12 de noviembre de 2008

Respuesta a dos entradas de Paco Cuéllar

Paco Cuellar ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Visión cristiana de la evolución": Señor Alfaro:Navegando por el Google me he topado con su interesante blog; al que me he puesto a leer empezando por sus primeros artículos para no tocar temas que de los que haya escrito anteriormente. Me refiero a “Visión cristiana de la evolución”. Y entro en el tema.Yo tampoco tenía claro lo del “azar” por eso era más lamarquista que darwinista (he de confesarle que a la hora de pensar en alguien que “dirija” la evolución, me parecía más razonable que esa dirección la tomasen los propios seres vivos, que un ser sobrenatural que lo mismo podría ser Dios, que Zeus, que Odín). Pero ahora tengo mucho más claro lo del “azar”.En su escrito dice que la Teoría Sintética afirma categóricamente que los únicos motores de la evolución son la adaptación al medio y el azar”. Yo más que hablar de “azar” hablaría de “diversidad”; en la que no cabe duda que azar juega un papel muy importante, pero no exclusivo. Normalmente, esa diversidad, las distintas especies, la obtienen de la “mezcla” de los genes de sus progenitores. Por ejemplo:Todas las mujeres son diferentes, y entre sus diferencias están mayor o menor facilidad en parir. Hay algunas que mueren de parto y otras que paren como extraordinaria facilidad (se les caen los niños de camino al hospital). Esta característica, como todas, se heredan de madres a hijas. Sin embargo, las mujeres de parto difícil tienen más dificultades en tener hijos (muchas mueren en el primer parto) que las de parto fácil, que pueden y de hecho tienen muchos más hijos que las anteriores. Esto hace que las mujeres de parto difícil vayan desapareciendo y las de parto fácil vayan siendo mayoritarias en la población. En definitiva este mecanismo demuestra que la especie humana evoluciona lentamente a tener partos tan fáciles como el resto de los mamíferos.Claro, todo esto siempre que el hombre no intervenga dificultando esta selección natural ayudando a parir a las mujeres con dificultades, mediante la cesárea (que no estoy en contra ni mucho menos, solo digo que la intervención humana en cualquier ámbito, no solo el humano, trastorna la evolución de los seres vivos: los animales evolucionan hacia la desconfianza y la vida nocturna por culpa de la caza, otros animales evolucionan hacia el “sedentarismo” por culpa de los zoológicos, etc).Respecto al azar, yo entiendo dos tipos: el que afecta a los genes y el que afecta el medio. Un ejemplo del segundo caso sería, la “mala suerte” que tuvo este planeta cuando hace 60 millones de años, cayó un meteorito que extinguió a los dinosaurios permitiendo la evolución de los mamíferos y con ellos al hombre. Si ese meteorito no llega a caer, los dinosaurios aún dominaría en planeta y quizás hubiesen evolucionado hasta llegar a un dinosaurio inteligente con sentimientos religiosos y convencido de haber sido creado por Dios a su imagen y semejanza.El azar que afecta a las mutaciones. Las mutaciones genéticas existen: las vemos en la formación de células cancerígenas, la acondroplasia, los distintos tipos de trisomías, monomías, etc. Este tipo de mutaciones las podemos considerar negativas.También existen mutaciones positivas. Si hay hombres blancos y hombres negros, es evidente que es debido a una diferencia genética que afecta, al color de la piel haciéndolas más aptas a zonas de diferente radicación solar. Si no se cree en la evolución, esto supone que se ha creado, al menos dos “Adan” y dos “Evas” de distinto color y si admitimos que existe evolución, una raza a evolucionado de la otra. Y dependiendo de cual raza consideramos que ha evolucionado de la otra, ¿podríamos decir que la evolución tiene como fin la aparición del hombre blanco o negro?.A tenor de lo anteriormente expuesto, yo no tengo ni idea del porcentaje de mutaciones positivas y mutaciones negativas hay respecto a un total; pero si hay un Dios que dirige la evolución, parece difícil de explicar como en ocasiones dirige las mutaciones de forma positiva para crear distintas razas y en otras ocasiones mutaciones negativas para. Por ejemplo, tener niños con Síndrome de Dawn.Por otra parte, también sorprende que si hay un ser inteligente que dirige la evolución, produzca órganos en los seres vivos que, aunque funcionen, no parecen la mejor solución de las posibles. Por ejemplo:¿Que sentido tiene que los machos de los mamíferos, entre ellos el hombre, tenga pezones o tetillas, si nunca va a dar de mamar?. Esto tiene explicación desde una evolución aleatoria, no desde una evolución dirigida.¿Que sentido tiene cruzar, a nivel de la garganta, el conducto que conduce aire de la nariz a los pulmones con el conducto que conduce alimentos sólidos y líquidos de la boca al estómago?. Esto, lo único que produce es que pueda entrar gases en el estómago o lo que es peor, líquidos y sólidos en los pulmones?.Si evacuamos sólidos, líquidos y espermatozoides. ¿No sería más lógico evacuar sólidos y líquidos por el ano y dejar el pene para evacuar espermatozoides exclusivamente y así evitar que estos vallan “manchados” de orina?.¿Que sentido tiene ponerle alas a un ave como el avestruz, para que luego no vuele? Y ¿que sentido tiene crear un ave como un pingüino para que viva bajo el agua?; es como crear algo tan absurdo como un avión submarino.Le podría poner miles de ejemplos que aunque funcionen y sean una maravilla, solo tienen lógica porque han surgido del azar y se han adaptado al medio donde viven.Como me he extendido mucho, del alma le preguntaré en otro escrito.



Paco Cuellar ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Visión cristiana de la evolución": Sr Alfaro, continúo con el asunto del alma.En su escrito dice que “La ciencia sólo puede hablar con autoridad de lo que se puede tocar, pesar o medir y, por lo tanto, el alma cae totalmente fuera de su esfera de conocimiento”.Como sabrá la palabra “alma” es de origen latino, viene de “anima” y se definía como aquello que hace a los seres vivos, seres “animados”, dotados de ánima o dotados de alma. El mismo origen tiene la palabra “animal”; por lo tanto, se les consideraba dotados de alma al igual que a los humanos.Desde este punto de vista, aunque la ciencia no la puede tocar, pesar o medir, si que puede tener constancia de su existencia a través de los siguientes requisitos:- El alma el algo que tienen los seres vivos- El alma es algo de lo que carecen los seres muertosLuego se puede definir al alma como: La diferencia que hay entre un ser vivo un segundo antes de morir y ese mismo ser vivo un segundo después de morir.Al caer el alma en manos de los cristianos, se la negaron a los animales y la reconocieron como “hecha a imagen y semejanza de Dios” (Dios hizo al hombre con un alma a su imagen y semejanza y con un cuerpo a imagen y semejanza al de los chimpancés).¿Podría la ciencia constatar la existencia de este “alma cristiana”, sin tener que tocar, pesar o medir, como ha hecho con el “alma greco-latina”?. Pues planteemos unos requisitos como lo hemos hecho anteriormente:- El alma es algo que tiene el hombre como Stalin o Hitler,- El alma es algo que tiene el hombre como Gandi o Luther King- El alma es algo de lo que carecen los animales- El alma es algo hecho a imagen y semejanza de Dios.Si analizamos detenidamente esto, llegamos a la conclusión de que el alma cristiana no existe, porque sería imposible que cumpla las cuatro condiciones anteriores.Por todo ello se puede considerar la invención del alma como un pretexto, vacío de contenido, para considerar a los humanos “seres especiales”, “seres elegidos”.



Le contesto:

Estimado Paco:

Interesante y profunda entrada a la que paso a contestar. No se trata de polemizar, sino de dialogar:

1º Sobre la evolución. Me alegro que al leer mi artículo te haya quedado más claro lo del azar y hayas dejado aparte lo del lamarckismo. Al redescubrirse Mendel hacia el 1900, el lamarckismo dejó de considerarse válido porque no hay ningún mecanismo que pueda hacer que un carácter adquirido y no heredado por un individuo, de la forma que fuese, se transmita a la descendencia. Son las mutaciones “al azar” las que hacen que los caracteres físicos cambien. Como bien explicas con el parto, aquellos cambios que, aparecidos por “azar” hacen el parto más fácil, dan una ventaja a la hembra que los tiene y se transmiten más a la descendencia. De esta forma, la especie va evolucionando, como dice la teoría sintética y tú explicas bien, mediante el azar en las mutaciones y la adaptación al medio de las características resultantes de esas mutaciones. Es cierto que el lamarckismo puede sonar más razonable, pero parece que es falso.

Te preguntas si Dios (o Zeus, u Odín, me da lo mismo el nombre que le demos) dirige las mutaciones. Mi opinión, que es indemostrable, tanto para afirmarla como para negarla, es que Dios no interviene “nunca” ni en las mutaciones buenas ni en las malas. Ahora puedo explicar por qué la palabra “azar” y “nunca” las pongo entre comillas. El 99,99% (pongo ese porcentaje a título de ejemplo, significa la inmensa mayoría) de las mutaciones se producen, al azar. Dios sólo interviene en algunas mutaciones, poquísimas en número, que van conduciendo a las especies vivas hacia el cuerpo físico del ser humano. Si tienes la paciencia de seguir hasta el final con la lectura de la serie Dios y la ciencia verás cómo esto lleva a un ser como el Homo Sapiens que es un animal que, antes de tener la inteligencia, es absolutamente inviable. Un cerebro desproporcionado, pero necesario para recibir 300.000 años más tarde la inteligencia, y una glotis muy rara, que produce, como tú dices, atragantamientos, pero que es necesaria para el habla, es decir para comunicar ideas inteligentes. Pero en los 300.000 años de existencia del animal homo sapiens hasta que recibe la inteligencia, esas características eran antievolutivas. Los animales que las tuviesen, se hubiesen extinguido. ¿Por qué el homo sapiens sin inteligencia no se extinguió? Tú mismo das la clave, porque hay un “azar” en el medio externo, la suerte, que también “siempre”, Dios deja que actúe aleatoriamente. Pero para el homo sapiens interviene muy excepcionalmente en este azar del medio externo para que no se extinga hasta que tenga inteligencia. Digamos que el homo sapiens sin inteligencia es un animal tan cuidado por Dios para que no se extinga, como un caballo de carreras está cuidado por su criador para que sobreviva. Si no fuese así, dejado en el monte, la raza de los caballos de carreras se extinguiría inmediatamente. Esta creencia mía no es gratuita. Si uno ve una manada de caballos de carreras por el monte, puede deducir que tiene que haber alguien que cuide de ellos. Lo mismo si la ciencia nos dice que han existido durante 300.000 años homo sapiens sin inteligencia, tienen que tener un criador. Repito que todo esto lo verás explicado en la serie Dios y la Ciencia. Por eso, los órganos que no son necesarios para la supervivencia pero que tampoco son letales, van desapareciendo como los ojos de los topos y otros ejemplos que pones. Esta puerta abierta a la intervención excepcional de Dios para dirigir alguna mutación no es, como he dicho anteriormente demostrable. Pero es inmensamente más plausible para explicar la existencia del ser humano. Por otro lado, Darwin, admite que aunque la mayoría de las mutaciones se producen al azar, esta regla no tiene por qué ser así siempre. Los darvinistas posteriores han resultado ser más darvinistas que Darwin.

Pero Dios sólo actúa por excepción. No “ordena” cada mutación y, por lo tanto hay mutaciones buenas y malas, como tú bien dices, pero no ordenadas por Dios, ni una sin otras. Señalas. Y es una de las cuestiones más graves que se ha planteado nunca la humanidad el problema del mal y del sufrimiento. ¿Por qué un Dios al que los cristianos tenemos por bueno, permite (que no ordena) el dolor y el mal? Es un problema espinosísimo que requeriría muchas páginas sólo para dar algún apunte. Te sugiero la lectura de una entrada mía reciente que se titula ¿Dónde estaba Dios en Auschwitz?

2º Sobre el alma. Vamos a los griegos. Efectivamente, los griegos (Aristóteles, en concreto) atribuían alma a los animales, pero era un alma mortal. Sin embargo, el mismo Aristóteles, con razonamientos que no vienen al caso pero, evidentemente, muy aristotélicos y que parten de la constatación de la naturaleza racional única en el ser humano, distinguía entre el alma mortal de los animales y el alma de los hombres. Aún más, para Aristóteles había otro tipo de alma, la de las plantas. Distinguía, por tanto tres almas diferentes, vegetativa, sensible y racional. Como tú bien dices, para los griegos, el alma explicaba la vida, paro cada una un tipo de vida. Para ellos el alma humana era distinta e inmortal, si no de forma individual, sí de forma colectiva, porque era necesaria para explicar la racionalidad y el ansia de eternidad que nos habita. Y santo Tomás, que adopta a Aristóteles y lo amplia, no niega el alma mortal –vegetativa o sensible– y, por supuesto, acepta el alma inmortal racional humana, con una inmortalidad personal. Se basa para ello, precisamente, en el hilemorfismo de Aristóteles según el cual el alma es la forma y el cuerpo la materia. La gran aportación de santo Tomás es la fundación de la teología natural que engloba y expande sin contradecirla la filosofía de Aristóteles, cosa que no pudo hacer el Islam en donde ese proceso de integración terminó con el exilio y ostracismo de Averroes.

Pero la ciencia ha llegado a ver que para explicar la vida, no es necesario recurrir otra cosa que la química. En la serie de Dios y la ciencia hablo de la aparición de la vida. Es química compleja. Tan compleja que es muy difícil (prácticamente imposible, según parece) que haya surgido por puro azar. Una vez más parece necesario un azar “ayudado” para que la química se organice en vida. Pero no es necesaria un alma vegetativa ni sensible. Por eso, hoy día se desecha el alma de plantas y animales, no por el cristianismo, sino por razones científicas.

Sin embargo, la ciencia no puede explicar por emanación de la materia ni la inteligencia ni el ansia de subsistencia. La inteligencia es un chispazo brusco que no aparece por un lento proceso evolutivo, sino altamente disruptivo. Cuando se le quiere dar una explicación a esto, ésta suele ser pueril. Cito el texto de una de estas explicaciones. Es de Ian Tattersall, director del departamento de antropología del Museo Americano de Historia Natural. Dice así:

[...] resulta asimismo cierto que H. Sapiens constituye el protagonista de algo insólito. [...] debemos considerar la aparición de algo totalmente inesperado [el pensamiento simbólico] gracias a una casual coincidencia. Pero podemos afirmar que nuestro linaje pasó a disfrutar de un pensamiento simbólico desde un estado precedente no simbólico. La única explicación verosímil es que, con la llegada del H. Sapiens anatómicamente moderno, las exaptaciones previas se combinaron por azar con pequeños cambios genéticos, creando un potencial sin precedentes. No podemos dar por completo este relato pues los humanos anatómicamente modernos siguieron siendo arcaicos [sin pensamiento simbólico] durante mucho tiempo antes de adquirir un comportamiento moderno. [...] No podemos afirmar con seguridad en que consistió la innovación de marras.

No suena muy convincente para explicar algo tan insólito, totalmente inesperado y con un potencial sin precedentes, como el fenómeno de la inteligencia, ¿no? Decir que fue por una casual coincidencia, aparte de caer en una redundancia, es como decir que si nos encontramos una casa en medio del desierto, se ha hecho porque un avión cargado de ladrillos dejó caer su carga sobre el desierto y por una casual coincidencia, cayeron formando una casa. Suena un poco a coña. Mucho menos puede la ciencia decir de dónde nos viene ese ansia de permanencia que alienta en los seres humanos. También cito un interesante argumento de C. S. Lewis al respecto:

“Y ahora, otra cosa sobre los deseos. Un deseo puede llevar a falsas creencias, te lo concedo... Pero ¿qué sugiere la existencia del deseo? Una vez me impresionó una frase de Arnold: “Tener hambre no prueba que tengamos pan”. Pero lo que es seguro, aunque no prueba que un hombre concreto no tenga “comida”, sí prueba que existe la comida. P. ej. si fuéramos una especie que no comiera normalmente, que no estuviera diseñada para comer, ¿sentiríamos hambre? Dices que el mundo del materialismo es “feo”. Me pregunto cómo has descubierto eso. Si tú realmente eres fruto de un mundo materialista, ¿cómo es que no te encuentras a gusto en él? ¿Se quejan los peces del mar por estar mojados? Y si lo hicieren, ¿no sugeriría fuertemente este mismo hecho que no hubieran sido siempre criaturas acuáticas? Date cuenta de cómo continuamente nos sorprendemos del paso del Tiempo. (“¡Cómo vuela el tiempo! ¡Parece mentira que fulanito ya sea tan mayor y se case! ¡Casi no puedo creerlo!”). En nombre del cielo, ¿por qué? A menos que, en realidad, haya algo en nosotros que no sea temporal...”.

No comparto tu argumento de la imposibilidad de que el alma cumpla con las que llamas cuatro condiciones. El alma es algo que tienen Hitler, Stalin, Gandhi y Luther King y tú y yo. El alma intelectiva es algo de lo que obviamente, carecen los animales, pues no tienen inteligencia y no veo por qué Dios no puede hacer, si existe, un alma a su imagen y semejanza. Esa alma a imagen y semejanza de Dios tiene, precisamente por eso, libertad y puede, por tanto, usar esa libertad mal, como Stalin y Hitler, bien como Gandhi y Luther King y regular, como yo. A ti te dejo que te catalogues donde quieras. Que exista o no Dios es otra cuestión distinta a la del alma. A ella intento responder en mi serie Dios y la ciencia. Como digo en ella, no pretendo demostrar nada en esa serie, pero sí argumentar por qué me parece inmensamente más probable, a la vista de lo que la ciencia nos dice sobre el universo y el mundo, que Dios exista que que no.

Por esto, tu frase final; “Por todo ello se puede considerar la invención del alma como un pretexto, vacío de contenido, para considerar a los humanos “seres especiales”, “seres elegidos””, me parece que llega a conclusiones dudosas sobre premisas insuficientes. Porque, además, sí que somos unos seres especiales. ¿O hay en la tierra algún otro ser que pueda tener un cambio de impresiones como éste? ¿O que pueda anhelar un mundo más justo o más bello? Sólo nosotros. No sé si somos elegidos pero, desde luego que somos especiales y esa “especialidad” requiere una explicación que ninguna interpretación simplista de la ciencia puede dar.

Vuelvo a darte las gracias por el esfuerzo de lectura de mi blog que has iniciado y que espero tengas la paciencia de llevar a término. También por tus interesantes y agudos comentarios que han dado pie a este interesante cambio de impresiones. Te sugiero, no obstante, que alteres el orden de lectura y leas del tirón la serie Dios y la ciencia.

Siempre a tu disposición para continuar con este cambio de impresiones.

Un muy cordial saludo.
Tomás Alfaro Drake.

2 comentarios:

  1. Tomás, eres un fenómeno..

    pedromr

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  2. Amigo Tomás:

    Tampoco es mi intención polemizar. Entre nosotros hay una simple discrepancia debido a lógicas dudas por nuestras respectivas partes: tu dudas que mutaciones al azar en los genes produzcan una evolución en una dirección positiva y yo dudo en que la evolución pueda ser dirigida por un ser sobrenatural.

    En mi anterior escrito, debido a la complejidad del tema y para no extenderme demasiado, solo hice una aproximación a tu duda sobre este asunto. Ahora, trataré de explicarme mejor.

    Es cierto que cuando hablamos de mutaciones al azar, la inmensa mayoría son negativas; pero los propios organismos vivos tienen recursos para neutralizar buena parte de ellas. Si los seres vivos han desarrollado mecanismos para defenderse del frío, del calor, de los predadores, etc, no es de extrañar que tengan mecanismos para reducir el efecto de mutaciones no deseadas.

    Una parte de esas mutaciones producidas al azar son neutralizadas porque se producen en genes “basura”; genes que no realizan ninguna función. Otras mutaciones son neutralizadas porque afectan a nucleótidos que no alteran su codificación natural de aminoácidos (son necesarios varios nucleótidos para codificar un aminoácido y la mutación de uno de ellos no altera el trabajo del conjunto). Otras mutaciones son neutralizadas porque, aunque lleguen a afectar seriamente a un gen, este es sustituido por el homólogo que tiene de reserva. Y me explico:

    Los seres vivos tenemos los genes duplicados; tenemos dos juegos de genes: uno que heredamos de nuestro padre y que llega hasta nosotros a través de sus espermatozoides y otro que heredamos de nuestra madre y que llega a nosotros a través de su óvulo. Esta es la forma en que cada uno de nuestros progenitores nos transmiten sus características. Así pues, tenemos los genes duplicados; nuestro padre nos ha transmitido el color de sus ojos y nuestra madre el color de los suyos, por ejemplo. Si ambos nos trasmiten un mismo color de ojos, se dice que somos homocigóticos respecto a los alelos que definen el color de los ojos y nuestros ojos serán del color que nos hayan transmitido. Pero si cada uno de ellos nos transmite colores de ojos diferentes, uno tomará el carácter dominante (y será en que se refleje en nuestro aspecto exterior) y el otro el carácter recesivo (y aunque no se refleje en nuestro aspecto exterior, lo llevamos y lo podemos transmitir a nuestros hijos; por eso se da el caso de hijos con ojos azules cuando ninguno de los padres tiene ese color de ojos). No se si me explico. Por ejemplo: el padre tiene los ojos negros y porta los genes de los ojos negros (dominante) y el gen de los ojos azules (recesivo) cada uno heredado de cada progenitor. La madre tiene los ojos marrones y porta el gen de los ojos marrones (dominante) y el gen de los ojos azules (recesivo). El padre transmite a su hijo el gen de los ojos azules que tenía recesivo y la madre también, el resultado es un niño con los ojos azules.

    Bueno, no es exactamente así, pero abrevio para no hacer la explicación muy extensa.

    Pues bien, cuando una mutación afecta a un gen, en la mayoría de las ocasiones, ese gen adquiere el carácter de recesivo y lo sustituye el gen normal. Así la mutación queda neutralizada. La demostración de que esto es cierto lo explico a continuación con el siguiente ejemplo:

    Cuando he dicho que todos los genes tiene repuesto, no es del todo cierto (siempre simplifico para no extenderme). En la mujer ocurre así pero en el hombre no. Los genes, en el momento de la división celular, se agrupan en cromosomas. Los humanos tenemos 23 pares de cromosomas que recogen todos nuestros genes; cada juego de 23 cromosomas lo heredamos de cada progenitor. El par de cromosomas número 23 recoge los genes de nuestro sexo. La mujer tienen dos cromosomas “X” (XX) y el hombre un cromosoma “X” y un cromosoma “Y” (XY). Se llaman así estos cromosomas por el aspecto que tienen. Pues bien, si nos fijamos, al cromosoma “Y” del hombre le falta una “patita” para ser idéntico al cromosoma “X”; luego los genes que están en esa “patita” del gen “X” no tienen homólogos en el cromosoma “Y”. En esa zona suelen aparecer los genes que provocan enfermedades como la hemofilia, la calvicie o el daltonismo y cuando afectan a la mujer se convierten en recesivos y son sustituidos por los genes normales del otro cromosoma; pero cuando afectan al hombre, como al cromosoma “Y” no tiene esos genes, no pueden relevar a los genes enfermos; por eso, esas enfermedades son mucho más frecuentes en hombre que en mujeres. Para que afecten a las mujeres tienen que estar dañados ambos pares de genes, lo que es mucho menos frecuente.

    Bien, ya hemos visto que muchos genes mutados aleatoriamente son neutralizados de estas tres formas
    1) por que afectan a genes que no tienen utilidad (genes basura)
    2) por que, aunque afecten a un nucleótido, no afecta al gen
    3) porque si afecta al gen este es sustituido por su homólogo.
    Pues aunque la mutación supere esas tres barreras y logre manifestarse en el fenotipo (aspecto exterior) del ser vivo aún hay otros mecanismos que las neutralizan

    1) mucha mutaciones van acompañadas de esterilidad; por lo que no pueden transmitirse a ningún descendiente.
    2) La selección natural. Si la mutación produce una gacela de 3 patas, el león se la comerá con facilidad no permitiendo que tenga descendientes. Si produce un enano, un hemofílico, un “Sindrome de Dawn” (trisomía 21) tienen dificultad en encontrar pareja que les facilite el tener hijos.

    Así, aunque las mutaciones al azar sean “negativas” sean más numerosas que las “positivas”, son escasas con respecto al total de la población.

    Una vez explicado la forma de neutralizar mutaciones “negativas” ¿cual es el mecanismo de la evolución?. Pues, existe una evolución lenta producido por la mezcla de características genéticas de los progenitores, como te explicaba en el caso de las capacidades de parto de las mueres. Y también hay unos saltos evolutivos producidas por las escasas pero existentes mutaciones “positivas”. Por ejemplo ¿como fue la mutación del simio protohumanoide a los primeros humanoides?. Aún no se sabe con certeza; pero el profesor Francisco J. Ayala, antiguo asesor científico del ex-presidente Clinton, ha expuesto la siguiente teoría:

    Los chimpancés tienen 24 pares de cromosomas y el hombre 23; sin embargo comparten el 99% de sus genes. ¿Como es posible?. El par de cromosomas 2 de los humanos, es la suma de los cromosomas 2 y 3 de los chimpancés. Probablemente, hace unos 5-6 millones de años, un simio africano tuvo un descendiente con una mutación que afectó al gen “fin de cromosoma 2" de forma que el cromosoma no se cerró y empalmó sus genes con los siguientes. El resultado fue un simio mutante que caminaba anormalmente erguido y que vivía en un territorio con poco arbolado; pero que esa “malformación” supuso una ventaja ante el resto de los simios de su grupo porque les permitía ver antes a los depredadores que se ocultaban en la hierbas altas y porque le permitía tener las manos libres para coger más comida que el resto (que necesitan apoyar las manos en el suelo para caminar). Estas ventajas le hacían un “buen partido” para los miembros de su otro sexo, lo que le facilitó tener descendencia que heredaron esa característica.

    En la actualidad vive un curioso chimpancé. Se llama Oliver (http://fogonazos.blogspot.com/2007/11/oliver-el-chimpanc-humano.html) camina simepre erguido y tiene un aspecto extrañamente humano. Tiene 24 pares de cromosomas como cualquier chimpancé. Esto desbarata la teoría de Francisco Ayala sobre la unión de 2 cromosomas; pero, aún que no sea esta mutación la que hace caminar erguido a un chimpancé, es un hecho que camina erguido y aún nadie se ha preocupado cual es la verdadera mutación que provoca esta peculiaridad. Me gustaría saber que hubiese pasado si Oliver hubiera nacido en el hábitat adecuado donde caminar erguido sea una ventaja y lo hubiesen dejado a su aire.

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