26 de enero de 2020

Más sobre LIBRA ¿Cómo afecta LIBRA a la regulación monetaria de los países?


En un escrito anterior sobre LIBRA pasé por alto, por ser demasiado complejo para su objetivo, el análisis del efecto que LIBRA pudiera tener sobre la capacidad de los Bancos Centrales para llevar a cabo la regulación de la masa monetaria en las economías a su cargo. En estas páginas vamos a realizar este análisis. Lo vamos a hacer partiendo desde cero y simplificando enormemente el problema para que pueda ser generalmente entendido. No podré, eso sí, evitar que haya algo de aritmética elemental. Pero sólo sumar, restar, multiplicar y dividir, llevados por el sentido común.

La gestión de la economía por parte de los Estados se lleva a cabo a través de dos políticas diferentes: La política fiscal y la política monetaria.

Con la política fiscal un Estado utiliza los impuestos para recaudar dinero de los ciudadanos y gastarlo después en aquello que considera conveniente. La cantidad de dinero que gaste un Estado no tiene por qué ser igual a la que ingresa. Si gasta más de lo que ingresa, incurre en un déficit fiscal. Pero para poder hacer eso, tiene que obtener prestada una cantidad equivalente a ese déficit. Es lo que se llama la deuda pública. Si un Estado incurre en déficits durante años, tiene que tomar prestado cada año el equivalente al déficit que genera, por lo que la deuda pública irá aumentando. Si, por el contrario, el Estado gasta menos que lo que recauda, se produce un superávit fiscal, que le permite ir devolviendo la deuda que haya contraído por los anteriores déficits. Las decisiones sobre la política fiscal del Estado las toma el Poder Ejecutivo, es decir, el Gobierno, controlado, claro está, por el Poder Legislativo, el Parlamento, mediante la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, en aplicación del principio de separación de poderes. No es objeto de estas páginas establecer los principios de una adecuada política fiscal.

La política monetaria, consiste en determinar cuánto dinero hay en circulación para “regar” adecuadamente la economía. La cantidad de dinero en la economía es como la cantidad de sangre en un organismo. Un organismo grande necesitará tener más sangre que uno pequeño. Debe una cierta, aunque no exacta, proporcionalidad entre el tamaño del organismo y la cantidad de sangre que necesita. Para un organismo, tener más o menos sangre de lo “normal”, puede llevar a disfunciones importantes. De la misma manera, la cantidad de dinero de una economía debe guardar una cierta relación con su tamaño. Si no, se producirán disfunciones. Como medida del tamaño de una economía se suele tomar el PIB (Producto Interior Bruto), que es la cantidad de bienes y servicios que produce esa economía en un año. El estado debe tener, por tanto, la capacidad de regular la cantidad de dinero que haya en el sistema económico a su cargo para intentar adecuarla al PIB. En economía funciona también el principio de separación de poderes. Mientras que las decisiones de política fiscal dependen del Gobierno y el Parlamento, las decisiones de política monetaria dependen del Banco Central que es, en principio, y debe ser un organismo independiente de los poderes del estado, ejecutivo, legislativo y judicial. En países como EEUU, el ámbito de actuación del Gobierno en la política fiscal y del Banco Central –llamada Reserva Federal o FED–, coinciden. No es el caso en la Unión Europea, donde el Gobierno de cada Estado decide su política fiscal, pero la política monetaria viene definida por el Banco Central Europeo (BCE), de ámbito supranacional.

La cantidad de dinero influye sobre dos variables muy importantes para cualquier economía: la inflación y los tipos de interés. Un exceso de dinero provoca que suba la inflación y que bajen los tipos de intereses reales. Pero los intereses a los que prestan o toman prestado los agentes económicos, bancos, empresas o particulares, no está relacionado con el tipo de interés real, sino el llamado tipo de interés nominal. Cuando alguien presta dinero, lo hace pretendiendo, como mínimo, mantener el poder adquisitivo de su dinero y, además, obtener una rentabilidad por lo que presta. Por eso lo presta a la inflación más un interés relacionado con el tipo de interés real. Lo que se percibe, lo que se mide, es, por tanto, el tipo de interés nominal. Es decir, el dinero se presta al tipo de interés nominal[1]. Si se habla simplemente de tipo de interés, se está hablando del tipo de interés nominal, que es el que se ve. Veamos esto con algunos ejemplos numéricos.

Supongamos un país que tuviese una inflación igual a 0 y un tipo de interés nominal del 2%. En este caso, su tipo de interés real será también el 2%. Ahora supongamos que el Banco Central decide crear mucho dinero. Supongamos que la inflación sube al 3% y el tipo de interés real baja al 1%. El tipo de interés nominal que se percibiría sería el 4% (3% de inflación + 1% de tipo de interés real). Pudiera ocurrir que entonces el Banco Central cree haberse pasado de la raya y disminuye la masa monetaria con el resultado de que la inflación baja al 2% y el tipo de interés real sube al 1,5%. El tipo de interés nominal se situaría entonces en el 3,5%. Como en el caso de la política fiscal, no pretendo en estas líneas establecer ningún criterio para definir lo que pudiera ser una política monetaria adecuada. Simplemente quiero dejar constancia de lo importante que es para un Estado poder llevar a cabo esta política. Por supuesto, los Estados pueden hacer auténticas barbaridades con sus políticas fiscal y monetaria, pero eso no quita un ápice de importancia a la necesidad de que existan esas políticas, a poder ser, correctas. Pero eso es harina de otro costal[2].

Vamos ahora a centrarnos en la política monetaria, es decir, la capacidad de los BC’s de aumentar o disminuir la masa monetaria de la economía que controlan. Los BC’s, como se ha visto, tienen enorme interés en controlar la masa monetaria, pero no lo pueden hacer de forma directa. Lo que hacen los BC’s es crear una “semilla” de esa masa monetaria. Vamos a llamar a esa semilla M0. Si un BC quiere aumentar M0, lo puede hacer de dos maneras.

1ª Concediendo préstamos a los bancos de ese país. Les presta un dinero que, inmediatamente entra en circulación.
2ª Comprando bonos del propio estado o de estados a su cargo o de empresas que actúen en esos Estados. Es decir, haciendo un préstamo directo a esas empresas en vez de hacerlo a los bancos.

De cualquiera de las dos formas se está inyectando dinero al mercado y aumentando la M0. Es importante hacer ver que no se está regalando ese dinero, sino prestándolo y haciéndolo a un tipo de interés que, en principio, es el de mercado para el riesgo que pueda tener ese estado o empresa.

A sensu contrario, si un banco central quiere disminuir M0, lo puede conseguir haciendo que los bancos le devuelvan los préstamos o vendiendo los bonos que previamente compró. Por supuesto, hay factores exógenos a los BC’s, que no vamos a ver aquí, que pueden influir en M0. Pero si eso es así, el BC lo detecta y actúa de la manera adecuada, con los mecanismos que hemos visto, para mantener la M0 que quiera.

Había dicho antes que esa M0 no es sino la “semilla” de la masa monetaria total que se quiere que haya en el mercado. Efectivamente, el conjunto del sistema financiero, a través de operaciones de préstamos y depósitos o cuentas corrientes, hace que la cantidad M0 se multiplique por un factor determinado. Supongamos que M0 es 10 y que ese multiplicador fuese 20. La masa monetaria total M1 sería 10 multiplicado por 20, es decir 200. Es esta M1 la que los BC quieren tener bajo control. Pero, aunque los BC’s pueden actuar, en cierta medida, sobre el multiplicador, este control se les escapa, porque depende, sobre todo, del porcentaje sobre los depósitos que los bancos comerciales quieran prestar y de la cantidad de dinero que los ciudadanos quieran tener en dinero en efectivo en vez de tenerlo en cuenta corriente. Entonces, ¿pierden los BC’s el control sobre M1? De ninguna manera, porque siempre lo puede recuperar actuando sobre M0. Veámoslo con un ejemplo. Supongamos que en una economía se dan los siguientes valores.

M0
multiplicador
M1
100
25
2.500

En estas circunstancias, por un lado, los efectos exógenos sobre la M0 la disminuyen en 10 y, por otro, la actuación de bancos comerciales y ciudadanos hace que el multiplicador suba a 30. Si el BC no hiciese nada, la situación sería:

M0
Multiplicador
M1
90
32
2.880

Para restablecer la M1 de 2.500 deseada, el BC debería disminuir la M0 en:

(2.880-2.500)/32=11,875.

Para ello, podría retirar préstamos al sistema financiero o vender bonos por valor de 11,875. La situación quedaría entonces:

M0
Multiplicador
M1
78,125
32
2.500

Y la calma retornaría. Evidentemente, las cosas no son, ni mucho menos, tan sencillas como esto, porque se están continuamente dando situaciones exógenas que afectan tanto a la M0 como al multiplicador. Pero en esencia, el problema es como el planteado y ese es uno de los trabajos de los BC’s.

Estamos ya en condiciones de ver qué perturbaciones introduciría LIBRA en el sistema en el caso de que tuviese un éxito como para suponer una parte importante de la masa monetaria de otros países[3]. Vamos a hacerlo con un ejemplo de un mundo extraordinariamente sencillo en el que sólo hay dos países, el A y el B, con sus respectivas monedas que, digamos, que tienen entre sí una relación de precios tal que la moneda A vale un 25% más que la B. Es decir, para comprar una unidad de A, hay que pagar por ella 1,25 unidades de B. Es decir, si tomamos la divisa A como base, B cotiza a 0,8. Es decir con una unidad de B sólo se pueden comprar 0,8 (1/1,25) de A. Supongamos que LIBRA se mueve en este contexto. En realidad, quien lea esto no debe preocuparse si no comprende bien todos los números, porque tal vez sea precisamente el hecho de no entenderlo, lo que le ayude a entender la conclusión final. Así es que, el que se haga un lío con lo que viene a continuación, que salte directamente a (1)

La RESERVA LIBRA[4] (RL) es, como si dijéramos, el BC de LIBRA. Todo dinero que entra en ella, sea de la moneda que sea, se considera dinero que sale de la economía correspondiente y viceversa. Supongamos que la RL está constituida de la siguiente manera[5]:

% en divisa A
% en divisa B
40%
60%

Aparece entonces alguien con 100A y quiere comprar LIBRA. Supongamos que en ese momento LIBRA cotiza 1,1 respecto a A (es decir, con 1L se pueden comprar 1,1A)[6] [y, por tanto, 1,375B (1,1/0,8)]. Ese alguien dará a la RL 100A y la RL le dará 90,9091 L (100/1,1=90,90909090…, redondeando, 90,91).

Ahora, la RL tiene que cambiar 60ª. De los 100ª que ha recibido, en B, obteniendo 75B (60/0,8) y comprar bonos o invertir en depósitos de A 40A y en bonos o depósitos de B 75B.

Si aplicamos las reglas anteriores de creación o destrucción de M0

-        M0L habrá aumentado en 90,91L.
-        M0A habrá disminuido en 60A ya que de los 100A que entraron en la RL, y que supusieron una destrucción de 100A, sólo 40A han sido reintroducidos en el sistema monetario de A a través de los depósitos o la compra de bonos.
-        M0B habrá aumentado en 75B, que son los que se han introducido en el sistema monetario de B a través de depósitos y bonos de B, sin haber habido ninguna destrucción de B previamente.
-        Ahora bien, la M0 del conjunto A+B no habrá sufrido variaciones, ya que si expresamos todo en su equivalente en A, A habrá disminuido en 60A y B habrá aumentado en el equivalente a 60A. Es decir, todo se ha quedado en equilibrio. Pero a los BC’s de A y B no les da igual, porque SU M0 particular ha cambiado. Y a la economía global del mundo, tampoco le da igual, porque su M0 total ha aumentado en equivalente a los 100A de L.

El cuadro siguiente pretende resumir lo anterior:

Moneda
L
A
B
A+B
A+B+L
(a)M0 creada en cada moneda
90,91L
40A
75B


(b)M0 eliminada en cada moneda
-
100A
-


(a-b)M0 neto en cada moneda
+90,91L
-60A
+75B


(c)M0 creada en equiv. A
100A
40A
60A
100A
200A
(d)M0 eliminadas en equiv. A
-
100A
-
100A
100A
(c-d)M0 neto en equiv. A
100A
-60A
60A
-
100A

La cosa se complica más si el multiplicador de las tres monedas fuese de:
-        20 para L.
-        25 para A
-        30 para B

Entonces:

·       La M1 de L habría aumentado en el equivalente a 2.000A (100x20)
·       La M1 de A habría disminuido en 1.500A (60x25).
·       la M1 de B habría aumentado en el equivalente 1.800A (60x30)
·       Ahora la M1 global de A y B ya no es neutra, sino que se produce un aumento en el equivalente de 300A (1.800-1.500).
·       Y si tomamos en cuenta las tres monedas, el aumento global de M1 del mundo es en el equivalente 2.300A (1.800-1.500+2.000).

Vamos a ver ahora cómo varía el precio de la LIBRA respecto a A y B si el valor relativo de estas dos divisas cambia. Supongamos que B sube de valor (o A baja, que todo es relativo) hasta una cotización de 0,85. Es decir, ahora sólo hay que pagar 1,176B por 1A (1/0,85) en vez de los 1,25B que costaba antes. Los 100A que aportó la persona que compró las LIBRAS equivalentes, lo que tiene, de verdad, es 40A y 75B. Pero ahora los 75B ya no son 60A, sino que, con la nueva cotización de B, esos 75B equivalen a 63,75A. Es decir, ahora, el que compró libras por 100A, recibirá 103,75A. Es de notar que mientras B ha subido un 6,25%, de 0,8 a 0,85, L ha subido sólo un 3,75%, que es el 60% de la subida de B. No podría ser de otra manera si B tiene un peso del 60% en L. Es decir, L es menos volátil que B. Si lo que hubiese subido un 6,25% hubiese sido A en vez de B, entonces, L hubiese subido un 2,5% (6,25x0,4). ES decir, L es también menos volátil que A. Para alguien que quiere especular, la volatilidad es una oportunidad de ganar dinero (o de perderlo) y, si tiene confianza en su análisis de las posibles subidas, puede ganar más. Pero si vemos LIBRA como una moneda a la que se le debe pedir estabilidad, ocurre que es más estable que cualquiera de las divisas que la forman. No podría ser de otra manera, esta es la base en la que se apoya la diversificación.  

(1) Hace unas líneas dije que tal vez, precisamente por no entender lo anterior se podría entender mejor la conclusión. Efectivamente, quien no lo haya entendido, entenderá mejor la estabilidad que ofrece LIBRA como divisa y la inmensa complejidad que la introducción de LIBRA introduciría en la ejecución de la política monetaria de cada país.

Ni que decir tiene que todo esto se complica todavía muchísimo más si suponemos que las monedas fuertes en las que se invierta fuesen una media docena y aquellas con las que se pueda comprar LIBRA fuesen todas las del mundo. Por supuesto, a pesar de esta inmensa complejidad, los BC’s de cada país siguen teniendo las herramientas para equilibrar SU propia política monetaria. Pero los sistemas, la información y la organización para el uso de esas herramientas serían un auténtico quebradero de cabeza para los BC’s. Como dije en las páginas que escribí para describir LIBRA y ver si pudiera llegar a convertirse en una revolución en la lucha contra la pobreza, este quebradero de cabeza que produciría en los BC’s del mundo, podría ser uno de los principales frenos para lograr ese objetivo de su misión.


[1] Cuando se habla del tipo de interés básico de la economía, normalmente se está refiriendo a los prestamos hechos sin ningún tipo de riesgo. Si un banco presta dinero a un particular para que se compre un coche, es evidente que no le presta al tipo de interés de riesgo 0, sino a uno mayor, tanto mayor cuanto más riesgo tenga el préstamo.
[2] En Europa, en estos momentos, vivimos una situación anómala, que sin embargo no parece que sea circunstancial y momentánea, que es que el tipo de interés real es negativo y la inflación tan baja que el tipo de interés nominal es también negativo. Es decir, tenemos, pongamos, un 1% de inflación, un tipo de interés real negativo de -1,5%, lo que lleva a un interés nominal del -0,5%. Es decir, se supone que quien presta dinero no sólo no cobra intereses, sino que, encima, los paga. De locos.
[3] Ni que decir tiene que los efectos que se van a ver serían irrelevantes si la masa de LIBRA fuese un 1% de la M1 de las divisas fuertes. Pero si LIBRA tuviese éxito y superase, por ejemplo, el 10% de la M1 de esas divisas, su efecto empezaría a ser apreciable.
[4] Véase el escrito de la semana pasada sobre LIBRA
[5] Esta composición todavía no está definida, pero la Asociación LIBRA deberá definirla con precisión antes del lanzamiento de dicha moneda virtual. Una vez definida esa composición, variarla es algo tremendamente delicado, ya que tendría un efecto inmediato sobre el valor de LIBRA y se prestaría a manipulación. Por eso LIBRA deberá establecer unas normas muy claras que establezcan que sólo en situaciones muy espaciales y muy justificadas se llevará a cabo una variación en la composición de la RL.
[6] El precio inicial de LIBRA respecto a la moneda A se fija en el momento de la primera transacción y es irrelevante. Supongamos que la descrita más arriba es la primera transacción y se decide eso, que L cueste 1,1A. Al que ha aportado los 100A se le darían 90,91L. Tiene 90,91L que valen exactamente 100A (90,91x1,1). Veamos ahora que pasa si en esa primera transacción se decidiese que L costase 0,5A en vez de 1,1A. En se primera transacción al comprador de LIBRA se le darían 200L que, a su valor de 0,5A, serían, también exactamente, 100A (125x0,5). ¿Habría alguna diferencia entre una y otra decisión? Por supuesto, una vez decidido un precio inicial, eso ya no se toca. El precio de LIBRA dependería sólo de las fluctuaciones de las monedas A y B, como veremos más adelante.

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