Ya sabéis por el nombre de mi
blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su
nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda
idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el
espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de
Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las
brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que
merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un
paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la
consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del
olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este
efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a
partir del 13 de Enero del 2010.
Esta semana he experimentado con una evidencia
poderosa y fresca que el Salvador que nació hace 2000 años en un establo,
continúa transformando el mundo. El
pasado lunes fui invitado a un bautismo! Al igual que en el primer siglo... un
judío converso caminando en las catacumbas para encontrar a Cristo. Y su
madrina era Joan Andrews. Las ironías abundan. Joan es una de las más
sobresalientes y conocidas defensoras del movimiento pro vida... La escena me
quemaba por dentro, porque justo encima del Cardenal O´Connor había una Cruz...
Miré hacia la Cruz y me di cuenta de nuevo de que lo que el Evangelio enseña es
la verdad: la victoria está en Cristo.
Un testigo del bautizo del Dr. Nathanson.
El Dr. Natahson, apodado Dr. Muerte, fue
un médico abortista converso. Había practicado muchos miles de abortos antes de
convertirse. Murió hace unos años. Él mismo explica cómo obtuvo la gracia de la
conversión:
No puedo decir lo agradecido que estoy ni
la deuda tan impagable que tengo con todos aquellos que han rezado por mí
durante todos los años en los que me proclamaba públicamente ateo. Han rezado
tozuda y amorosamente por mí. Estoy totalmente convencido de que sus oraciones
han sido escuchadas. Lograron lágrimas para mis ojos.
Así, pues, tal y como hicieron tantos
por el Dr. Nathanson, nosotros también podemos rezar “tozuda y amorosamente”
por todos los que están en contra de la vida, desde el momento de su concepción
hasta el de la muerte natural. Pero rezar “tozuda y amorosamente” no excluye la
verdad. Por eso publico el extracto de una conferencia dada por Nathanson el 5
de Noviembre de 1982, después de hacerse antiabortista, pero antes de hacerse
católico, en el colegio de médicos de Madrid. Desgraciadamente no se le hizo
mucho caso.
"Yo practiqué cinco mil abortos.
Por el Dr. Bernard N. Nathanson
Éramos un grupo cuyo único propósito era conseguir una
ley que permitiera el aborto en EE.UU.. Ejercíamos presión sobre los miembros
del Congreso y las cámaras legislativas de los Estados para lograr que se
derogasen las leyes que prohibían el aborto. Fui uno de los fundadores de la
organización más importante que "vendía" el aborto al pueblo
estadounidense.
En 1968, cuando organizamos el movimiento, se calcula
que menos del 1% de la población era partidario en EE.UU. del aborto a
petición. Nuestro presupuesto era de $7,500 anuales, pero para 1982 se
aproximaba ya al millón de dólares.
Voy a explicarles cómo planteamos el tema para
convencer al resto de la población estadounidense para que aceptasen el aborto.
Las tácticas que voy a explicar son ciertas y además son las mismas que se han
empleado y se están empleando en otros países. Nos sirvieron de base dos
grandes mentiras: la falsificación de estadísticas y encuestas que decíamos
haber hecho, y la elección de una víctima, para achacarle el mal de que en EE.UU.
no se aprobara el aborto. Esa víctima fue la Iglesia Católica, o mejor dicho,
su jerarquía de obispos y cardenales.
La falsificación de estadísticas
Se trata de una táctica importante. Nosotros decíamos
en 1968 que en EE.UU. se practicaban un millón de abortos clandestinos, cuando
sabíamos que eran alrededor de los cien mil, pero esta cifra no nos servía y la
multiplicamos por diez para llamar la atención. También repetíamos
constantemente que las muertes maternas por aborto clandestino se aproximaban a
las diez mil cuando sabíamos que no eran más de 200, pero esta cifra resultaba
demasiado pequeña para la propaganda. Esta táctica del engaño si se repite
mucho, acaba por ser aceptada como si fuera verdad. Nos lanzamos a la conquista
de los medios de comunicación social, de los grupos universitarios, sobre todo
de las feministas. Ellos escuchaban todo lo que decíamos, incluidas las
mentiras, y luego las divulgaban por los medios de comunicación social, base de
la propaganda.
Es importantísimo que ustedes se preocupen por los
medios de comunicación social. Si en España estos medios no están dispuestos a
decir la verdad, se encontrarán con la misma situación que nosotros creamos en
EE.UU.
También inventábamos nuestras propias encuestas.
Decíamos, por ejemplo, que habíamos hecho una encuesta y que el 25% de la
población era partidaria del aborto y tres meses más tarde decíamos que el 50%,
y así sucesivamente. Los estadounidenses se lo creían y como deseaban estar a
la moda, formar parte de l a mayoría y que no les llamaran
"atrasados", se unían a los "avanzados".
Más tarde hicimos verdaderas encuestas y pudimos
comprobar que poco a poco los resultados se iban aproximando a lo que habíamos
inventado. Por eso sean muy cautelosos ante las encuestas que se hagan sobre el
aborto; porque suelen ser inventadas, pero tienen la virtud incluso de
convencer a magistrados y legisladores, pues ellos, como cualquier otra
persona, leen la prensa, escuchan la radio, y siempre se les queda algo.
La jerarquía católica el egida como víctima
Una de las tácticas más eficaces que utilizamos en
aquella época fue la que llamamos "etiqueta católica". Esto es
importante para ustedes, porque su país es mayoritariamente católico.
En 1966 la guerra de Vietnam no era popular. Pero la
Iglesia Católica la apoyaba en EE.UU. Entonces escogimos como víctima a la
Iglesia Católica y tratamos de relacionarla con otros movimientos
"reaccionarios", incluyendo el movimiento antiabortista. Con esto
pusimos a todos los jóvenes y a las iglesias protestantes, que siempre habían
mirado con recelo a la Iglesia Católica, en contra de ésta. Conseguimos
inculcarle a la gente la idea de que la Iglesia Católica era la culpable de que
no se aprobara la ley del aborto.
Como era importante no crear antagonismos entre los
propios estadounidenses de distintas creencias, aislamos a la jerarquía -obispos
y cardenales- como a los "malos". A los católicos que rechazaban el
aborto se les acusaba de estar "embrujados" por la jerarquía, y a los
que lo aceptaban se les consideraba "modernos",
"progresistas", "liberales" y más "iluminados".
Puedo asegurarles que el problema del aborto no es un problema de tipo
confesional. La Iglesia Católica no es la única religión o institución que está
en contra del aborto. Yo no pertenezco a ninguna religión y en cambio les estoy
hablando contra el aborto. Pero esta táctica fue tan eficaz que todavía hoy se
emplea en otros países.
Otra táctica que empleamos con la Iglesia Católica fue
acusar a sus sacerdotes, cuando tomaban parte en debates públicos contra el
aborto, de "meterse en política" y de que ello era
"anticonstitucional". El público se lo creyó fácilmente aunque la
falacia del argumento está clara.
Dirigí a partir de 1971 la clínica más grande del mundo
Se trataba del Centro de Salud Sexual (CRANCH),
situado al este de Nueva York. Tenía 10 quirófanos y 35 médicos a mis órdenes.
Cuando me hice cargo de la clínica todo estaba sucio y en las peores
condiciones sanitarias. Los médicos no se lavaban las manos de un aborto a
otro. Algunos abortos, inclusive, era practicados por las enfermeras o por
simples auxiliares. Conseguí modificar todo aquello y transformar la clínica en
un "modelo" de su género.
Practicábamos 120 abortos diarios, inclusive los
domingos, y sólo el día de Navidad no trabajábamos. Como Jefe de Departamento,
tengo que confesar que se practicaron 60,000 abortos bajo mis órdenes y unos
5,000 fueron hechos personalmente por mí.
Recuerdo que en una fiesta que organizamos, algunas
esposas de los médicos me contaron que sus maridos sufrían por las noches de
pesadillas, y gritando hablaban de sangre y cuerpos destrozados de niños. Otros
bebían demasiado y algunos usaban drogas. Algunos de ellos tuvieron que
someterse a tratamiento psiquiátrico. Muchas enfermeras se volvieron
alcohólicas y otras abandonaron la clínica llorando. Fue para mí una
experiencia sin precedentes.
En septiembre de 1972 presenté mi dimisión porque ya
había conseguido mi objetivo, que era poner en marcha la clínica. En aquella
época, lo digo sinceramente, no dejé la clínica porque estuviera contra el
aborto; la dejé porque tenía otros compromisos que cumplir. Fui nombrado
Director del Servicio de Obstetricia del Hospital de San Lucas de Nueva York y
empecé a establecer el servicio de Fetología. Estudiando el feto en el interior
del útero materno, pude comprobar que es un ser humano con todas sus
características y que deben reconocérsele todos los privilegios y ventajas de
que disfruta cualquier ciudadano en la sociedad.
Del estudio del feto vivo en el interior del útero saqué esta conclusión
Quizás alguno piense que antes de mis estudios debía
saber, como médico y además como ginecólogo, que el concebido es un ser humano.
Efectivamente sí lo sabía, pero no lo había comprobado yo mismo
científicamente. Los nuevos sistemas de exploración nos ayudan a conocer con
mayor exactitud su naturaleza humana y a no considerarlo como un simple trozo
de carne. Hoy, con técnicas modernas, se pueden tratar en el interior del útero
muchas enfermedades, incluso hasta se practican 50 clases distintas de
intervenciones quirúrgicas. Son estos argumentos científicos los que han
cambiado mi modo de pensar. Fíjense: si el concebido es un paciente al que se
le puede tratar, entonces es una persona, y si es una persona, tiene derecho a
la vida y a que nosotros procuremos conservarla.
Los casos de violación, subnormalidad y el estado de salud de la madre
La violación es una situación muy dolorosa.
Afortunadamente son pocas las violaciones de las cuales surge un embarazo. Pero
aun en ese caso, la violación, que es un acto de violencia terrible, no puede
ir seguida de otro no menos terrible como lo es la destrucción de un ser vivo.
Por lo tanto, tratar de borrar una horrible violencia con otra también horrible
no parece lógico; es sencillamente absurdo, y en realidad lo que hace es
aumentar el trauma de la mujer al destruir una vida inocente, porque esa vida
tiene un valor en sí misma aunque haya sido concebida en circunstancias
espantosas, circunstancias que nunca podrán justificar su destrucción. Muchos
de los que estamos aquí fuimos concebidos en circunstancias que no fueron las
ideales, tal vez sin amor, sin calor humano, pero eso no nos cambia en absoluto
ni nos estigmatiza. Por lo tanto, recurrir al aborto en caso de violación es
algo ilógico e inhumano.
El caso de que la vida de la madre peligre de
continuar su embarazo, hoy, con los avances de la medicina, prácticamente no
existe. Por lo tanto, el argumento es engañoso, porque sencillamente no es
cierto.
Finalmente voy a considerar el aborto cuando el feto
nacerá con defectos. Es éste un tema muy delicado porque significa que
aspiramos a que la sociedad esté formada por personas físicamente perfectas, y
sin temor a equivocarme puedo asegurar que en esta sala no hay una sola persona
que sea físicamente perfecta. Es peligrosísimo aceptar este principio porque
desembocaría en un holocausto.
Voy a contarles una anécdota. Cuando estuve con mi
esposa en Nueva Zelandia almorzamos un día con Sir William Liley, que es el
fetólogo más importante del mundo, y nos contó que habían tenido cuatro hijos
que ya eran mayores, y al quedar solo el matrimonio adoptaron un niño con Down.
Me dijo que este hijo adoptivo les había proporcionado más satisfacciones que
cualquiera de los otros cuatro hijos.
Puedo asegurarles que si esta clase de ley se aprueba
se abusará de ella y se utilizará para justificar el aborto en todos los casos.
Esto es lo que ha ocurrido en el Canadá. Los médicos, sencillamente ponen un
sello en las solicitudes de aborto y todo el mundo se ríe de ellas y de la ley.
Pienso que cuando se permite el aborto, se permite un acto de violencia mortal,
un acto deliberado de destrucción y por lo tanto un crimen. Puedo asegurarles
que si se sigue el camino sangriento del aborto, los tres Jinetes del
Apocalipsis que son la delincuencia, la droga y la eutanasia no tardarán en
seguirle, como está sucediendo en EE.UU.
Quisiera terminar con estas palabras: Como científico,
no es que crea; es que sé que la vida empieza en el momento de la concepción y
debe ser inviolable. Y si no salimos victoriosos y olvidamos nuestra completa
dedicación a esta causa tan importante, la historia nunca nos lo perdonará.
Nota: El presente texto es un fragmento de una
conferencia del Dr. Bernard N. Nathanson ante el Colegio de Médicos de Madrid,
el 5 de noviembre de 1982. Nathanson fue bautizado en la Iglesia Católica
durante la Vigilia Pascual de 1996. Su dramática conversión de proabortista a
pro vida, de ateo en creyente y de creyente a católico, la narra él mismo en su
autobiografía, recientemente publicada en inglés y titulada "The Hand of
God" ("La mano de Dios"). Este fascinante libro no sólo narra la
maravillosa obra de Dios en la vida de este hombre, sino también nos descubre,
en boca del propio autor, las insidiosas tácticas del movimiento proabortista
en forma más detallada y completa que en este folleto. Todo defensor de la vida
debe tener esta valiosa información.
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