Ya sabéis por el nombre de mi
blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su
nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda
idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el
espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de
Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las
brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que
merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un
paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la
consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del
olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este
efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a
partir del 13 de Enero del 2010.
En una vida buena
sólo hay días hermosos,
en una vida buena
hace siempre buen tiempo.
Dios la despliega
entera y mira largamente
qué amor es más
querido de todos sus amores.
Así, Dios no
sabe, entre tantos días hermosos,
de la niña más
bella a la más bella abuela,
cuál es el que
más ama de sus propios amores,
y si no amará más
un alma errante y sola.
Y si no amará más
una ágil juventud.
Y si no amará más
las sólidas firmezas.
Y si no amará más
una vejez hermosa.
Y si no amará las
sólidas miserias.
Charles Péguy,
Eva.
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