Como quien me haya leído sabe, estoy en franco desacuerdo con el Papa Francisco cuando habla de economía. Pero como también sabe quien me haya leído, siempre me ha maravillado este Papa en sus aspectos doctrinales –aunque a veces me haya exasperado su innegable incontinencia verbal– y le he defendido ante muchas acusaciones en el campo doctrinal. Concretamente, hace dos semanas escribí indignado contra la llamada “Economía de Francisco”, pero también dije que le consideraba entre los mejores Papas de la historia. He recibido algunas respuestas en las que el que me contestaba coincidía con mi indignación en lo que a economía se refiere, al tiempo que me pedía explicaciones por considerarle un gran Papa. Otros me decían abiertamente que consideraban a este Papa poco menos que hereje. Alguno me contestó diciéndome que todos los días rezaba por él, para que Dios se lo llevase pronto a su Reino.
Estaba yo intentando pergeñar mi respuesta a mi consideración de Francisco como un gran Papa cuando ha aparecido el documento pontificio en el que Francisco convoca un año santo en memoria de san José. Es un documento maravilloso y, tal vez, con sólo la lectura del mismo bastase para responder a lo que se me pedía. Todos los que ven en Francisco a un mal Papa deberían leerlo. No lo voy a transcribir aquí, pero pongo a continuación el link al mismo para que el que quiera seguir mi consejo pueda hacerlo con facilidad.
En lo que queda de este escrito voy a hacer dos cosas.
La primera, sumar mi voz al homenaje a san José. Bueno, más que sumar mi voz, citar dos textos que se pueden añadir a la voz del Papa. El primero es, sorprendentemente, de Jean Paul Sartre en su apenas conocida obra de teatro Barioná, auto de navidad escrito por Sartre en 1940, en el stalag 12D del campo de prisioneros de guerra de Tréveris en el que Sartre estaba cautivo como soldado del vencido ejército francés. En ese auto de Navidad, tras hacer la más bella descripción que yo nunca haya leído de la Virgen y el Niño, describe a la figura de san José. No puedo resistirme a citar el texto completo, incluida la descripción de la María y Jesús. Dice:
“Voy a aprovechar este respiro para enseñaros al Cristo en el establo, porque no le veréis en la obra: No aparece en la pieza, como tampoco lo hacen José ni la Virgen María. Pero como hoy es Navidad, tenéis derecho a que se os enseñe el pesebre. Helo aquí.
He aquí a la Virgen, y he aquí a José y, he aquí al niño Jesús. El artista ha puesto todo su amor en este dibujo, pero es posible que lo encontréis un poco ingenuo. Ved, los personajes tienen bonitos vestidos, pero están completamente rígidos: se diría que son marionetas. Seguramente no eran así. Si estuvieseis ciegos como yo... Pero, bueno: no tenéis más que cerrar los ojos para oírme y yo os diré como los veo dentro de mí.
La Virgen está pálida y mira al niño. Lo que habría que describir de su cara es una reverencia llena de ansiedad que no ha aparecido más que una vez en una cara humana. Y es que Cristo es su hijo, carne de su carne y fruto de sus entrañas. Durante nueve meses lo llevó en su seno, le dará el pecho y su leche se convertirá en sangre divina. De vez en cuando la tentación es tan fuerte que se olvida de que Él es Dios. Le estrecha entre sus brazos y le dice: ¡mi pequeño! Pero en otros momentos, se queda sin habla y piensa: Dios está ahí. Y le atenaza un temor reverencial ante este Dios mudo, ante este niño que infunde respeto. Porque todas las madres se han visto así alguna vez, colocadas ante ese fragmento rebelde de su carne que es su hijo, y se sienten exiliadas de esa vida nueva que han hecho con su vida, pero donde habitan pensamientos distintos. Mas ningún niño ha sido arrancado tan cruel y rápidamente de su madre como este niño, pues Él es Dios y sobrepasa por todas partes lo que ella pueda imaginar.
Y es una dura prueba para una madre tener vergüenza de sí y de su condición humana delante de su hijo.
Aunque yo pienso que hay también otros momentos, rápidos y resbaladizos, en los que siente, a la vez, que Cristo, su hijo, suyo, es su pequeño, y es Dios. Le mira y piensa: “Este Dios es mi hijo. Esta carne divina es mi carne. Está hecha de mi. Tiene mis ojos, y la forma de su boca es la de la mía. Se parece a mi. Es Dios y se parece a mi.
Y ninguna mujer, jamás, ha tenido así a su Dios para ella sola. Un Dios muy pequeñito al que se puede coger en brazos y cubrir de besos, un Dios calentito que sonríe y que respira, un Dios al que se puede tocar; y que sonríe. Es en uno de esos momentos cuando pintaría yo a María si fuera pintor. Y trataría de plasmar el aire de atrevimiento tierno y tímido con que ella adelanta el dedo para tocar la piel pequeña y suave de este niño-Dios cuyo peso tibio siente sobre sus rodillas y que le sonríe.
Eso en cuanto a Jesús y la Virgen María.
¿Y José? A José no le pintaría. Plasmaría sólo una sombra, al fondo del establo, y dos ojos brillantes. Porque no sabría qué decir de José y José no sabe qué decir de sí mismo. Está en adoración y está feliz de adorar y se siente un poco exiliado.
Creo que sufre sin confesarlo. Sufre porque ve cuánto se parece a Dios la mujer que ama y hasta qué punto está ya del lado de Dios. Porque Dios explota como una bomba en la intimidad de esa familia. José y María están separados para siempre por este incendio de claridad. Y toda la vida de José, imagino, será aprender a aceptar”.
A aceptar activa, valiente y castamente –castamente en el sentido que utiliza el Papa en su documento sobre san José. Aceptar protectoramente. Aceptar respetuosamente. A aceptar cuidar desde la sombra para que Jesús y María crezcan mientras el se difumina.
El segundo es un texto anónimo –al menos para mí– que leí en francés hace unos años y que traduje. Es una paráfrasis del Ave María, aplicado a Jesús. Dice:
“Ave, José, tú, a quien la gracia divina ha colmado; tus brazos han acunado al Salvador, que ha crecido bajo tu mirada; eres bendito entre todos los hombres y bendito es el divino Niño de tu virginal Esposa, Jesús.
San José, dado por el Padre al Hijo de Dios, ruega por nosotros en nuestras preocupaciones familiares, de salud y de trabajo, hasta nuestros últimos días, y dígnate socorrernos en la hora de nuestra muerte. Amén”.
Como traducir es casi siempre traicionar el texto, no puedo por menos, para los que sepan francés, que reproducir el original:
“Je vous salue Joseph, vous que la grâce a comblé; le Sauveir a reposé dans vos bras et grandi sous vos yeux; Vous étes beni entre tous les hommes et Jésus, l’Enfant divin de votre virginal Épouse, est beni.
Saint Joseph, donné pour père au Fils de Dieu, priez pour nous dans nos soucis de famille, de santé et de travail, jusqu’a nos derniers jours, et daignez nous secourir à l’heure de notre mort. Amén”.
Había dicho más arriba que nn lo que quedaba de este escrito iba a hacer dos cosas a hacer dos cosas. Ya está hecha la primera.
La segunda es profundizar en los motivos de aprecio a este Papa, más allá de la anécdota, aunque importante, de este documento a san José para instaurar un año bajo su protección. En una primera carta que le escribí –hubo otras–, expresándole mi desacuerdo con su perspectiva sobre la economía, le decía:
“Quiero decirle en esta carta que su llegada a la Sede de San Pedro ha sido para mí un motivo de profunda alegría. Antes de ser elegido Papa no le conocía. Pero justo después de su elección se hicieron públicas las notas que usted dio al Arzobispo de La Habana, Mons. Jaime Ortega. Fueron para mí motivo de alegría pues revelaban las líneas de lo que está siendo su pontificado. Posteriormente, muchas de sus afirmaciones y propuestas han sido criticadas por determinados sectores católicos. Pero a mí me parecían música celestial. La primacía del anuncio del amor de Cristo y el perdón sobre cierta manera de presentar la ética como si fuésemos guardianes de la Gracia me da una inmensa esperanza. Creo que el mundo está ansioso de oír de la Iglesia ese mensaje, que es el de Jesucristo, antes que el anatemizador que a tantas personas ha alejado de ella. La mayoría de sus palabras han despertado en mí un eco de añoranza del mensaje evangélico que tantas veces ha sido muy enterrado a lo largo de la historia. Creo que muchas personas de las marginalidades y del exterior de la fe se están acercando poco a poco a la Iglesia gracias a usted (perdóneme que no le trate de Su Santidad, pero creo que su talante me permite esta informalidad, sin que suponga ni un ápice de merma de respeto)”.
Copio las breves líneas que el Cardenal Bergoglio entregó al Cardenal
de La Habana Mons. Jaime Ortega. El contexto de las mismas fue el siguiente.
Parece que, antes de que los Cardenales se encierren en la Capilla Sixtina, en el
silencio, la oración y el secreto, para
elegir al nuevo Papa, la mayoría de ellos, los que quieren, celebran una
reunión informal en la que cada uno de ellos expone brevemente sus puntos de
vista sobre lo que consideran las necesidades de la Iglessia. La mayoría de ellos
llevan escritos eruditos documentos que leen. En esa reunión previa al cónclave
en el que fue elegido, Bergoglio dijo unas palabras improvisadas. Al acabar la
reunión, el Cardenal de La Habana le pidió que le dejase el texto. Bergoglio no
lo llevaba escrito y allí mismo, sobre la marcha, se las escribió a mano en un
papel. Las notas decían:
- Se hizo referencia a la evangelización[1].
Es la razón de ser de la Iglesia.
- "La dulce y confortadora alegría de evangelizar"
(Pablo VI).
- Es el mismo Jesucristo quien, desde dentro, nos impulsa.
1.- Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la
Iglesia la parresía[2] de salir de sí misma.
La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias,
no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las
del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la
ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.
2.- Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene
autorreferencial y entonces se enferma (cfr. La mujer encorvada sobre sí
misma del Evangelio). Los males que, a lo largo del tiempo, se dan en las
instituciones eclesiales tienen raíz de autorreferencialidad, una suerte de
narcisismo teológico. En el Apocalipsis Jesús dice que está a la puerta y
llama. Evidentemente el texto se refiere a que golpea desde fuera la puerta
para entrar... Pero pienso en las veces en que Jesús golpea desde dentro para
que le dejemos salir. La Iglesia autorreferencial pretende a Jesucristo dentro
de sí y no lo deja salir.
3.- La Iglesia, cuando es autorreferencial, sin darse cuenta, cree
que tiene luz propia; deja de ser el mysterium lunae y da lugar a ese mal tan
grave que es la mundanidad espiritual (Según De Lubac, el peor mal que
puede sobrevenir a la Iglesia). Ese vivir para darse gloria los unos a otros.
Simplificando; hay dos imágenes de Iglesia: la Iglesia evangelizadora que sale
de sí; la Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans (“La que escucha religiosamente la
Palabra de Dios y la proclama con confianza”. Traducción del transcriptor,
probablemente deficiente), o la Iglesia mundana que vive en sí, de sí, para
sí. Esto debe dar luz a los posibles cambios y reformas que haya que hacer para
la salvación de las almas.
4.- Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la
contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la
Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la
madre fecunda que vive de "la dulce y confortadora alegría de la
evangelizar"[3].
Afortunadamente, esas hojas, en
facsímil, son públicas y yo he podido encontrarlas y no puedo por menos que
copiar aquí lo que considero un tesoro.
Estas palabras me hicieron ferviente partidario de este Papa, por encima de las cosas secundarias que, más tarde, me han disgustado de él. Y hoy todavía prima, con gran diferencia, lo primero sobre lo segundo. Releer estas líneas renueva mi amor por él. Y creo que Francisco ha seguido y está siguiendo fielmente el programa de acción expresado en las líneas anteriores. Hay algunas frases acuñadas por él que son paradigmáticas de ese programa. Algunas de ellas son: “Debemos de hacer de la Iglesia un hospital de campaña”. “Los cristianos debemos ser facilitadores de la Gracia en vez de ser sus aduaneros”. “Hay que bajar a las realidades y no verlas desde arriba. No se puede ‘balconear’ ”. Etc., etc., etc. Y, tal vez por adentrarse en este programa, ha aparecido una tensión con el Papa, en cuestiones doctrinales, no económicas, por parte de los sectores de la Iglesia que la quieren autorreferencial. Esta tensión alcanzó, creo, su punto álgido con la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, que siguió a la clausura del sínodo de la familia. Muchos obispos y cardenales, así como muchos católicos, quieren ver en ella una vulneración de la sólida doctrina de la Iglesia sobre los sacramentos del matrimonio, la Eucaristía y la confesión. He leído y releído esta exhortación muchas veces intentando ver en ella esa vulneración. No la he encontrado por ninguna parte. Sí que hay en ella un acercamiento asintótico a ese límite. Acercamiento que nace de la necesidad de la Iglesia, expresada en las líneas programa que he citado más arriba, de acercarse a “las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia[4] religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”. Y eso da –a mí también me lo da– cierto vértigo. Pero si creemos en la acción del Espíritu Santo sobre la Iglesia y sobre el Papa, debemos hacer que nuestra confianza sea mayor, mucho mayor, que nuestros miedos y vértigos. Ha habido en la historia una enorme cantidad de Papas terribles y lamentables en sus conductas personales. Los hay que han robado, que han fornicado, que han matado, que han hecho cosas horribles. Pero ninguno ha ido, ni por asomo, contra el depósito evangélico mantenido en la Tradición sobre la doctrina de Cristo. Ni uno sólo. Francisco tampoco lo ha hecho hasta ahora y, fiado en el Espíritu Santo, no creo que lo haga. Pero determinados sectores creen que sí. Incluso que ya lo ha traspasado. He pedido a algunos que así lo creen que me señalen una frase de esa exhortación que traspase esos límites. Me han contestado vaguedades, pero nunca me la han señalado. Ha habido cardenales que le han pedido, casi exigido públicamente, al Papa que les aclare determinados puntos. El hecho de que el Papa les haya ignorado les ha enfurecido aún más. A mí me sorprende que no vean claras cosas que un pobre cristiano de a pie ve meridianamente con sólo leer el texto. Por eso este Papa ha recibido, recibe, y recibirá enormes críticas. Y me parece bien, porque la Iglesia ni es ni debe ser monolítica. Me parece bien siempre que esas críticas se mantengan los cauces que marca esa misma doctrina.
Creo que con esto he contestado, o al
menos así me lo parece, a por qué este Papa me parece que se sitúa entre los
mejores de la historia.
[1] Todos
los subrayados que aparecen aquí, lo están en el papel escrito a mano por el
entonces cardenal Bergoglio.
[2] La palabra “Parresía”
proviene del griego, y significa libertad para hablar, valentía, sinceridad,
alegría, confianza.
[3] Los
subrayados son de Bergoglio.
[4]
Acción y efecto de prescindir.
Muchisimas gracias, Tomás, por atender mi petición sincera. Eres para mí una referencia y lo leeré detenidamente. Sé que me va a hacer mucho bien porque hay unas cuantas cosas de Francisco que me han hecho daño: como cuando dijo que había cristianos que pensaban que, para serlo, había que tener hijos como conejos. Me cuesta perdonarle ese ataque a sus soldados de vanguardia.
ResponderEliminarPero te leeré dándote la autoridad que te has ganado ante mí y te comentaré.
Un abrazo.
Saludos de nuevo, Tomás.
ResponderEliminarExtraordinario simil el del acercamiento asintótico porque curva y asíntota solo llegan a tocarse en el infinito pero ¡pueden estar tan cerca! ¡tan cerca!
A mí también me produce vértigo pero también me lo produce la utilización de la fe como para reforzar posiciones políticas o morales previas a la fe y, por tanto, desarraigadas de ella. Y mucho de eso hay en las más feroces críticas al Papa.
Pero echo de menos el carisma y el nivel intelectual de San Juan Pablo II -este sí, para mí- uno de los mejores papas de la historia y el nivel intelectual de Benedicto XVI.
Por otra parte, creo que ese acercamiento asintótico del papa se traduce inevitablemente en cruces graves o muy graves a niveles inferiores y que, como te decía, sus mas fieles soldados de vanguardia, que no pueden o no saben matizar en ese espacio infinitamente pequeño entre curva y asíntota se sienten solos y despreciados.
Pero te concedo que los que de verdad importan son los alejados.
Muchas gracias por tu comentario, qye me ayuda, y ¡ojalá tengas razón!
Un abrazo fuerte.
Gracias a ti Atticus, por encomendarme. Sí, ya digo en el texto que uno de los defectos de Francisco es que es un bocazas. Sin embargo, quiero puntualizar un poco la afirmación a la que te refieres. No dijo que "había cristianos que pensaban que, para serlo había que tener hijos como conejos", sino que "para ser buen cristiano no era necesario tener hijos como conejos". Es parecido pero no es lo mismo. Y, bocazas aparte y formas desafortunadas de decirlo, en la esencia, tiene razón. De una manera correcta, ya dijo eso hace tiempo Pablo VI en la "Humanae vitae" cuando definió lo que se conoce como la paternidad responsable. Cada uno, según su conciencia, debe saber y decidir cuántos hijos debe tener y poner los mediso naturales para tener esos, y no más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tomás
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ResponderEliminarQuerido Aeropag:
ResponderEliminarCiertamente, durante años, estuve, como muchísimas personas, engañado por el infame Marcial Maciel. Pero muchas veces he reconocido mi error. Seguramente estoy hablando con una persona que no se ha equivocado jamás en su vida. Pero es en equyivocars, rectificar y dar la cara en dosnde están la sabiduría y el valor. Tal vez tú debieras dejar de esconderte en un pseudónimo, que significa falso nombre.
Pero yendo al asunto. ¿Qué tendrá que ver el culo con las témporas? Ignoro por que te parece un mal Papa el Papa Francisco, porque en vez de razonar, acudes a los argumentos ad hominem que son el razonamiento de la gente de mala voluntad. Pero, desde luego, tanto el Papa Benedicto, que fue el que destapó el asunto Maciel, como Francisco, han sido implacables con la pederastia de los sacerdotes y obispos, a pesar de lo que digan algunos cardenales que odian a Francisco porque no les parece suficientemente "ortodoxo" y no dudan en tergiversar la verdad para atacarle.
Así que, querido Aeropag, si quieres tener cabida en un aerópago serio, procura razonar en vez de usar argumentos ad hominem.
Un abrazo.
Tomás
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ResponderEliminarDe nuevo demuestras que no razonas. Todo empieza por un post mío con el que podrás o no estar de acuerdo, pero es un RAZONAMIENTO.
ResponderEliminarTú contestas ANÓNIMAMENTE, con sólo la mitad de la verdad que, como bien se sabe, es la mayor mentita y, además, estableciando una relación sin lógca que nada tiene que ver entre esa media verdad que constatas y el Papa Francisco.
Yo en mi respuesta constato un hecho: que te ocultas en un pseudónimo. Te concedo, irónicamente, es cierto el beneficio de ser una persona que jamás se ha equivocado y, por útimo, te aconsejo que si quieres discutir lo haces razonando, cosa que no haces ni por un segundo en ninguna de tus respuestas. ¿Tú que sabes si yo idolatro a la autoridad?
Y ahora te diré una cosa, jugando con la desventaja de mi hombría de dar la cara. Eres un cobarde que te escondes. No es argumento ad hominem, es consecuencia lógica de tu camuflaje. ¡Da la cara! Mientras no la des, no conestaré a ningún otro mensaje tuyo. Hasta nunca.
Tomás
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ResponderEliminarHay otras muchísimas cosas imputables a Francisco, pero habría que escribir un libro. Solo añadiré que es grotesco calificarle como uno de los mejores papas, cuando personalmente es faltón y maleducado, intelectualmente tiene una formación muy deficiente, teológicamente es la nada... Es simplemente una desgracia que tenemos que sobrellevar con resignación con la esperanza de que este papado pase pronto. La misión del papa es confirmar en la fe a sus hermanos y Francisco ha hecho todo lo contrario. Por dondequiera que va siembra la confusión, el lío y la división. El mismo reconoció que posiblemente será recordado como el papa que dividió a la Iglesia. Ahí tenía razón.
ResponderEliminar¡¡¡¡Ahhhhh!!!!! Entonces eres otro más de los vilmente engañados que te equivocaste. Exactamente igual que yo, que también dejé el Regnum Christi. ¿Qué te da derecho entonces a decir lo que dices de mí? Aceptaré tus disculpas. Yo a mi vez borro lo de cobarde, puesto que te has identificado.
ResponderEliminarTomás
Como nobleza obliga, introduzco yo tu comentario sobre el Papa Francisco que había borrado por haberlo visto antes de que te identificases.
ResponderEliminarTomás
Dijiste:
ResponderEliminarLa afirmación de que el papa Francisco es uno de los mejores de la historia la desmiente el hecho de que sus palabras son tan ambiguas y confusas que constantemente tienen que salir docenas de intérpretes que intentan explicar lo que ha dicho, pero nunca se ponen de acuerdo entre sí. Eso se llama sembrar la confusión, aunque tú utilices el eufemismo de las "asíntotas". En Amoris Letitia, por ejemplo, numerosos autores, tan cualificados como el cardenal Cafarra o el filósofo católico Robert Spaeman, han manifestado su perplejidad o incluso han llegado a decir que sus tesis son contrarias al magisterio de la Iglesia. No son enemigos de la Iglesia quienes dicen esto, sino estrechos colaboradores y amigos de los papas precedentes.
En concreto, la respuesta dada por el papa Francisco a la carta de los obispos de Buenos Aires relativa a Amoris Letitia y a la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar contradice frontalmente el magisterio de la Iglesia, pues admite que existen algunas circunstancias objetivas (por ejemplo, el hecho de que la nueva unión adulterina haya tenido hijos) en los que los divorciados vueltos a casar podrían comulgar. El papa se ha negado a aclarar estas confusiones y ni siquiera se ha dignado a recibir a los cardenales que le plantearon las famosas dubia. Este es el "diálogo" de Francisco.
Pero esto no es todo. Tenemos los extraños actos de culto a la Pachamama celebrados en el jardín del Vaticano y posteriormente en la propia basílica de San Pedro. Tenemos las ocurrencias y disparates que continuamente vierte en sus viajes de avión sobre todo. Y los siniestros colaboradores de los que se ha rodeado, como Leonardo Boff (reprobado por Juan Pablo II) y Jeffrey Sachs (proabortista). Pero a los cardenales que plantearon unas dudas legítimas, que muchos compartimos, no se ha dignado ni a recibirles. Tenemos también el extraño acuerdo con la dictadura china, en virtud del cual el Partido Comunista chino interviene en el nombramiento de los obispos. Aquí también se negó a recibir al cardenal Zen, que quería plantearle las inquitudes de la Iglesia en China, perseguida y mártir.
Afirmar que Francisco es uno de los mejores papas es, además, un insulto al papado. Si este es de los mejores, ¿cómo serán los demás?. Pero creo que más bien es una simple boutade, impulsada por el entusiasmo compulsivo y el culto a la autoridad que el movimiento Regnum Christi insufló a su desventurados adeptos.
Y, ahora, te contesto por última vez, porque no me merece la pena gastar un minuto más en esta ridícula conversación.
ResponderEliminar1º Acusar tú a Francisco de faltón es como de broma, ya que tú no has dejado de serlo desde el minuto 1 de esta charla.
2º Si a ti tu estancia en el Regnum Christi te inculcó un entusiuasmo compulsivo a la autoridad y un culto a la misma, ese es tu problema, no el mío. Aguanta tus traumas sin trasferirlos a los demás. Jamás he tenido ese culto y, si me conocieras, cosa que no haces (al menos yo no tengo ni idea ni ganas de conocerte) lo sabrías, como todos los que me conocen.
3º En ni un sólo momento en la Amoris Letitia se haba de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, por lo que decir eso es una calumnia comprobable.
Como me despedí en un comentario anterior, hasta nunca, Víctor Lozano, quien quiera que seas.
Tomás
¿Puedo decir algo?
ResponderEliminarAntes que nada, quisiera decirle a Aeropag que se ha equivocado completamente usando argumentos ad hominen que además no necesita utilizar porque se explica y argumenta perfectamente. Cuando el odio no te nubla, se te entiende muy bien.
Por otra parte, Tomás, creo que es incompatible afirmar al mismo tiempo que Francisco es un bocazas y uno de los mejores papas de la historia. En mi modesta opinión, una cosa no se compadece con la otra, por lo que parece solo una muestra de buena intención.
Por lo demás, creo que también despachas la Humanae Vitae y su afirmación de que todo acto de amor debe estar abierto a la vida recurriendo a una literalidad que simplifica todo en exceso. Habría mucho que decir ahi.
Quizá si te conformaras con defender que no es un mal papa, en vez de uno de los mejores de la historia, sería todo más sencillo.
Un abrazo fuerte, Tomás, y ¡Feliz Navidad a ambos!
Por supuesto que puedes decir algo Attikus y, además, eres muy bienvenido. Ciertamente Francisco no es perfecto. Es un bocazas y seguro que, además, tiene otros defectos. Pero, ¿hay alguien perfecto en este mundo? Sus imperfecciones no le hacen un mal Papa. No obstante, estoy de acuerdo en conformarme con decir que es un buen Papa.
ResponderEliminarPor otro lado, hace tiempo que leí la Humanae Vitae, y desde luego que todo amor debe estar abierto a la vida. Pero lo que deja claro en esta encíclica, si mi memoria no me falla, que puede que lo haga, es que Pablo VI no está en contra de la regulación de la paternidad/maternidad de manera responsable y siempre por métodos naturales. Y a eso es a lo que, siendo un bocazas, como he dicho antes, aludía con lo de que los cristianos no están obligados a tener hijos como conejos. Yo, que tengo ocho, no me siento molesto con esa frase, aunque entiendo que puede haber a quien le moleste. Pero no es contraria al Magisterio de la Iglesia. Y, desde luego, es falso que en la Amoris Letitiae, Francisco abra la puerta a que los separados vueltos a casar puedan acceder a la Eucaristía. Es falso y es calumnioso.
En cuanto a mi supesto "compulsivo respeto culto a la autoridad" no creo que quien lea el post anterior a eso en el que hablo del grave desacierto de Francisco cuando habla de economía, sea compatible con esa supuesta "compulsión". Te respondo a ti, Attikus, porque por nuestro intercambio epistolar te sé una persona respetuosa que, además, te has identificado a la priemera. Pero mi conversación con Aeropag, ha terminado.
Un saludo muy cariñoso y muy feliz Navidad Attikus
Creo que yo no me he identificado, Tomás, pero lo haré parcialmente porque hay una remota posibilidad de que me recuerdes. Nos conocimos una vez que viniste a Sevilla, a unas conferencias sobre ciencia y fe. La tuya fue seguida por una de Monseñor Mazuelos. No te habrá ocurrido muchas veces que fueran a escucharte tres generaciones de una misma familia y quizá recuerdes ese detalle. Era mi familia.
ResponderEliminarCreo que tengo todos tus libros -también Barioná- y El Señor del Azar me lo dedicaste. No tengo nada que ver con Regnum Christi.
Una vez me dijiste un piropo que llevo a gala: "¿Padre de siete hijos y empresario? Tú eres un héroe del siglo XXI". Por cierto que, no sin infinitas dificultades, tras dos crisis terribles y bien distintas, nuestra pequeña empresa de ingeniería sigue viva 27 años después, sin duda gracias a la providencia de Dios.
Como sé que eres una urraca que todo lo guarda y sobre el tema de este post, estoy leyendo ahora una verdadera joya de Javier Hdez Pacheco, catedrático de Filosofía, católico, recientemente fallecido por coronavirus con sólo 66 años que se titula "Elogio de las riquezas". Muy recomendable.
Un abrazo.
Hola Attikus:
ResponderEliminarGracias por identificarte. Te creía identificado porque te había confundido con otro participante que me mando una entrada con su mail para que le mandase un documento que ofrecía y con el que he tenido una fructífera conversación por fuera del blogg.
Por supuesto, me acuerdo de aquella charla y recuerdo que al terminar vinieron algunas personas a hablar conmigo. Pero no podría identificarte. En todo caso el piropo que te dije es cada día más cierto. ¡¡¡¡¡Un superhérroe del siglo XXI!!!!! Espero que vuestra pequeña empresa de ingeniería viva muchos años más y crezca como el grano de mostaza del Evangelio, para que en sus ramas puedan cobijarse muchas familias. Rezaré por ello.
No sé si conoces mis últimos libros:
- Al sueño de la muerte hablo despiesrto (BAC)
- Más allá de la ciencia (Palabra) Es una versión enormemnte más sencilla de "El Señor del Azar"
- ¿Existió realmente Jesucristo? (Palabra)
Te agradezco la referencia al libro del Prof. Javier Hernández Pacheco. Lo compraré y me lo leeré.
Un fuerte abrazo y mucho ánimo en tu camino heróico.
Tomás