29 de marzo de 2019

El sistema de voto 1-1-1 para el Senado, a examen


La razón de este post radica en el debate, lleno de fakes y confusión sobre el ya famoso sistema de voto 1-1-1 para el senado. Este martes me llegó un WA que proponía dicho sistema de voto para el Senado. Se trataba de intentar evitar que el PSOE llegase a tener mayoría absoluta en el Senado, como seguramente tendrá tras las elecciones. Al principio me pareció disparatado, pero tras darle dos pensadas y hacer un pequeño cuadro, me di cuenta de que era algo muy cierto y muy potente. Por tanto le di al tema bastante difusión, dentro de mis escasos medios. En seguida empecé a recibir respuestas que me decían que el sistema era un fake. Y a lo largo del día de ayer y anteayer, se han multiplicado tremendamente. Generalmente vienen de votantes del PP indignados o por lo menos molestos conmigo. Algunos, como sanción definitiva de su falsedad , me decían que se lo habían preguntado a cuadros del PP y que les habían dicho que de ninguna manera votasen 1-1-1, ya que eso beneficiaba al PSOE. Pero la aritmética es la aritmética y no engaña, el sistema funciona sin lugar a dudas.


En lo que sigue muestro cómo el voto 1-1-1 es un voto estratégico y racional PARA EL SENADO –tanto para Madrid como para pequeñas provincias, en el Senado el tamaño no importa– que supone la única manera posible, aunque, por supuesto, no segura, de evitar que el PSOE se haga con la mayoría absoluta del Senado.

No escribiría ni una línea sobre esto si no nos jugásemos tanto en estas elecciones. Nunca, en los últimos 40 años, nunca, nos hemos jugado tanto. Estamos en un crescendo de las apuestas. Creo que merece la pena salir al paso de estas acusaciones de fake para el sistema 1-1-1. Lo hago en el documento adjunto. Creo que también merece la pena leerlo.


En el Senado, todas las provincias tienen los mismos escaños, 4, cada partido puede proponer sólo a 3 candidatos y cada ciudadano puede votar a 3. Esto hace que ningún partido pueda obtener los 4 escaños de una provincia. Pero los cuatro candidatos, sean del partido que sean, que saquen más votos serán los que obtengan el escaño.

Ahora supongamos que haya un partido con mayoría de votos en una provincia y los que quieren desbancarle tengan juntos más que ese partido. Esta situación se va a dar en muchísimas provincias, y el más votado será, seguramente el PSOE debido a la fragmentación del centro-derecha y al previsible descenso de Podemos. Creo que esto es una perspectiva realista, aunque no me guste nada. Pero creer otra cosa sería wishful thinking, dejarse llevar por los buenos deseos, lo que es muy peligroso. Para hacer el asunto inteligible pongamos que hay 4 partidos y 10 votantes. 4 votantes son del PSOE, 3 del PP, 2 de VOX y 1 de C’s. (Por favor, que nadie se ofenda. Se pueden repartir los 6 votantes de los 3 Partidos como se quiera). Ahora supongamos que los votantes de los partidos ponen cada uno en su voto a los tres candidatos de su partido. La cosa quedaría de la siguiente manera:

Votantes
1 PSOE
2 PSOE
3 PSOE
4 PSOE
5  PP
6  PP
7
PP
8
VOX
9
VOX
10 C’s
Votos
Candidatos











PSOE











A
X
X
X
X






4
B
X
X
X
X






4
C
X
X
X
X






4
PP











D




X
X
X



3
E




X
X
X



3
F




X
X
X



3
VOX











G







X
X

2
H







X
X

2
I







X
X

2
C’s











J









X
1
L









X
1
M









X
1

En esa provincia habría 3 escaños para el PSOE y 1 para el PP (o VOX o C’s si son el segundo más votado). Esto es lo que le ha ocurrido en el pasado al PP. Al ser el partido más votado en general y no tener otros partidos de centro derecha con mucho peso, sacaba mayoría absoluta en el Senado. Pero ahora, con la irrupción de VOX y C’s ya no es así y lo que antes era el motivo de su éxito, se ha convertido en la causa de su derrota para el Senado.

Ahora supongamos que los tres partidos de centro-derecha votan 1-1-1, es decir que, haciendo un esfuerzo de generosidad, cada uno de los votantes de los tres partidos que quieren desbancar al PSOE ponen en sus papeletas al primer candidato de cada uno de los tres partidos. Entonces la cosa quedaría (Ver siguiente página)




Votantes
1 PSOE
2 PSOE
3 PSOE
4 PSOE
5  PP
6  PP
7
PP
8
VOX
9 VOX
10 C’s
Votos
Candidatos











PSOE











A
X
X
X
X






4
B
X
X
X
X






4
C
X
X
X
X






4
PP











D




X
X
X
X
X
X
6
E










0
F










0
VOX











G




X
X
X
X
X
X
6
H










0
I










0
C’s











J




X
X
X
X
X
X
6
L










0
M










0

En este caso, PP tendría un escaño, VOX 1 escaño. C’s 1 escaño y el PSOE 1 escaño. ¾ partes de los escaños serían para el centro-derecha y el PSOE estaría en minoría. Por supuesto, en las provincias en que un partido de centro derecha, sea el que sea, tenga la mayoría de votos, no es necesario el 1-1-1. Ese partido sacaría en esa provincia 3 de los 4 escaños. El 1-1-1 se plantea sólo en las provincias donde el partido más votado sea el PSOE, o el PNV o Esquerra o como se llame ahora el antiguo CDC.

Si esto lo hiciésemos el 100% de los votantes de centro derecha en las provincias con mayoría de voto PSOE o secesionista, pasaría exactamente lo que se ve en el cuadro. Por supuesto, no soy tan tonto como para pensar que esto vaya a ser así. Pero cuantos más lo hagamos, menos escaños conseguirá el PSOE en el Senado. ¿Cuantos hace falta que lo hagan? En las provincias donde el partido más votado del centro derecha tenga sólo unos pocos votos menos que el PSOE, con que unos pocos voten 1-1-1 vale. En aquellos cuya diferencia sea mayor, sería necesario que lo hiciesen más.

Más claro agua. Entonces, ¿por qué muchos votantes del PP se empeñan en decir que esto es un fake? Creo que es porque parten de la vana ilusión –¡ay!, que peligro, confundir los deseos con la realidad– de que se encuentran en la misma situación de partido más votado que en las pasadas elecciones y añoran esa posición. Pero eso es vivir de sueños, no de realidades. Ya no va a ser el partido más votado. Ni soñando. Y, por lo tanto, ya tiene perdidos en la mayoría de las provincias 2 de los 3 escaños que tuvo en las pasadas elecciones. Aferrarse a ese sueño es tan absurdo como el que no quiere vender a 5 una acción de una empresa cuya cotización ha bajado mucho, porque la compró a 10 y no la piensa vender hasta que no vuelva a estar a 10. Va de cráneo. Hay un refrán español que dice, “de perdidos, al río”. Es una inmensa tontería. Si has perdido la camisa y te tiras al río de aguas turbulentas, seguramente pierdas también la vida. Mejor dar por perdida la camisa. Por otro lado, algunos amigos míos que, como yo, les gustaría que ganase el PP, se lo han preguntado a amigos dirigentes del PP que les han dicho que es fake, que el 1-1-1 beneficia al PSOE y que lo mejor es votar a los tres candidatos del PP.  Jamás he visto a un partido recomendar el voto a otro y, desde luego, el PP, no lo hará. Por eso dice que es fake. Pero no lo es, y creérselo es una simpleza. Por supuesto, el PP tiene miedo de que si se lo recomendase a sus votantes y éstos le hiciesen caso, mientras que los votantes de C’s y VOX votan a sus tres candidatos, no se llevará ni siquiera un escaño en esa provincia. Cierto. Se llevaría 3 escaños el PSOE y otro el partido más “astuto”. Estoy convencido de que los ciudadanos estamos por encima de los partidos y no al revés, como tiende a ocurrir en esta partidocracia en la que está cayendo nuestra democracia. Por eso a mí esa pretensión de fake del 1-1-1 fomentada por los votantes acérrimos del PP y secundada por este partido, no me convence en absoluto. Porque mi objetivo no es que el PP tenga la satisfacción de ser el partido con una minoría inútil mayor que el resto, sino que el PSOE no tenga mayoría absoluta en el senado, lo que sería un consuelo muy triste y terrible. ¿Cuál es tu objetivo?

No pasar de aquí, peligro de muerte. Lo que sigue puede dañar seriamente la salud mental de los lectores. Paso sólo permitido a frikis y personas autorizadas, con casco.

En 1994 el matemático John Nash obtuvo el premio Nobel de Economía por su aportación de la teoría matemática de juegos al estudio de esa ciencia. Desde entonces, la teoría de juegos ha sido una herramienta utilizada cada vez más en Economía. Varios economistas más han obtenido un premio Nobel por aplicar esta herramienta. El juego más simple y más paradigmático de la teoría de juegos es el llamado dilema del prisionero. En él se pretende obtener la confesión de su delito de dos cacos, cómplices de un atraco, que han sido detenidos por la policía y están siendo interrogados por separado. Cada uno puede negar su participación en el atraco o confesarla. Según cómo actúen la condena sería:

-         - Si ambos se declaran inocentes, los dos son condenados a un año.
-        - Si uno se declara inocente y el otro confiesa la culpa, el que se declara inocente es condenado a un              año y el que se declara culpable a 10.
-         - Si los dos se declaran culpables. Ambos son condenados a 6 años.

Por supuesto, el caso es una simpleza y no se trata aquí de saber si esas hipótesis son razonables o no. De hecho, hay infinitas versiones del dilema del prisionero con incontables variantes de premios o castigos. Hay ríos de tinta escritos sobre los comportamientos más razonables en función de los premios y castigos y, por supuesto, hay juegos con 3, 4, 5 y n participantes. Además, el juego se puede complicar con asignación de probabilidades a cada escenario, etc. No iban a dar a nadie el premio Nobel por una chorrada como el dilema del prisionero, ¿no? He visto aplicaciones de esta teoría de juegos para muchísimas cosas. Por ejemplo, lo que hace que haya países que prosperan y otros que se estancan, analizar el efecto del altruismo en el comportamiento económico, etc., etc., etc. Si alguno está interesado en estos dos casos, que me lo diga y encantado le mando unas líneas que tengo escritas al respecto. Por supuesto, el sistema da distintas soluciones razonables según la ponderación de premios y castigos.

Voy a aplicar ahora este juego para el caso que nos ocupa. Lo voy a simplificar poniendo sólo dos participantes, aunque en realidad haya tres, PP, VOX y C’s y sin meterme en temas probabilísticos. Uno de ellos lo identificaré con el PP, ya que es el partido que prefiero, y al otro le llamaré X. Y, lo más importante, voy a explicar el porqué de los pesos que doy a cada posibilidad. Evidentemente, cada persona puede dar un peso diferente a los premios y castigos de cada posibilidad. Un votante del PSOE, por ejemplo, daría unos pesos diametralmente opuestos a los que yo voy a poner. Un candidato al segundo puesto de su partido en la lista de senadores del PP o del partido X, daría un peso muy distinto al que daría un simple votante razonablemente convencido de esos partidos, como lo soy yo del PP, o un militante, o un cuadro directivo. Y así se podrían poner gran variedad de situaciones de jugadores que darían distintos valores a los premios o castigos.

Paso ahora a explicar cualitativamente mis pesos, para luego dar unos concretos, acordes con esa clasificación.

Para mí, el hecho de que el PSOE obtuviese mayoría absoluta en el Senado sería una catástrofe, por lo que a esa situación le daré una valoración con un castigo durísimo. En cambio, que el PSOE se quedase con una minoría en el Senado, con independencia que cómo se repartan los escaños entre los dos partidos que meto en la ecuación, sería para mí una noticia que me llevaría a descorchar una botella de champagne la noche electoral. Aunque X tuviese más representación que el PP. Por eso le doy un alto premio. Caben pocas dudas, yo diría que ninguna, salvo para los nostálgicos, de que si no se hace el sistema 1-1-1 el PSOE tendrá mayoría absoluta en el Senado. Si todos los votantes de los dos partidos hiciesen el 1-1-1 el resultado sería que el PSOE quedaría relegado. De eso hay poca duda viendo los cuadros de arriba del todo. Desde luego que eso de que el 100% de ambos partidos apliquen el 1-1-1 no va a ocurrir. Pero cuanto mayor sea el porcentaje mayor es la probabilidad de que el PSOE quede desbancado. Por último, puede ocurrir que un partido lo aplique más que otro, en cuyo caso, el partido que más lo aplicase saldría perjudicado y la probabilidad de desbancar al PSOE sería menor que si lo aplicasen los dos. Como soy votante razonablemente convencido del PP, daré más premio al caso en que el PP lo aplique menos que el partido X y salga así beneficiado. Con esto en la cabeza, diría:

-          - PP y X aplican el 1-1-1 y el PSOE queda en minoría +100
-         - PP lo aplica menos que X y saldría mejor parado, pero disminuirían las probabilidades de desbancar
               al PSOE. Le daría +20
-          - PP lo aplica más que X y saldría peor parado, y, además, disminuirían las probabilidades de
                desbancar al PSOE. Le daría +10
-        - No lo aplica ninguno y el PSOE obtiene mayoría absoluta. Esa catástrofe merece para mí el castigo
                     de -100

Claro, el votante acérrimo del PP daría pesos distintos que los míos. El aparato del PP daría pesos todavía más diferentes, y el candidato que va en segundo lugar, ni digamos. Por otro lado, al votante del PSOE, mis valoraciones le parecerían una aberración y aquél que crea que perder el Senado es muy poco importante, me diría que exagero. Pero, para mí, esta evaluación me parece correcta. Y creo que se lo debería parecer, con matices, a todo aquel que piense que la mayoría del PSOE en el Senado sería catastrófica y se alegre si no la obtiene.

Con una ponderación así de premios y castigos, sin la más mínima duda, yo haría el 1-1-1 y me movería con toda la pequeña capacidad de alcance que tengo para conseguir que la mayor parte de los votantes de VOX y C’s sigan también este criterio de voto estratégico. Y eso es exactamente lo que voy a hacer y lo que recomiendo que hagan aquellos que voten con la cabeza en cualquier provincia en la que el PSOE u otro partido secesionista tenga mayoría.

Por volver a la Economía, en 2017 el Nobel de Economía recayó en Richard H. Thaler por su contribución a la Behavioral Economics (Economía del comportamiento, que intenta incorporar la psicología y los valores a la ciencia económica. Y para ello, hace un uso extensísimo de los experimentos basados en la teoría de juegos que consisten, precisamente en pedir a la gente que pondere sus valoraciones para distintas situaciones y elija bajos ese escenario de ponderaciones. Si alguno quiere mandarme sus valoraciones de premios y castigos para los escenarios planteados y su forma de actuar en base a éstos, tal vez me anime a hacer un pequeño estudio. Puede identificar, si quiere, su partido preferido, sea el que sea, o llamarle Z, y llamar X a conjunto de los otros. Sé que se pueden plantear diseños diferentes, probablemente mejores del que yo planteo, pero la gracia está en que todas las respuestas respondan al mismo diseño y no se trata de un proyecto de investigación sino simplemente curioso.

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