19 de octubre de 2017

Siguiente jugada del rey solo frente a rey, alfil y caballo o cómo reacciona el toro manso Puigdemont

Pues sí. Puigdemont se mantiene en sus trece y el 155 ya está en marcha. El sábado se celebrará un Consejo de Ministros Extraordinario en el que se decidirán las medidas que se tomarán una vez esté en vigencia y se mandarán al Senado. Se espera que el Senado acabe los trámites a finales de mes. No sería de extrañar alguna jugarreta de Puchi de aquí a que el Senado lo apruebe. Bueno, el gobierno estará a la que salte y responderá con su movida. Pero el toro manso sigue siendo peligroso y la partida de rey, alfil y caballo contra rey solo, continua imperturbable. Paciencia y astucia.

Por su parte Puchi, en la carta que ha mandado hoy, y cuyo link podéis ver más abajo, sigue como toro manso, pero astuto, intentando evitar ser acusado de rebelión por los fiscales y jueces y cuida mucho sus palabras. Atribuye al pueblo de Cataluña, es decir, a Fuenteovejuna, el mandato de la independencia y de él mismo sólo dice que “El 10 de octubre, el Parlament celebró una sesión con el objeto de valorar el resultado del referéndum y sus efectos; y donde propuse dejar en suspenso los efectos de aquel mandato popular”. O sea, del que puede decirse, según Puchi, que declaró la independencia es del pueblo de Cataluña. Él se limitó a dejar en suspenso el mandato popular, suspensión que, dice, continua vigente. Pero, “si el Gobierno del Estado persiste en impedir el diálogo y continuar la represión, el Parlament de Cataluña podrá proceder, si lo estima oportuno, a votar la declaración formal de independencia que no votó el día 10 de octubre”. (Las negritas son mías) Es decir, no se da ningún plazo para que se reúna el parlament, ni afirma que éste declarará la independencia.

Nada de esto tiene importancia para la puesta en marcha del 155, pero sí la tiene, y mucha, para la causa penal que puedan iniciar jueces y fiscales contra él y otros miembros del Parlament. Analizo los dos planos, el político y el penal.

En el político, el 155 está en marcha. Pero lo que veo es miedo a convocar el parlament y que la independencia sea declarada por alguien con cara y ojos, distinto de abstracto pueblo de Cataluña. Y creo que lo hace porque tiene miedo de que en el parlament no se apoye esta declaración, por defección de alguno de sus miembros que sepan que, si lo hacen, sí que pueden verse incursos en el delito de rebelión. Y eso, claro, acojona a los parlamentarios y, de paso, a Puchi, por el doble miedo a las consecuencias penales y a que le dejen con el culo al aire.

En el plano penal, Puchi pisa sobre piedras resbaladizas, pero no acaba de meter el pie en el agua. Porque las palabras, para los temas penales, importan, y mucho. Supongo que muchos habréis visto la película “Un hombre para la eternidad” que narra el juicio de Enrique VIII contra Tomás Moro para acusarle de alta traición y cortarle la cabeza. Alguien le dijo a Moro que qué importancia tenían las palabras. A lo que éste respondió algo así como: las palabras lo son todo. Sólo me pueden acusar de traición por lo que diga. Y Puchi cuida sus palabras porque intenta a la desesperada que no se le pueda decir que ha declarado la independencia. A Tomás Moro le cortó la cabeza Enrique VIII, a pesar de su silencio, porque no había un Estado de Derecho. Pero en España sí lo hay y las palabras cuentan. Sin embargo, el día en el que se convoque al parlament, se vote y se apruebe la independencia (o tal vez aunque no se apruebe paro haya quien vota a favor), entonces sí que habrá posibilidad de acusar no por lo que se diga, sino por lo que se haga. Porque las palabras cuentan, pero lo hechos más y en ese caso el delito sería tan flagrante como el de Tejero. De ahí las dudas de Puchi. Pero, tarde o temprano, espero, la piedra en la que pise se moverá y se caerá al agua. Y entonces vendrá el llanto y el crujir de dientes. Veremos.

Ahí va el link a la carta de Puchi.

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