El post de este viernes ha surgido como por ensalmo de dos
cosas que me han mandado esta semana por WhatsApp y otras que he buscado y
escrito yo mismo.
La primera es un artículo de “El Mundo” del 25 de Febrero de
2001 en el que se hacían unas apocalípticas previsiones de las consecuencias
del cambio climático para 2020, o sea, para mañana. Al leerlas causa estupor el
ridículo de las mismas. Tanto que he querido comprobar si era una burda
manipulación. Hasta donde he podido averiguar, el artículo es tan auténtico
como ridículo. Ahí tenéis el link.
El
segundo WhatsApp es un artículo de Libertad Digital en el que se desempolva la
polvareda levantada por el ex presidente de los EEUU Al Gore por anunciar el
Armagedon al que nos iba a llevar el cambio climático. Su documental “Una
verdad incómoda le valió el Oscar al mejor documental en 2007 y, lo que es
peor, el Premio Nobel de la Paz en ese mismo año.
Tras
leer estos dos artículos, me pareció sorprendente la falta de sentido crítico y
la facilidad de manipulación de los ciudadanos españoles que, según un estudio
llevado a cabo este mes de septiembre por el Instituto Elcano, vemos que los
españoles no albergamos ni siquiera la sombra de una duda sobre el peligro
apocalíptico del cambio climático.
Por último, leí la otra cara de la moneda. Una entrada en el
blog de Fernando del Pino, el 25 de septiembre de este año, sobre el mismo
tema. Fernando del Pino representa la faceta negacionista del cambio climático –aquí
no pasa nada– que me parece casi, casi, tan irracional, irresponsable y
sesgada por las ideas políticas como la visión apocalíptica que pretende que el
mundo se paralice.
El efecto de la hemeroteca es terrible, aunque haya gente que ni
se entere. Entonces recordé que yo había escrito en Febrero de 2008 unas
páginas, que publiqué en mi blog, sobre mi percepción del cambio climático. Las
leí, debo decir que con cierta aprensión. Sólo vagamente recordaba lo que
escribí entonces y casi 12 años son muchos años que pueden hacer que algo
escrito denote su obsolescencia. Pero no, cuando lo leí, me sentí satisfecho.
Ciertamente, hay matices que si lo escribiera ahora, los cambiaría. Pero
he preferido poner el link a tadurraca para que se pueda leer tal y como lo
escribí hace casi 12 años. Aparte de matices, sí que he evolucionado bastante
en una cuestión. Ahora estoy mucho más convencido de que la tecnología es
perfectamente capaz d hacer que, lo que pueda tener de verdad parcial el cambio
climático, pueda ser revertido por los avances tecnológicos. Pero ahí va lo que
escribí entonces. Tal cual.
Al que quiera formarse una idea sobre este tema, le recomiendo
el libro “Historia de los cambios climáticos” de José Luis Comellas. En sus dos
últimos capítulos coincide en la perplejidad que yo expreso tener sobre ese
tema en mi escrito de tadurraca y en la necesidad de una sensata prudencia en
espera de que la tecnología haga fútil el problema.
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