Ya sabéis por el nombre de mi
blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su
nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda
idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el
espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de
Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las
brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que
merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un
paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la
consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del
olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este
efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a
partir del 13 de Enero del 2010.
...Señor
–dije–, en la rama de aquel árbol hay un cuervo; comprendo que tu majestad no
puede rebajarse hasta mí. Pero yo necesito un signo. Cuando termine mi oración,
ordena a ese cuervo que emprenda el vuelo. Esto será una indicación de que no
estoy completamente solo en el mundo... Y observé al pájaro. Pero siguió
inmóvil sobre la rama. Entonces me incliné de nuevo sobre la piedra. Señor
–dije–, tienes razón. Tu majestad no puede ponerse a mis órdenes. Si el cuervo
hubiera emprendido el vuelo, yo ahora me sentiría más triste aún. Porque este
signo lo hubiera recibido de alguien igual a mí, es decir, de mí mismo; sería
el reflejo de mis deseos. Y de nuevo no hubiera encontrado sino mi propia
soledad. Me prosterné y me volví. Pero en aquel preciso instante mi
desesperación se transformó en una inesperada alegría...
Antoine de
Saint-Exupery
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