El viernes pasado os escribí sobre el despropósito de la
izquierda hacia VOX. Si aquello puede considerarse la de cal, hoy va la de arena.
1º Me parece lamentable que VOX se haya financiado con
dinero del exilio iraní. Por supuesto, mejor dinero del exilio iraní que de la
república islámica de Irán, con la que se ha financiado Podemos. Pero eso no es
excusa. Ningún partido político español debería poder financiarse con dinero
que, sea en el sentido que sea, proviene de intereses extranjeros que un día pueden
volverse contra España.
2º Me parece lamentable que VOX, en la primera semana del
nuevo gobierno autonómico andaluz pida la dimisión de una consejera de C’s
porque hace 5 años escribió un twit en el que daba su opinión sobre las
procesiones de Semana Santa. Para empezar, es una opinión que, aunque no
coincido ni remotamente con ella, forma parte de la libertad de expresión de
opiniones. No hay en ella ninguna blasfemia, como en otras manifestaciones, por
muy desafortunadas que me puedan parecer, ni dice que crea que estas
procesiones deban suprimirse, ni nada por el estilo. Para seguir, fueron
escritas hace cinco años por quien no tenía ninguna responsabilidad política.
¿A dónde quiere llegar VOX? Me parecerá estupendo que se oponga a aquellas
actuaciones del gobierno o de la cámara, andaluzas. Hasta es posible que en
algunas de las cosas a las que se oponga esté de acuerdo con VOX. Pero esto es
esperpéntico. Y ese es, a mi juicio, uno de los peligros que acechan a este
partido: Convertirse en un esperpento caricaturesco de lo que defiende. Y si
deriva hacia ahí, se hará un flaco favor a sí mismo y, lo peor, hará un flaco
favor a España.
Tampoco puedo dejar de comentar una perla cultivada que ha
dejado caer en Davos el ocupa de la Moncloa. Ha dicho que, para frenar a los
populismos, lo mejor es implantar el salario universal por no hacer nada.
¡Claro!, si se hace todo lo que piden los populistas de izquierdas, puede que
desaparezcan esos partidos o que retrocedan, pero a costa de hacer lo que el
populismo quiere, es decir de que el PSOE sea más aun lo que ya es, un partido
populista. Hasta los militantes y dirigentes históricos del PSOE lo dicen.
Por último, quiero comentaren en estas líneas de actualidad, la cara dura y el
cinismo del ministro de Fomento Ávalos respecto al asunto de los taxistas.
Dice, con toda la cara, que el gobierno no puede hacer nada porque la
legislación vigente dice que eso lo tienen que regular las Comunidades
Autónomas. Lo que no dice el muy geta es que ha sido él el que ha transferido
esa responsabilidad a esas Comunidades, lavándose las manos y haciendo el
problema irresoluble. Ahora los taxistas de Madrid piden que la hora de
antelación para contratar un Uber que han aprobado en Cataluña, se implante
también aquí. Las VTC se acabarán yendo, para triunfo de los taxistas,
desgracia de los usuarios y retroceso en el avance tecnológico y del progreso
económico. Pues nada.
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