Tomás Alfaro Drake
Ya sabéis por el nombre de mi blog que soy como una urraca que recoge todo lo que brilla para llevarlo a su nido. Desde hace años, tal vez desde más o menos 1998, he ido recopilando toda idea que me parecía brillante, viniese de donde viniese. Lo he hecho con el espíritu con que Odiseo lo hacía para no olvidarse de Ítaca y Penélope, o de Penélope tejiendo y destejiendo su manto para no olvidar a Odiseo. Cuando las brumas de la flor del loto de lo cotidiano enturbian mi recuerdo de lo que merece la pena en la vida, de cuál es la forma adecuada de vivirla, doy un paseo aleatorio por estas ideas, me rescato del olvido y recupero la consciencia. Son para mí como un elixir contra la anestesia paralizante del olvido y evitan que Circe me convierta en cerdo. Espero que también tengan este efecto benéfico para vosotros. Por eso empiezo a publicar una a la semana a partir del 13 de Enero del 2010.
Los nazis se irán. No estarán aquí para siempre porque el mal se devora a sí mismo. Pero si no somos capaces de hacer reinar el amor, los nazis volverán con otro nombre.
Frase oída en la película “Karol, el hombre que llegó a Papa” que narra la vida de Karol Wojtyla antes de convertirse en Juan Pablo II. Se la dice un sastre sabio de Cracovia, a Karol, cuando éste era un joven seminarista y podía haber sido vencido por el odio ante el horror nazi. Karol Wojtyla aprendió la lección, pero la humanidad no. Los nazis se fueron pero el odio hizo que se reencarnasen con el nombre de comunismo y Hitler fue sustituido por Stalin. Karol Wojtyla, ya convertido en Juan Pablo II, con la lección bien aprendida, derrotó al comunismo con el amor. Cuando, al final de la 2ª guerra mundial, en la preparación de la conferencia de Yalta, alguien preguntó si se debería invitar a participar al Vaticano, Stalin preguntó con ironía: “¿Cuántas divisiones tiene el Papa?” Poco podría pensar que las divisiones del amor, la verdad y el bien de Juan Pablo II, derrotarían a sus sucesores en menos de cincuenta años.
23 de junio de 2010
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hermoso, Dios te bendiga, es justo lo que andaba buscando para una prédica. Dios te bendiga mucho
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