Acabo de terminar de leer la que, con toda seguridad, es la opera magna de Stephen Jay Gould. Me refiero a “The structure of the evolitionary theory”. Soy un profundo admirador de Charles Darwin. Hasta ayer me definía como católico darwinista. De hecho, los cinco primeros posts de este blog, de julio del 2007, versan sobre este tema. Ahora sigo siendo ambas cosas –católico y darwinista–, pero gracias a Gould, soy darwinista de una forma mucho más rica. Y ese enriquecimiento de mi darwinismo me ha hecho ser, si no más católico, si tener aún más admiración por la inteligencia con que este Dios, en el que creo y al que adoro, ha creado el cosmos y le ha dado las leyes para que se desarrolle. El libro de Gould, “The structure of the evolitionary theory”, ha operado este enriquecimiento. Por eso me siento obligado a llevar a cabo este somero, casi ridículo, compendio (32 páginas de 1443) de su opera magna. Lo publico en 7 partes de la que esta es la quinta. Como siempre, las cosas que sean más reflexiones mías que de Gould, las pondré entre triple paréntesis:
Más sobre las puntualizaciones a la 2ª pata del trípode del darwinismo. La paradoja de la “evolvability”. (3ª parte)
Evolvability es una palabra inexistente en inglés. Es un concepto sutil que intentaré explicar lo mejor que pueda, pero que en ningún caso me atrevo a traducir, por lo que la dejaré así en todo este escrito.
Es un hecho aceptado por la práctica totalidad de los evolucionistas que la adpatación al medio por selección natural lleva a una creciente especialización. (((Permítaseme una imagen simple pero adecuada. Imaginemos que nos dan tres grandes piedras una roja, otra verde y otra azul con las que tenemos que caminar sólo si queremos. Evidentemente, todos las tiraríamos si no fuese porque en cada esquina un policóa nos puede pedir que le enseñemos una piedra de un color determinado y, si no se la enseñamos, nos mata en el acto. Entonces, a buen seguro, cargaríamos con las tres piedras. Pero si tras mil controles, viésemos que sólo nos han pedido enseñar la piedra verde, es más que probable que tirásemos la roja y la azul. Eso nos haría mucho más eficientes en nuestro caminar, pero indudablemente, si un día cambiasen las costumbres de los policías, estaríamos vendidos))). Lo mismo pasa con la evolución puramente darwinista a nivel organismo. Además, por si esto fuera poco, una buena adaptación a nivel organismo suele ser contraproducente a niveles superiores. Normalmente, la perfecta adaptación disminuye la diversidad de la especie, es decir, merma una de las características más importantes de supervivencia de los individuos-especie.
Sin embargo, y aquí está la paradoja. Todo parece indicar que todos los individuos evolucionables –organismos, especies, géneros, etc.– mantienen una especie de reserva de características aparentemente inútiles y hasta, en cierta medida, contraproducentes, que les son útiles para una situación imprevista. (((Parece como si en los portadores de la piedra hubiese dos naturalezas, una que les lleva a tirar las piedras inútiles y otra, un poco compulsiva, que les empuje a recoger del suelo piedras inútiles por si las moscas. Alguien podrá pensar que más que tirar las piedras inútiles para recoger otras por si acaso, lo que haríamos sería no tirar las inútiles))). Pero eso es algo que ni las leyes de la evolución ni ninguna otra ley de la naturleza permiten, pues la naturaleza no tiene capacidad de anticipación. Sería como poner el efecto antes de la causa, lo que es imposible para la naturaleza inanimada. En términos evolutivos esto se llamaría preadaptación. Y ni darwinistas, ni Gould, ni ningún científico admite la preadaptación. (((Por tanto, tiene que existir esa fuerza compulsiva que nos obliga, contra todo pronóstico, a recoger piedras inútiles. Pero, ¿de dónde viene esa fuerza compulsiva que nos “obliga” a recoger piedras inútiles?))) ¿Cómo pueden los darwinistas estrechos de la “síntesis moderna” explicar esta paradoja? Sencillamente, no pueden. Se ven abocados a un dilema de Scilla y Caribdis muy incómodo. O preadaptación o silencio. Algunos acuden a explicaciones rocambolescas o, muy a menudo, a cerrar los ojos o mirar para otro lado e ignorar esta paradoja. Aparentemente –dicen los que creen en la preadaptación, que son primos hermanos de los internalisas–, los organismos, además de las variaciones que les llevasen a la adaptación al medio por selección natural, anticiparían otras variaciones que serían buenas cuando llegasen los malos tiempos para las especies de las que forman parte.
Sin embargo, Gould explica la paradoja acudiendo a las expansiones esbozadas en artículos anteriores de las dos primeras patas del trípode del darwinismo. La evolución jerárquica, es decir la inclusión de especies, géneros, familias, etc. como individuos evolucionables (expansión de la primera pata) y las exaptaciones (expansión de la segunda pata) dan una buena explicación del fenómeno de la evolvability, librándole de esa incómoda paradoja a la que se ven sometidos los darwinistas provincianos (parochial). (((Gustave Thibon afirmó que “uno de los signos cardinales de la mediocridad de espíritu es ver contradicciones allí donde sólo hay contrastes”. Una de las grandezas de Gould es elevarse sobre la visión provinciana (parochial) para, desde mayor altura, reducir las aparentes contradicciones que parecen en el darwinismo simplista a contrastes creativos en la visión del darwinismo expandido. Veamos cómo lo hace Gould))).
Empecemos por la segunda pata del trípode del darwinismo. En las puntualizaciones a la segunda pata se definieron las exaptaciones y vimos cómo Gould las clasificaba en franklins y miltons. A lo largo del proceso evolutivo aparecían tanto unas como otras, quedando en reserva. No se trata de preadaptaciones que anticipen futuras necesidades. Son más bien como un reservorio en el que se van almacenando. Gould llama a este reservorio the exaptation pool. En él se van almacenando las exaptaciones hagan o no hagan falta. La inmensa mayoría de ellas son inútiles o perjudiciales, como curre con las mutaciones genéticas. Pero algunas son exactamente lo que necesita el organismo –o el individuo evolutivo del nivel que sea–para adaptarse a una nueva e inesperada situación. (((El reservorio de las exaptaciones sería como el saco en el que vamos metiendo las piedras inútiles que nos vemos compulsivamente impulsados a recoger))). Mientras las exaptaciones se utilicen en el mismo nivel evolutivo en el que se producen, su efecto en la resolución de la paradoja de la evolvability es relativamente pequeño, porque esta paradoja afecta a la relación entre la microevolución, a nivel organismo y la macroevolución en los niveles jerárquicos superiores, especie, género, familia, etc, como hemos visto hace unas líneas. Pero ya vimos que las exaptaciones causadas por spandrels pueden generarse en un nivel y manifestarse en niveles superiores. Por lo tanto, una buena parte de las exaptaciones del reservorio, serán de ese tipo. Gould argumenta que este tipo de exaptaciones son la gran mayoría del reservorio. Primero, por la evidente razón de que los spandrels trans-nivel tienen más sitios donde ir. Mientras que cualquier otro tipo de exaptación (spandrel mono-nivel o cualquier otro tipo de miltons o franklins) sólo puede moverse en horizontal, de organismo al mismo organismo), los spandrels trans-nivel, tienen varios sitios a donde saltar. Esto conlleva, lógicamente, más probabilidades de producirse. Y, segundo, porque los spandrels trans-nivel tienen más probabilidades de permanecer en el reservorio de exaptaciones en vez de irse por el desagüe. Me explico: las exaptaciones dentro del nivel organismo, tienen que mostrarse positivas o, al menos, neutras de forma inmediata, ya que si no la selección natural se encarga de eliminarlas, es decir, se van por el desagüe del reservorio. Sin embargo, los spandrels que se inyectan en niveles superiores tienen más posibilidades de almacenarse en el reservorio. Ello es debido a dos características de los individuos evolucionables de mayor nivel. Su mayor longevidad e inercia de supervivencia y su más laxa interdependencia entre sus subpartes. Efectivamente, cualquier tipo de exaptación negativa en un organismo, desaparece inmediatamente. Por decirlo de alguna manera, se produce tan cerca del desagüe que nada más aparecer, si es negativa, es inmediatamente absorbida por él. En cambio, un spandrel inyectado en un individuo-especie puede permanecer durante mucho más tiempo, porque la reacción es mucho menos inmediata. Además, en un organismo, si por una exaptación negativa, un linaje celular deja de funcionar, las consecuencias son deletéreas, debido a la estrecha interrelación entre las subpartes del organismo. Sin embargo, la laxitud de la interrelación entre las subpartes de las especies –los individuos– permiten que un spandrel negativo inyectado desde el nivel organismo, afecte sólo parcialmente a la especie sin llevarla a la extinción y pudiendo, por tanto, almacenarse en el reservorio. (((Siguiendo con el ejemplo del saco de piedras inútiles, es como si este saco tuviese un agujero. Los spandrels transnivel, serían piedras muy grandes que no caben por el agujero, por lo que se quedarían en el saco. Por el contrario, los otros miltons o los franklins serían piedras más pequeñas que podrían irse por el agujero del saco. La mezcla de franklins, miltons mono-nivel y trans-nivel estaría, por tanto, enriquecida a favor de estos últimos))).
(((Por otro lado, esto del reservorio de exaptaciones, me recuerda a una frase del Evangelio de Mateo que dice: “Todo maestro de la ley [...] es como un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas”. De la misma manera, la evolución saca del tesoro del reservorio de las exaptaciones cosas nuevas y viejas que sirven para que la evolvability sea una realidad))).
Así pues, la expansión de las dos primeras patas del trípode darwinista es necesaria para resolver la paradoja de la evolvability. Primero, las exaptaciones y spandrels como expansión de la segunda pata y segundo, la existencia de diversos niveles jerárquicos de individuos evolucionables como expansión de la primera pata. Sólo con el darwinismo con sus dos primeras patas expandidas se resuelve la paradoja de la evolvability, sin caer en la preadaptación. (((Por decirlo con una imagen, es como si el árbol de la evolución –sea éste un abeto o un caótico arbusto– tuviese, además de ramas que se bifurcan, algún tipo de nexo que mantuviese la cohesión entre ellas, manteniendo de esta forma una sólida unidad. O si tomamos la imagen del gran río, sería como si la corriente principal del río tuviese estaciones de bombeo y una red de canales auxiliares que permitiesen bombear el agua con rapidez de arriba hacia abajo si en algún tramo inferior hubiese escasez de agua))).
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