8 de marzo de 2015

Homenaje a la Mujer

Este Domingo que está a punto de terminar ha sido el día internacional de la mujer. Por eso quiero celebrarlo con un homenaje, no al feminismo, sino a la Mujer. Para ello he elegido unas frases que me parecen procedentes. Algunas, sorprendentes, viniendo de quien vienen. Ya os sorprenderán. Por último, os adjunto un link a la carta apostólica sobre la dignidad de la mujer de Juan Pablo II publicada el 15 de Agosto de 1988.

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La mujer encarna más fácilmente esta vocación “femenina”, el estar junto a las cosas, con las cosas y los seres, para resucitarlos, en cierto modo, del sueño, de la esclerosis, de la petrificación y del orgullo.

Charles Moeller: Literatura del siglo XX y cristianismo, tomo VI, capítulo dedicado a Gertrud von Le Fort.


Eva es también anima, el alma, desposada con el señor cuerpo. El señor cuerpo, animus, se hace el astuto, cree en las grandezas temporales, lleva a su esposa de calle en calle, de ciudad en ciudad, a fin de presentarla a su “buena familia y a la gente importante”, a los nobles y a los ministros, a los tíos heredables. La joven mujer, la esposa, Eva, es el alma, que se deja llevar. Deja que hable el señor cuerpo. Deja que la lleve por los caminos. Pero, entre tanto, ella sueña con “la primera mañana”. [...] el sueño de Eva exiliada es también el ensueño de nuestra alma, que se acuerda de la “primera mañana”, en que descendió hacia este “primer atardecer”, de la “reciente primavera” en que descendió hacia este “sol de invierno”. Eva simboliza la parte “femenina” de todo ser humano, que espera ser visitada, ser devuelta al paraíso, a la infancia del mundo. Es, en la humanidad, la parte mística, la que “se acuerda” de la “heredad perdida”, y busca el camino a lo largo de los viejos callejones. La humanidad hija de Eva es la de todos los hombres [...].

Charles Moeller, Tomo IV, La esperanza en Dios nuestro Padre, capítulo dedicado a Charles Péguy.


La auténtica mujer viene de la noche de los tiempos. Ocupa todo el horizonte de la creación. Conoce el secreto de las profundidades, de las piedras, de los moluscos, de los peces, de las flores y del sueño. Como los de los gatos y los de las esfinges, sus ojos atraviesan las tinieblas. Posee bajo su lengua la llave de las músicas viscerales, la nostálgica melodía de las sirenas, la sintaxis de los pájaros y el inmaculado solfeo de la tranquilidad postrera. Es la maga blanca que rehace para nosotros una infancia de cada pequeña muerte. Es el hada de largos cabellos rizados, de las pupilas doradas, que espera al hombre para revivir con él el paraíso terrenal. Desear esta mujer disipa todos los demonios. Porque sumergirse en ella enseña al hombre que el regocijo es casto.

Louis Pawels, Las últimas cadenas.


El acto humano más conforme a la motricidad de la mujer es el de cuidar; nos da el sentido de su existencia y el del mundo en que vive… El ser en el mundo como cuidado (como cuidar) determina la relación de la mujer con su cuerpo y… el acto de cuidar alcanza su plenitud en la posibilidad maternal.

Frederik J. J. Buytendijk. “La mujer”. Madrid 1955.


La función femenina consiste en conservar la forma humana, en protegerla. Lo humano es, pues, la provincia femenina, y lo inhumano, la masculina.

No sé de quien es.


La mujer no es repetición inútil del hombre, sino el lugar encantado donde se cumple la alianza viva del hombre con la naturaleza. Que desaparezca la mujer, y los hombres serán solitarios, extranjeros sin pasaporte en un mundo glacial. La mujer es la tierra misma, elevada al vértice de la vida, la tierra hecha sensible y gozosa y, sin ella, para el hombre, la tierra se vuelve muda y muerta.

Michel Carrouges


Es en el seno del mundo dado donde le corresponde al hombre hacer triunfar el reino de la libertad. Para conseguir esta suprema victoria, es necesario, entre otras cosas, que, más allá de sus diferencias naturales, hombres y mujeres afirmen sin equívoco su fraternidad.

Simone de Beauvoir. Final de su obra “El segundo sexo”.


Tan pronto como hay en el hombre y en la mujer un poco de modestia y alguna generosidad, las ideas de victoria y de derrota quedan abolidas; el acto de amor se torna libre intercambio… El problema para la mujer consiste en encontrar uno al que pueda considerar como su igual.

Simone de Beauvoir. “El segundo sexo”.


Este pleno desarrollo supone que… la mujer logre… establecer con su pareja una relación de reciprocidad. La asimetría del erotismo masculino y femenino crea problemas insolubles, hasta el punto de que hay lucha de sexos: pueden resolverse fácilmente cuando la mujer siente en el hombre, a la vez, deseo y respeto… Las palabras recibir y dar intercambian su sentido; el gozo es gratitud; el placer, ternura… Es tanto más conmovedor por cuanto, los dos seres que simultáneamente niegan y afirman apasionadamente sus límites son semejantes y, sin embargo, diferentes. Esta diferencia que, no pocas veces, los aísla, llega a ser, cuando se unen, la fuente de su maravilla.

Simone de Beauvoir. “El segundo sexo”.


Amarse es mirar juntos en una dirección. Pero es también mirarse a veces mutuamente. Es la “juntura” del hombre y de la mujer. Articulación a la vez tan frágil y tan indestructible, del “hombre sin ribera junto a la mujer ribereña”.

Charles Moeller. Literatura del siglo XX y cristianismo. Tomo V, Amores humanos. Capítulo dedicado a Simone de Beauvoir.


La mujer o, para mayor exactitud, la mujer en el matrimonio, es el representante de la vida, con el cual debes explicarte.

Franz Kafka, Hochzestzsvorbereitungen auf dem Lande (Preparativos de una boda en el campo) p. 118.


Una pareja que cree en la resurrección de la carne conoce goces que el libertino no imagina.

Fabrice Hadjajd. Tenga usted éxito en su muerte.


No se ama a una mujer porque sea bella. Es bella porque se la ama.

No sé de quien es


Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio, o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino.

Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estas triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran solo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento.
 
Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuantas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.

Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio ilusionadas con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso.

Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.

Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Solo hay que saber mirar más allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigo de la forma y enemigo del alma. Vértigo de divas, y llanto de princesas.
                                                     
La verdadera belleza esta en las arrugas de la felicidad...

Mario Vargas LLosa


Creo que en el último día, las cenizas, levantadas por el Espíritu, obedecerán a las órdenes de reencontrarse por sí mismas. Y volverás a ver a tu hija cogiendo cerezas y capuchinas [...] y a tu joven mujer, cuya mejilla está dulce como la mañana.

Francis Jammes. Hojas en el viento.




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