Pedro MR envía un comentario terciando en la charla con Anónimo (ver dos entradas más abajo). Dice:
¡¡INMADURO!! Realmente era difícil encontrar una palabra menos adecuada para definir a Tomás Alfaro, al que "sólo" conozco por sus obras y, sin embargo, le aprecio.
Lo mejor de todo es que, como no podría ser de otra manera, no le hayas dado con tu "inmaduro" curriculum en la cabeza.
Sin embargo, una propuesta de análisis quisiera hacerte:
¿no crees que el existencialismo también ha contribuido, sin quererlo, a generar un esfuerzo de contestación muy interesante en el cristianismo? ¿que han surgido movimientos y realidades eclesiales que son, de alguna forma, una respuesta?
¿No crees que el existencialismo ha obligado también a muchas personas a hacerse preguntas radicales que no tienen otra respuesta que El Misterio, que a Dios hecho hombre, y que, sin quererlo ha llevado a muchos hombres a madurar su fe?
Fito y Fitipaldis dice en una de las canciones de su último disco:
"puede ser que la respuesta sea no preguntarse el porqué,
perderse por los bares donde se bebe sin sed"
Pues yo creo que el existencialismo ha hecho que algunas personas, pasando por esto, hayan llegado a Jesucristo.
Pedro MR.
Le contesto:
Lo primero agradecerte tu apoyo. Aunque, como dije en mi primera respuesta, no me asusta lo de inmadurez. Ya dije allí que hay cosas en las que me gusta ser inmaduro y que, además, en eso de la madurez buena, todos estamos a medio camino porque nunca se llega a la meta. Aún así, siempre se agradecen los apoyos morales.
Yendo a la interesante propuesta de análisis que planteas.:
Estoy parcialmente de acuerdo contigo. Me explico. A veces, la única manera de salir del hoyo es tocar el fondo. El fondo de la náusea y del sinsentido. O dicho de otra manera, Dios, puede acabar sacando bien del mal. Me encanta una frase de Tolkien en una carta a su hijo, en la que dice:
"Todo lo que sabemos, y en gran medida por experiencia directa, es que el mal se afana con amplio poder y perpetuo éxito... en vano: siempre preparando tan sólo el terreno para que el bien brote de él".
Sin embargo, creo que aunque mucha gente haya tocado fondo "gracias" al existencialismo y esto les haya hecho buscar denodadamente un sentido que de otra manera tal vez no hubiesen buscado, otros, se han quedado en el fondo. Desde luego, no hay fe madura si no se ha cuestionado antes, (en esta madurez sí que me gustaría progresar rápidamente) y el existencialismo puede haber jugado ese papel. Pero el cuestionamiento de la fe no tiene por qué pasar necesariamente por su negación ni, mucho menos, por la desesperanza. Y de la fe madura surgen, como tú dices, movimientos eclesiales renovadores que no pueden surgir de una fe de costumbre y, sobre todo, el encuentro con el Misterio y con Cristo.
Pero creo que, en conjunto, Sartre ha hecho más daño que bien.
En cuanto al existencialismo, conviene puntualizar que el existencialismo es una corriente de pensamiento que en forma alguna implica la negación de Dios. Si me obligasen a contestar, diría que el auténtico padre del existencialismo fue Kierkegaard, que era profundamente cristiano, si bien con un cristianismo triste y pesimista. Pero también Gabrial Marcel era existencialista, también cristiano y, éste, con una visión positiva, alegre y viva del cristianismo basado en el encuentro con el otro y con el Otro. De forma incomprensible, al menos para mí, el "coro de los grillos que cantan a la luna" ha endiosado a Sartre y ha preterido a Marcel.
Así que mi escrito del otro día no pretende denostar el existencialismo, pero sí decir que su versión atea es fuente de desesperación. Hoy quiero añadir, gracias a tu sugerencia que es cierto que en determinados casos puede ser la raíz de un renacer a la esperanza tras la náusea y que hay otra cara del existencialismo que convendría reavivar.
En el final de la entrada dedicada a Simone de Beauvoir que dio pie a esta polémica, publicaría algo para intentar explicar, a mi modo, cómo hemos llegado a esta situación. Estoy en ello.
En cuanto a Satre, en un libro mío recientemente publicado por la BAC, "Al sueño de la muerte hablo despierto; cartas a poetas muertos", le "escribo" una carta que creo que dista mucho de ser rencorosa, aunque sí sincera, como debe ser el amor de verdad.
En fin Pedro, perdona el rollo, muchas gracias por tu entrada, por el apoyo, pero, sobre todo, por la reflexión.
Tomás Alfaro Drake
11 de enero de 2008
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