Tomás Alfaro Drake
Nicolás, ha dejado un comentario
Hola Tomas. te saluda Nicolás desde buenos aires.
Si bien no he podido aun leer todas las entradas de tu secuencia de posts "El camino hacia la posmodernidad y el nuevo renacimiento" ya desde el titulo hubo algo que me sedujo. Desde el punto de vista del que yo puedo encarar los problemas intelectuales de nuestra época (soy músico y artista plástico) siempre he tenido la reacción, mas bien intuitiva, de relacionar nuestra era posmoderna con algunos aspectos del renacimiento o el humanismo de los siglos XV y XVII.
Te escribo este post por que no se si lo que vos llamas "nuevo renacimiento" tenga algo que ver con esto o no.Si construyo algún tipo de explicación autobiográfica de la formulación de esta relación entre posmodernidad y renacimiento creo que tendría que apelar a la sensación de desapego total que algunos artistas de esta contemporaneidad sabemos sentir frente a los ideales modernistas de la primer mitad del siglo XX. Personalmente frente a esta ausencia de origen que a veces se lee en algún tipo de posmodernidad supe ir en búsqueda de modelos mas antiguos.
Me gusta pensar que la estrecha relación entre la filosofía deleuziana y el pensamiento panteísta de Spinoza (quien creo, por cierto, que merecía mucha mas dedicación en tu paso por los pensadores occidentales), o el regreso a vocabularios modales en la música de arvo part, o algún tipo de espiritualidad que puedo percibir en la música de morton feldman no son casuales sino que hablan un poco de esta identificación, todavía caprichosa en su formulación, entre la era contemporánea y los orígenes del humanismo.
Me gustaría saber que piensas al respecto de este posible "nuevo renacimiento" y a que te referís mas exactamente con eso.
muchas gracias por tu tiempoy que sigas escribiendo.
un saludo
Nicolás
Le contesto
Querido Nicolás:
Lo primero, es un placer saber que mi blog de urraca se sigue desde Buenos Aires. Verdaderamente, la red hace el mundo más pañuelo todavía.
Paso a los asuntos de que me hablas.
Con la serie de post de título “El camino hacia la posmodernidad…” quiero ilustrar, en un esbozo, lo que, a mi entender, ha sido el hundimiento de un pensamiento basado en una realidad externa al hombre y con la que éste debía contar a otro basado en una “realidad” que era “creada” por el hombre en su mente. También me parece que las consecuencias de ese cambio han sido nefastas. Por el nuevo renacimiento, me refiero a corrientes de pensamiento que empiezan a aparecer al comenzar a fundirse la nieve del invierno y que pueden restaurar la salud intelectual. Como es un simple esbozo (y como además soy una urraca, no un filósofo profesional) no me puedo meter muy a fondo con ningún pensador como Spinoza u otros, sino sólo dar alguna pincelada.
No soy artista, aunque tengo grandes inquietudes en este campo y no me atreveré a entrar demasiado en ese campo. Pero me parece que el arte es un reflejo de las ideas imperantes en cada época. Por eso creo que, aunque todas las generalizaciones son simplificaciones, el arte ha sufrido también las consecuencias. De una manera de traer la belleza trascendente al mundo de lo inmanente o de poner de manifiesto la trascendencia en la belleza de lo inmanente ha pasado a ser una especie de juego de originalidad vacía. El otro día estuve en una exposición de objetos surrealistas y había una definición de la belleza de no me acuerdo quién que decía que la belleza era la coincidencia de una máquina de coser y un sombrero encima de una mesa de disección de cadáveres. Pues que bien. Más bien, pues qué mal. A pesar de todo, en el arte más vacuo, el artista no puede dejar de transparentar casi siempre la Belleza, porque es algo de lo que todo hombre tiene sed. Pero…
No estoy en contra, ni de lejos, del arte contemporáneo, sería una persona anacrónica, estoy en contra de ese intento, la mayoría de las veces fallido, de asfixiar la Belleza en el que han entrado muchos artistas, aunque ni siquiera ellos mismos puedan asfixiarla. Hay manifestaciones de arte contemporáneo, en todos los campos que me emocionan profundamente.
Algo de esto le debió escocer al mismísimo Picasso cuando escribió en 1963 una amarga confesión, como él mismo la llama, que apareció en un revista de arte. (No incluyo aquí esta confesión de Picasso, porque puede verse en este Blog en una entrada del 13 de Septiembre del 2007). Qué diferencia con la concepción del arte de los pintores simbolistas franceses Paul Elie Ranson o Maurice Denis. (Puedes ver una carta de mi libro “Al sueño de la muerte hablo despierto” que publiqué en este Blog recientemente, el 17 de Marzo del 2008 y que a lo mejor te gusta. Tal vez< ahí esté el nuevo renacimiento de la idea del arte). En música, qué comparación entre un Olivier Messiaen y un John Cage.
Y, ¿qué tiene que ver esto, siempre en mi modesta opinión, con el Renacimiento del cuatrocento italiano? Ese renacimiento fue una explosión maravillosa, pero ya estaba en él, aunque remotamente, el germen des desplome. El hombre es la medida de todas las cosas creadas, pero es, también él, una criatura creada. Cuando olvida esto y se empieza a creer creador de la “realidad”, empieza a alejarse de la Belleza, aunque la marea parezca estar subiendo. Y eso empezó, en un germen todavía inidentificable, en el renacimiento de principios de la edad moderna.
No sé hasta qué punto estarás de acuerdo o no con esto que digo, pero te agradezco que me hayas hecho reflexionar y compartir estos pensamientos de urraca contigo y con quien los quiera leer.
Me gustaría acabar esta reflexión con una cita del mensaje a los artistas del concilio Vaticano II. Dice:
“Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, pone alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une a las generaciones y las hace comunicarse en la admiración”.
Mensaje a los artistas. Concilio Vaticano II. 8-XII-1965
Un abrazo.
Tomás.
Juan Luis, ya conocido en este Blog, ha dejado un post sobre la misma entrada.
Hola Tomás! Magnífico artículo. Demasiadas citas para mi gusto, pero tienes razón: si no las hubieses puesto, yo mismo te habría juzgado como un exagerado...¡cómo va el mundo! Hace poco también me comentaron que habría que olvidarse de los últimos libros de Nietzsche, que ya se le había ido la cabeza aunque no lo hubieran ingresado...¿donde poner el límite?Tú has propuesto tu triada de los filósofos más influyentes en la modernidad: Rousseau, Kant y Nietzsche. Paul Ricoeur nombró a Marx, Freud y Nietzsche los "maestros de la sospecha" y me ha hecho gracia este fin de semana haber leído la propuesta del "trio diabólico": así define E. F. Schumacher a Marx, Freud ¡y Einstein!. Acusa a Einstein bajo el cargo de que "socavó la fé en lo absoluto con su insistencia en la relatividad de todas las cosas. La aplicación de este relativismo aen el campo de la moral llevaba necesariamente al rechazo de toda moralidad", según leo en "Escritores Conversos", el magnífico libro de J. Pearce.
A raíz de la lectura del libro de Pearce, en confluencia con esta serie tuya de posts, ardo en deseos de conocer cuál es el "nuevo renacimiento", dónde están esos líderes intelectuales que ofrezcan oposición al "pensamiento único".
Un abrazo!
Contesto:
Querido Juan luis:
Sí, demasiadas citas, pero creo que necesarias. ¡Pobre Nietzsche! ¿No es responsable de lo que escribió porque se le fue la cabeza o se le fue la cabeza por pensar como pensaba? La verdad es que se le fue la cabeza por la sífilis. Pero cuando uno lee sus obras, no da la impresión de alguien que no tenga lucidez. A pesar de las cosas abominables, a mi modo de ver, que escribió, sus textos respiran lucidez. Así es que a mi modo de ver sí es responsable. ¿O debemos decir que Hitler no fue responsable de lo que hizo porque al pobre se le fue la cabeza? Me parece evidente que sí lo fue.
De Marx hablaré en un próximo artículo. No lo he puesto entre los filósofos más influyentes no porque no haya sido influyente, que lo ha sido hasta límites inimaginables, sino porque a mi modo de ver no es un filósofo, sino más bien un ideólogo que ha transformado en ideología las ideas de otros, como veremos.
Lo del trío diabólico, me parece que no es sensato demonizar a nadie, aunque sea simplemente una forma de hablar. Y desde luego, me sorprende hasta el infinito que en ese trío esté Einstein. He leído algún libro de Pearce y me parece un extraordinario escritor y muy sano en sus planteamientos, pero me parece, a menos por el comentario que me haces que no ha entendido nada de la relatividad de Einstein. La teoría de la relatividad no relativiza las cosas no el absoluto ni, por supuesto, la moral. Es una teoría matemática, después demostrada empíricamente en muchos de sus puntos que dice que el espacio y el tiempo no “miden” lo mismo con independencia de la situación del observador. Si un observador está en movimiento o si está cerca de una masa, “medirá” el espacio y el tiempo de distinta manera que si está en reposo o si está fuera de cualquier campo gravitatorio. Punto. Y, además, es así, por lo que eso en ninguna forma socaba ninguna fe en el absoluto. Más aún, las frases más impresionantes y reverentes que haya leído nunca sobre el misterio del absoluto se las he leído a Einstein. Ciertamente, Einstein era pamteísta, en el sentido de Spinoza y, por tanto tenía un concepto del bien y el mal y de la responsabilidad moral cuestionables. Pero eso nada tiene que ver con la teoría de la relatividad. En mi libro “Al sueño de la muerte hablo despierto” le escribo una carta a Einstein y otros científicos. Espero publicarla en el blog la semana que viene para “reivindicar” su imagen. Últimamente estoy hablando mucho de ese, mi último libro. Alguien puede pensar que es para ver si vendo. Pues bien, si alguien piensa eso, tiene toda la razón. Y para que no quepa duda, ahí van los datos. “Al sueño de la muerte hablo despierto; cartas a poetas muertos” Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Es difícil de encontrar porque la distribución no es muy buena, pero si se pide con insistencia en una librería, se consigue, y mejor aún por internet.
Para ver lo del nuevo renacimiento, paciencia, dentro de unos artículos estoy en ello.
Gracias por tu post.
Un abrazo.
Tomás
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Estoy impaciente, Tomás, jejejeej...
ResponderEliminarHe de reivindicar a Pearce. Y no porque no esté completamente de acuerdo en lo que dices de Einsten, sino porque el que mezcló churras con merinas en la "relatividad" fue E. F. Schumacher, según se lee en el magnífico libro de Pearce. Me parece que me expresé mal.
He pillado la indirecta...compraré el libro, jejejejejeje...
Saludos!