mano, como conozco, el celo y los medios de los reguladores y de la CNMC para vigilar y controlar este tipo de cosas, y el papel tan importante que juegan las denuncias anónimas (whistleblowing), afirmo que mantener esta colusión en secreto sería prácticamente imposible. Pero, además, como en casi todos los cárteles (Véase la OPEP), siempre hay un listillo que piensa (y hace): “Que los demás dejen de producir con sistemas baratos para introducir marginalmente otros caros. Yo no lo hago y gano más que ellos”. Y el tinglado se viene abajo. Estas cosas son muchísimo más difíciles de hacer de lo que piensa el imaginario popular, ávido de demagogia.

Dos últimas cosas para acabar. España es una península eléctrica además de serlo geográfica. Está unida a Europa por una línea de bastante poca capacidad que atraviesa el pirineo occidental. Y los problemas técnicos y políticos hacen muy difícil que ese estrecho istmo se ensanche. Como se ha dicho anteriormente, España importa tan sólo un 1,3% de la energía que produce. Esto hace que el mercado español tenga menos masa crítica que el europeo y sea, por ello, más volátil. Lo que hace que, dada la asimetría entre el ruido social cuando los precios son altos y el silencio cuando son bajos, el problema se agudice mediática y demagógicamente.

Por último, ahí va un cuadro comparativo del coste promedio anual de la energía eléctrica en distintos países de Europa:


Como puede verse, España es el quinto con la energía más cara incluyendo impuestos, pero es el 9º, más o menos en la media, con países como Alemania, Bélgica, Irlanda, Austria, Italia, Luxemburgo, Francia, Holanda con la electricidad más cara que nosotros sin considerar los impuestos. Por lo tanto, nuestro sistema eléctrico no es tan ineficiente ni las eléctricas españolas tan golfas como se oye decir a la demagogia populista.

 Espero haber contribuido con estas líneas a alumbrar un poquito un tema tan complejo y controvertido como el precio de la electricidad.



[1] Cada sistema de producción de energía eléctrica está gravada con impuestos especiales, por el mero hecho de producirla, pero la nuclear, de forma muy especial.

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