Hoy no puedo tampoco dejar de expresar mi pesar, mi
tristeza y mi lástima por la retirada definitiva de la ley Gallardón sobre el
aborto. Pesar y tristeza por los morituri (los que van a morir). Lástima por
una civilización que ha caído (eso no es de ayer, sino que es un proceso que
viene de muy atrás) en la barbarie. Y también rabia. Mucha rabia. Porque ayer ha caído tal vez la última
trinchera. Un día, no me cabe duda, civilizaciones futuras se espantarán de lo
que estamos haciendo en ésta. No es una cuestión religiosa. Es una cuestión de
pura razón humana y humanitaria.
¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera en sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,
como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya
propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me
encuentro unido a toda la humanidad;
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.
John Donne (Devociones para ocasiones de emergencia, 1624)
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