Tomás Alfaro Drake
Hace ya bastantes años leí, por casualidad, un libro que encontré en VIP’s. No, no un libro, sino tres tomos de unas quinientas páginas cada uno. Se llamaba “El estudio de la historia” y el autor era Arnold J. Toynbee. Todavía no acabo de explicarme cómo pudo llegar a suceder esto. VIP’s no es, ciertamente, el sitio donde se encuentran este tipo de libros, yo no tenía, en aquella época, ninguna afición por la historia –de hecho mi afición proviene de aquella lectura–, leer 1500 páginas es algo que siempre produce una cierta pereza, por no decir un rechazo absoluto, etc. Pero el hecho es que lo compré y lo leí. Un mundo se abrió ante mí. No era un libro de historia en el sentido tradicional del término, en el que se nos cuenta de forma más o menos pormenorizada la sucesión de hechos ocurridos en un lapso de tiempo en una geografía determinada. No. Era otra cosa completamente distinta. Era un impresionante intento de buscar explicaciones acerca de las causas por las que las civilizaciones nacen, se desarrollan, colapsan, mueren y, tal vez, dejan civilizaciones hijas. El método seguido era todo lo empírico que el objeto de estudio permitía. Toynbee identifica primero todas las civilizaciones que ha habido en la historia de la humanidad, haciendo un censo de 20 o 22 civilizaciones según el criterio adoptado para contabilizarlas. Después, en un inmenso trabajo de erudición, fruto de una vida de investigación, intenta buscar factores comunes que expliquen las vidas de las civilizaciones y le permitan extraer las causas la evolución vital de las mismas, utilizando todos los conocimientos históricos disponibles. El resultado es, sencillamente, impresionante. Toynbee va plasmando ante nuestros ojos un fresco en el que se despliega el árbol genealógico de las civilizaciones a la vez que nos descubre las posibles causas de su nacimiento, crecimiento, colapso, muerte y, a veces generación de civilizaciones hijas. Leí y releí varias veces, con intervalos de años de maduración, las 1500 páginas. Supe que esas páginas eran un compendio, hecho por D. C. Somervell con el visto bueno de Toynbee, de su ingente obra –verdadero monumento del intelecto humano– que abarca 14 tomos –que no he llegado a leer. Desde entonces se ha abierto ante mis ojos una manera integral de ver la historia que pudiera llamarse, quizá un poco grandilocuentemente, cósmica. Una visión que me llevaba irremediable e inquietantemente a aplicar los criterios de Toynbee a nuestra civilización. Un día decidí hacer yo mismo un resumen del compendio. Lo hice en 132 páginas. Posteriormente, en varios discursos del entonces cardenal Ratzinger, leí referencias suyas a “El estudio de la historia” de Toynbee. Creo interesante compartir con los lectores de mi blog esta visión cósmica de la historia y, tal vez, inquietarles un poco, como me pasa a mí, con la aplicación del análisis de Toynbbe a nuestra civilización Occidental. Pero 132 páginas me parecen demasiadas. Por eso me embarco en hacer un resumen de mi resumen del compendio de Somervell. Sé que corro el riesgo de que me pase algo parecido a lo que decía Woody Allen en un libro suyo: “He hecho un curso de lectura rápida. He leído Ana Karenina en 20 minutos. Habla de Rusia”. Pero acepto el riesgo. A fin de cuentas, el que esté interesado puede intentar encontrar el compendio de Somervell[1] o, si se atreve, la obra original de Toynbee. Al final me ha salido un resumen de treinta p’aginas. Naturalmente, si algún lector del blog quiere que le mande mi resumen de 132 páginas, no tiene más que pedírmelo. Lo voy a ir publicando en el blog en nueve entregas, para hacer más asequible su lectura. Recomiendo a quien vea este escrito por primera vez que empiece por la entrega I
Los linajes de las civilizaciones.
Toynbee cataloga las 22 civilizaciones en siete linajes genealógicos.
El primero arranca de la civilización Sínica, en China (1500 a.de C.-172 d. de C). Esta civilización engendra a dos civilizaciones gemelas, la del Lejano Oriente China (500- ) y la del Lejano Oriente del Japón (600- ), ambas vivas hoy en día.
El segundo nace de la civilización Minoica (3000 a.de C-1400 a.de C.), que engendra dos civilizaciones diferentes, la Helénica (1100 a.de C.-368 d.de C.) y la Siríaca (1100 a. de C.-969 d. de C). La Helénica, a su vez genera tres civilizaciones, la Cristiana Occidental (700- ), desde la que escribo estas líneas, la Cristiana Ortodoxa Griega (1054-1768) y la Cristiana Ortodoxa Rusa (1100- ), todavía viva. Por su parte, la Siríaca, deja descendencia en la civilización Islámica (1300- ).
El tercer linaje no es tal, ya que está formado únicamente por la civilización Egipcíaca (4000 a. de C.-330 a. de C.), una de las dos civilizaciones que no generó descendencia.
El cuarto linaje se inicia con la civilización Sumérica (3500 a. de C.-1905 a. de C.), originaria de Mesopotamia, que, a su vez engendra a la las civilizaciones Hitita (1500 a.de C.-1200 a.de C.), y la Babilónica (1500 a. de C.-331 a. de C.)
El quinto linaje se inicia con una civilización que Toynbee no se atreve a dar por cierta y a la que no da nombre, existente en el norte de la India y que podría haber existido entre los años 3200 a. de C. y 2750 a.de C. De la que no cabe dudar es de la civilización Índica, posible hija de la anterior (1500 a. de C.-475 d. de C.), que engendra a la Hindú (800- ), aún viva.
El sexto linaje es también un linaje estéril, formado únicamente por la civilización Andina, de origen incierto, pero que muere en 1533.
Por fin, el séptimo y último linaje arranca de la civilización Maya con nacimiento y muerte poco precisos, pero que engendra a la civilización Centroamericana, fusión de la Yucateca y Mexicana (ambas 650 d. de C.-1521 d. de C.)
Es decir, de todas las 20 civilizaciones, tan sólo 6 están vivas actualmente, si bien, como veremos más adelante, cuando analicemos lo que Toynbee entiende por colapso de una civilización, tan sólo la Cristiana Occidental y, tal vez, la Islámica, no hayan sufrido ese colapso todavía. Y, quizá, las civilizaciones vivas lo estén simplemente porque no han vivido lo suficiente. Por tanto, la norma parece ser –sólo lo parece, Toynbee nos tranquiliza a este respecto– que las civilizaciones –la nuestra incluida– tienen que morir.
Historia y libertad humana.
La primera y más importante conclusión de Toynbee –y que hay que tener siempre en la cabeza al leer su obra– es que la historia no es sino el campo de juego en el que se desarrolla la libertad humana. Por tanto, aunque se puedan encontrar pautas de evolución comunes a las civilizaciones, la historia no es nunca determinista. Siempre, la libertad humana puede cambiar su rumbo en contra de lo que podría ser la tendencia general. Esto contrasta con otras visiones deterministas, como las de Hegel, Marx o Spengler, que ven la historia como un mecanismo independiente y superior al hombre. Para Toynbee, el hombre, con su libertad, es el artífice de la historia. Aunque ésta le pueda condicionar en mayor o menor medida, esta libertad es capaz de modificar la más compulsiva de las tendencias. Esto es esperanzador porque, según Toynbee, ninguna ley hace que las civilizaciones tengan inexorablemente que morir. Es la libertad humana la que las puede llevar a su muerte, pero también la que las puede salvar.
[1] Este resumen fue editado por Alianza, pero actualmente está descatalogado.
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Hola Tomás, como todo lo de tu blog, emocionante e interesante. Te agradecería mucho tu resumen completo para poder leerlo con más tranquilidad en papel.
ResponderEliminarUn abrazo, que Dios te bendiga y animos con el blog.
Enrique Lamarca
Hola Enrique, soy Tomás. Me alegro que mi blog te resulte interesante. Encantado de mandarte el documento completo, pero necesitaría tu dirección de e-mail para hacerlo.
ResponderEliminarDime si quieres el de las 132 pag o el de 30 que estoy publicando en el blog.
Un abrazo.
Tomás
Tomas,
ResponderEliminarEs muy interesante tu blog, en general la mayoria de los temas resultan muy buenas lecturas, en particular la introduccion que has dado para esta historia de las civilizaciones, me resulta muy interesante, si puedes hacerme llegar el documento completo(132), estare grandemente agradecido, un fuerte abrazo y felicidades tu blog es buenisimo .
Si tu bondad te lo permite hacermelo llegar a mi email es: lmnorato@gmail.com o bien lmnorato@lycos.com
Un fuerte Abrazo.
Lucio Mondragon Norato
Hola Tomas, felicidades otra vez. El documento completo de 132 me ser'ia muy 'util. Mi email elamarca@gmail.com. Muchas gracias
ResponderEliminarQueridos Enrique y Lucio:
ResponderEliminarOs agradezco mucho vuestras palabras. Por supuesto, os envio el documento por mail.
Un abrazo.
Tomas
Tomás soy Mariajo. yo también estoy interesada en el documento largo el de 132 páginas, lo haces tan apetecible que no resisto la tentación. Un beso con cariño. Mariajo.
ResponderEliminarPD: como ya tienes mi correo , enviamelo al de yahoo, al que me haces los envios de los viernes, gracias.
Hola Mariajo.
ResponderEliminarTe lo env'io por mail.
Un abrazo.
Tomas